miércoles, 23 de febrero de 2011

BREVES AVENTURAS DE LA AUTONOMÍA Y LA AUTOGESTIÓN




Juan Pérez

Desde hace mucho tiempo la autonomía es un tema recurrente cuando se presentan grandes acontecimientos en el escenario de la política nacional. Pero esta autonomía planteada desde los escenarios del poder funciona como simple discurso del amo. No es aquella, como la entiende el movimiento federalista socialista antiautoritario, para quienes autonomizarse significa federarse, unirse, aliarse, mancomunarse; no es la dimensión del esfuerzo que aspira a la autoinstitución como rechazo a las representaciones, heredadas e instituidas, es decir, simplemente heterónomas; tampoco es la visión por la cual los organismos son fundamentalmente un proceso de constitución de una identidad, y tal identidad emergente del organismo como algo que proporciona lógica y mecánicamente, el punto de referencia para un dominio de interacciones.

La autonomía que proponen las oligarquías bolivianas son viejos cinismos para hacer de su prepotencia regional un poder absoluto.

A través del simulacro de la Asamblea Constituyente, la autonomía se convertirá en una engañifa autoritaria en la que el centro regional engavilla todo lo que puede y delega lo que se le escapa o amenaza con escapársele, es decir, se asistirá a una repetición hasta la náusea de los mismos males de la política centralista y caduca, enmascarada a través de poderes regionales como si fuese una novedad democrática. La intención es obvia: rearticular los dispositivos de una biopolítica racista a costa prostituir las reinvindicaciones que propuso la guerra del gas.

La iniciativa de la oligarquía de cipayos microfascistas se basa en explotar ciertas formas de alineación regional para hacer más fácil, la apropiación y usufructo egoísta de los recursos naturales en favor de empresarios inescrupulosos e incompetentes. Increíblemente, la autonomía es un fenómeno del discurso del amo.

Hay una profusión del término autonomía en las esferas del poder estatal y las oligarquías regionales; ésta se caracteriza por un uso inflacionario y mixtificador que significa, en la actual coyuntura de recomposición del poder estatal, una taimada prostitución del término para reducir sus sentidos y articularla cínicamente a una estrategia de poder separada de sus bases.

Para los espíritus libertarios, la autonomía individual y colectiva de la lucha y de la vida son metáforas de la autogestión, y esta a su vez es sinónimo de anarquía y autogobierno. Es por esta razón, que en lugar de hablar autonomía, utilizaremos la autogestión para evitar confusiones.

La palabra autogestión nace del término samo-pravlenija que Bakunin utilizaba para referirse a la autoadministración y al autogobierno.

Después de la guerra del agua y de la guerra del gas, hay una multiformidad de la demanda social de autonomía o autogestión en todos los niveles, que se traduce en una desestructuración del poder en todos los sistemas en el que el poder se manifiesta.

La aspiración de autogestión es la correspondencia libertaria en términos de poder de aquello que es la aspiración socialista igualitaria en términos de propiedad. La autogestión individual o colectiva exige una radical socialización del poder.

A nivel de la autogestión de grupo, la socialización del poder conduce a la forma política más refinada, democrática y unitaria: el federalismo anarquista, que es una amplia organización democrática que abarca al conjunto del país, de las actividades y los hombres. Federarse anárquicamente es unirse, de abajo hacia arriba, en la práctica de la cooperación y de la solidaridad, es organizarse entre los que tienen comunidad de intereses y de sentimientos libertarios para formar una comunidad sin autoridad, ni coacción de ninguna naturaleza.

La autogestión federalista significa un poder socializado que no esté concentrado o monopolizado en roles sociales determinados, sino mas bien extendido a todas las articulaciones del cuerpo social con función universal e igual. Un anarquista vale lo mismo que otro anarquista, poco importa si este es indio, camba, blanco, cholo, trabajador intelectual o manual.

En la actual coyuntura reflexionar sobre la autogestión significa cavilar sobre las formas libertarias e igualitarias que han adquirido los conflictos sociales desde la guerra del agua a la guerra del gas, y sobre las respuestas que se han ido fraguando a partir de los dispositivos biopoliticos de dominación. Paralelamente, pensar la autogestión implica reflexionar sobre la anarquía posible en tanto reestructuración global del tejido comunitario según formas no jerárquicas.

El ámbito propio de la autogestión es el ámbito intermedio del método, que engarza como si fuese una cremallera, las relaciones de la teoría y la práctica, de los medios y los fines. La autogestión es un modo de investigar, un analizador lógico y operativo para expresar la coherencia de los útiles y los fines en formas organizativas alternativas a la jerarquía y a la burocracia que imponen el estado y el capital.

La autogestión generalizada estructura una dimensión cultural en la que confluyen las rebeldías individuales y colectivas contra cualquier forma de relaciones de dominación. Es un intento para experimentar y organizar la vida colectiva sobre nuevas bases, una oportunidad para actualizar ideales y pulsiones emotivas irreductibles a las necesidades conocidas y más o menos satisfactorias de los sistemas jerárquicos.

Un verdadero debate en torno a la autonomía o autogestión debería darse en el ámbito del análisis de los mecanismos de decisión colectivos, para saber cómo en las estructuras organizativas autoritarias, jerárquicas se determina y ejerce el poder; y cómo será posible organizar, por conversión, la participación igualitaria de todos los ciudadanos en los procesos decisorios de la lógica social.

La raíz de todo sistema de dominación es la división jerárquica del trabajo social; por consiguiente, la autonomía (o la autogestión) será una envoltura hueca si no presupone la integración anarquista del trabajo manual e intelectual.

Juan Pérez es miembro del G.A.M.S.


2004

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