Jaime Canelas López (1927-1961), poeta cochabambino, impulsor del
movimiento Gesta Bárbara, en su segunda generación. Murió a los 33 años. Su
amigo, Edmundo Camargo, otro de nuestros poetas fallecido muy joven, lo
recuerda “montando su blanco caballo que al galope recorría los verdes campos
de Paucarpata rumbo a las faldas del Tunari, a los sembrados y pesebres de
Pairumani o a la pintoresca ciudad de Quillacollo…” (1961:VII).
En el poema 5, el poeta cochabambino Jaime Canelas López, a
manera de juglar, nos narra la historia de amor de un rey “distinto”, alegre, del
cual dice ser su amigo. Este poema, una verdadera utopía naturalista, solo
podía escribirla alguien que vive y conoce el valle; es la sensibilidad del escritor
con el paisaje y naturaleza valluna que leemos en este hermoso texto. Para
evidenciarlo, permítanme algunos apuntes sobre rasgos bioclimáticos de la
naturaleza y paisaje valluno que aparecen.
¿Cómo es el rey alegre? Tiene la estatura del jacinto, llamada
así en la zona de Paucarpata, donde residía, a una planta larga, con flores de
agraciado color ciclán.
Sin la lluvia la vida no podría reproducirse en el valle, con ella el
júbilo ilumina Cochabamba y su entorno; ahí radica la fuente del poder real. Es
la voz de mando en el valle, pero es un poder productivo y alegre. Más aun,
nuestro rey, en un vozarrón cariñoso, canta y ríe como un terebinto, esa
noble especie forestal del valle, injerto de molle en sauce, que por lo demás retrata
nuestro mestizaje. Y cuando el rey se enoja, el granizo es la expresión de su
dominio, poder y jurisdicción. Efectivamente, en el imaginario popular, el
granizo es señal del mal humor de las divinidades.
La estación de la primavera en el valle es la bendición, pues el benigno
clima emerge vistoso. Por eso, en la narración aparece como el obispo del
reino. Por su parte, el verano seguramente es el mejor periodo del valle en el
año: la temporada de lluvias se halla en su esplendor, las diversas cosechas
emergen, la gente modifica su humor, como Adela Zamudio lo describió
brillantemente en más de uno de sus cuentos. Su rol como padrino de la novia,
por tanto, es fundamental.
La tarde valluna es el mejor momento del día; la luminosidad del sol
cochabambino es brillante, pura y limpia, el paisaje es reluciente y
cautivante. De esta manera, solo podía ser la novia del rey alegre. Asimismo, un
momento áureo y musical del día valluno es inmediatamente a la salida del sol,
la luz sonrosada emergente, la aurora; digna de acompañar con un “canto íntimo”
la forja del anillo de bodas. Y el poeta lo sabía.
El Rocha, principal río del valle cochabambino, es el padre de nuestra
futura reina, la tarde valluna. De ahí venimos, del agua, nuestros antepasados
decidieron vivir aquí, en las riberas del “Jatun Mayu” y sus innumerables
tributarios, lagunas, vertientes.
Canelas asocia el árbol con la justicia; claro, es la sabia imponencia
del árbol valluno, que beneficia por igual, a ricos y pobres, hombres y
mujeres, indios, cholos y criollos. El poema destaca a un tipo de especies
arbóreas y arbustivas del valle cochabambino, los frutales; diversos en tamaño
y forma, con frutos multicolores, sabrosos, seductores. Por ello es hermana de
la tarde valluna, la novia del rey alegre. Pero también aparece el árbol de magnolia,
especie forestal distribuida en toda América, y muy popular en los jardines y
huertas de la ciudad de Cochabamba y entorno; es famosa por la fragancia de su
flor blanca, profunda, seductora, embriagante, seguramente así era la guitarra
del rey. Por otro lado, el rey alegre anuncia su boda desde un balcón de olivo,
árbol noble, muy productivo, de larga duración, que los españoles trajeron al
valle.
“Traje dominguero”, se llamaba entre los sectores populares en los 60’s,
al hecho de vestir el mejor traje que uno tenía, durante ese día de descanso.
Nuestro elegante soberano, viste “todo un tiempo de domingo”.
De Cochabamba y su paradisíaco valle, que cautivó a poetas, escritores y
amantes, solo queda en nuestra memoria. Del rey alegre solo tenemos su “recuerdo
exquisito”. Pero, como en todo hermoso recuerdo, guardado en el rincón del
olvido, puede resurgir en cualquier momento, depende de nosotros.
5
JAIME CANELAS
LOPEZ
Este era un rey que tenía
cien vidas de regocijo.
Montado en blanco caballo,
consocio del optimismo.
Su alcázar no era de roca.
Su reino no era finito.
Este era un rey que tenía
la gracia de ser distinto.
Cuarteles hechos de risa
con ejércitos de niños.
Su voz de mando era lluvia.
Su potestad fue granizo.
Tenía un mundo de seres
bajo su vasto dominio,
subyugados con el yugo
de su inefable cariño.
Pues si era grave la ofensa
porque impartía castigo,
la enormidad de su dicha
sellaba más compromiso.
Este era un rey que vestía
todo un tiempo de domingo.
Tal vez la crónica
nueva
no registre su destino.
Pues se olvida lo que es puro,
si lo impuro está en su sitio.
Sus árboles eran jueces.
La primavera su Obispo.
Este era un rey que tenía
la gracia de ser distinto.
Cuando cantaba o reía
su voz era un terebinto.
Su guitarra una magnolia.
Su estatura de jacinto.
Cuando la corte obsequiosa
le hizo forjar un anillo,
las campanas de la aurora
plañeron un canto íntimo.
Y el rey anunció sus nupcias
desde el balcón de un olivo.
Su novia fue, si no sabes,
la tarde de sol y armiño.
Hermana de los frutales
Primogénita del río.
Verano fue, si no sabes,
su padrino de bautizo
Cuando la historia del mundo
caiga al fondo del abismo.
Cuando del vientre del cosmos
surja un mundo más cumplido.
La imagen del Rey alegre
será un recuerdo exquisito
Se contarán sus anécdotas
todas en tono festivo,
aunque tal vez haya alguno
que crea que esto es ridículo.
¡Este era un rey de quien tuve
la suerte de ser su amigo.
(De “Romance del Rey Alegre y otros poemas”. En Las
Transfiguraciones. 1956. Pp. 75-76)
IMAGEN: Paisaje que mira sobre el valle de Cochabamba-NN.
Texto que forma parte del proyecto Corredores
Biológicos Urbanos, actualmente ejecutado por la red de Biodiversidad UMSS, del
cual el INCISO es parte.
Armiño. Cosa pura y limpia (RAE)
Cumplido. Lleno, cabal, completo, perfecto (RAE)