La salamandra es un monstruo mitológico y símbolo básico de la alquimia. Se la supone capaz resistir e inclusive apagar los fuegos más ardientes. El origen de este mito podría originarse en su condición de anfibio, y que como tal, vive parte de su vida en el agua y parte en la tierra (elementos alquímicos), en particular en zonas húmedas como bosques. Debido a esto último, suele ser común encontrar estos animales entre la leña húmeda, y que salgan huyendo al arrojar ésta al fuego (otro elemento alquímico).
Otras peculiaridades de este animal son su asombrosa (y aparentemente mágica) capacidad de regeneración de miembros amputados; además de segregar su piel una sustancia blanca y espesa, que en contacto con zonas sensibles como boca, nariz y ojos, produce irritación, lo que le da erróneamente la fama de animal venenoso. Se creía que tocarla era fatal.
Otras peculiaridades de este animal son su asombrosa (y aparentemente mágica) capacidad de regeneración de miembros amputados; además de segregar su piel una sustancia blanca y espesa, que en contacto con zonas sensibles como boca, nariz y ojos, produce irritación, lo que le da erróneamente la fama de animal venenoso. Se creía que tocarla era fatal.