jueves, 10 de marzo de 2011

Autonomía en los ayllus de Chayanta y campesinos de Cochabamba; a propósito de un texto de Brooke Larson

Carlos Crespo

Brooke Larson, historiadora norteamericana que ha estudiado la estructura agraria colonial y poscolonial en Cochabamba, desde el concepto de “economía moral” ha comparado la relación de los campesinos vallunos con el estado colonial con los ayllus nortepotosinos de Chayanta, estudiado por Tristan Platt, quienes en el S XIX aceptaron la reinstitucionalización del tributo bajo el estado republicano, reflejando el “pacto de reciprocidad” colonial analizado en anterior mensaje (Crespo, 2011).

Larson busca explicaciones históricas del comportamiento pasivo, de la resistencia o de las rebeliones campesinas, en las “estrategias variables mediante las cuales los campesinos buscan afianzar la seguridad de su nivel de subsistencia y defender su modo de vida de amenazas externas e impersonales” (Larson, 1988:2). Afirmo que estas estrategias forman parte fundamentalmente de la defensa de la autonomía de estas sociedades.

A diferencia de los ayllus nortepotosinos que lograron mantener la cohesión interna alrededor de sus estructuras organizativas tradicionales, en Cochabamba se establecieron los llamados “pueblos reales de indios”; producto de la visita del Virrey Toledo, en Cochabamba se agrupó a los indígenas en cuatro pueblos o reducciones de indios, separados físicamente de la Villa de Oropeza, donde residían los españoles: Tiquipaya, El Paso, Sipe Sipe y Tapacarí, reagrupando a poblaciones indígenas dispersas de comunidades originales, tierras multietnicas aymaras y mitimaes, que habían sido concedidos en un caso y trasladados en otro, por el Inca, por tanto con poca integridad étnica. Paralelamente la hacienda se expandió, de tal manera que a inicios del S XVII el equilibrio comunidad-hacienda se había inclinado a favor de esta última (Larson, 1988:18). Las haciendas se incrustaban en las tierras comunales y pequeños terratenientes mestizos e indios controlaban de facto lotes de tierra; así, a fines del S XVIII, las comunidades de Cochabamba, afirma Larson, estaban acosadas por diferencias sociales internas (Larson, 1988:20).

Larson compara dos aspectos de Chayanta y Cochabamba (en particular el partido de Tapacarí), el cobro del tributo y la crisis de autoridad política generada, y por otro lado, las percepciones y expectativas indígenas respecto a sus relaciones con el estado colonial, en los S XVIII y XIX.

Cobro del tributo y crisis de autoridad política. En Chayanta, los curacas de manera efectiva “aliviaban de la carga del tributo a los hogares campesinos”, mientras que en Tapacarí, esta tendía a caer en los individuos asignados a la recolección del tributo, quienes a su vez se endeudaron con los caciques creando “un sistema de clientelismo que parecía redefinir las relaciones entre los curacas y los cobradores de tributo, en términos de deuda y créditos mercantiles. A diferencia de Chayanta, se produjo una amplia resistencia y protesta contra “los turnos de trabajo” convocados por los caciques, esto es servicios personales en tierras de estos. “En la medida que las comunidades eran convertidas en terrenos privados cuya producción ya no contribuía a garantizar las obligaciones de la comunidad, los campesinos cuestionaron cada vez más el derecho de sus propios caciques a reclutar su trabajo” (Larson, 1988:21).

En Chayanta las autoridades indígenas mediaban entre el estado y el ayllu, mientras que el estado “legitimaba las colectividades étnicas y concedxxx flexibilidad en sus demandas de tributo para qye estas pudieran sr coordinadas con los ciclos productivos, migratorios y ceremoniales”, mientras que en Tapacari “la sanción del estado a la tenencia comunal era más bien insignificante”; de hecho, como Larson señala, la fragmentación y diferenciación social ya rompían el equilibrio social y produjo un gran grupo de forasteros sin tierra; el estado era el que cada vez más mediatizaba en las relaciones entre caciques y campesinos, y después de las sublevaciones de 1781, el estado intervino cada vez más directamente en la vida de la comunidad (Larson, 1988:21).

Percepciones y expectativas campesinas en cuanto a sus relaciones con el estado colonial en S XVIII y XIX. En la medida que en Cochabamba hubo predominio de modo de producción privada desde la colonia temprana, el patrimonio del estado colonial y neocolonial había significado poco para la mayoría de los campesinos; el estado no tenía autoridad “moral” para sancionar la tenencia de la tierra entre los tributarios forateros quienes habitaban tierras de hacienda; asimismo, el tributo representaba (como en Tapacari) la extracción sobre los pequeños terratenientes campesinos (Larson, 1988:22).

En suma, la destrucción de la forma comunidad en el valle cochabambino involucró la creciente pérdida de autonomía colectiva frente al estado.

Bibliografía
- Crespo, Carlos (2011) Autonomía frente al estado en dos procesos históricos: Pacto colonial y guerra del agua; http://anarquiacochabamba.blogspot.com/; 1 pp.
- Larson, Brooke (1988) “Explotación y economía moral en los Andes del Sur: hacia una reconsideración crítica”; ponencia al simposio Reproducción y transformación social en las sociedades andinas; julio 28-30, 1986; Quito, 23 pp.

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