El Estado es una condición, una cierta relación entre seres humanos, una forma de comportamiento humano; que destruimos estableciendo otras relaciones, comportándonos de manera diferente, con uno y con el otro” (Gustav Landauer).
jueves, 15 de septiembre de 2011
“TIPNIS Resiste” AUTONOMIA INDIGENA FRENTE AL ESTADO
Carlos Crespo F.
1. Ángela Sosa, comunaria del TIPNIS decía: “nuestros ancestros han demandado en el año 90 la consolidación de nuestro territorio y nuestra dignidad con sangre y sacrificio, queremos el respeto por parte del gobierno a nuestros derechos constituidos en las normas” (1/IV/2011.ERBOL)(1) . Dos aspectos a destacar, uno la reivindicación de la marcha del 90’, un hito histórico en la lucha por recuperar sus territorios; en la memoria de los pueblos del TIPNIS la marcha de 1990 hizo que Bolivia escuchará a los pueblos indígenas de tierras bajas “…reconociendo nuestro derecho al territorio y a ser respetados en nuestras formas de vida, integradas íntimamente a nuestro territorio”. Y por otro, la importancia de los derechos indígenas constitucionalizados, como paraguas para defender el territorio indígena; los derechos operan fundamentalmente como dispositivo para proteger la autonomía de estos pueblos y territorios, condición básica para su existencia como grupo.
2. Si la autonomía es un valor primordial en estas sociedades, los indígenas deben confiar en el Estado? La marcha indígena por el TIPNIS ha mostrado una vez más que el Estado en Bolivia, más allá de la ideología en la que se sustente, es racista y anti indígena, es su marca registrada, pues se ha constituido desde la exclusión del “otro” indígena. Bajo dominio (Neo)liberal, conservadores, nacionalista, indigenista y hoy (neo)marxista, las decisiones y prácticas de la razón estatal, con mayor o menor éxito, han buscado destruir, vulnerar, disciplinar las sociedades indígenas, sus territorios y hábitat.
Hoy, inspirados por una suerte de estalinismo “a la boliviana”, el Estado y sus elites dominantes están desplegando una nueva ofensiva civilizatoria, colonial, contra la sociedades y pueblos indígenas: expandir el “progreso, desarrollo y modernidad” hacia los territorios indígenas, parques nacionales y en general la Amazonía del norte boliviano, para explotar sus recursos naturales y servicios, una vuelta de tuerca más para articular al país al capitalismo global, particularmente brasilero como proveedor de materias primas y vía de paso de las mercancías brasileras y chilenas hacia o desde los mercados del Atlántico y el Pacífico. Pero, somos los bolivianos, principalmente los pueblos indígenas, los que como siempre “pagan el pato” y asumen las “externalidades” de estos megaproyectos y saltos de modernidad. La historia larga del estado racista se impone, el Estado contra los indígenas, esta vez adobada con una retórica y rituales nacionalistas e indigenistas.
3. Los límites de la autonomía indígena frente al Estado se han revelado con la revuelta del TIPNIS. La trampa de la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia es que somete la autonomía indígena a la dominación estatal; mientras se mantenga funcional a ella, la autonomía indígena existe. Bajo ese paraguas, se impone el “interés común”, representado por el Estado boliviano, frente a los “intereses particulares” de los indígenas. Con el argumento del interés nacional y estratégico hoy se justifica la apertura de la carretera por el TIPNIS, la explotación hidrocarburífera en parques nacionales y territorios indígenas. Dados estos antecedentes, parece una exageración sostener los potenciales emancipadores y revolucionarios de la nueva constitución.
4. Una moraleja de la resistencia indígena por el TIPNIS y el comportamiento del gobierno es no confiar en el Estado, no depender del Estado, por más revolucionario y pro indígena que se autodefina; así la ruptura de la CIDOB y parte de la CONMAQ con el “gobierno de los movimientos sociales” parece ser un resultado inminente de este proceso, más allá del final de esta historia. La autonomía se la practica, por tanto es la oportunidad para los pueblos indígenas de practicar su autonomía hoy, como pueblos y como sujetos, confiando en sus propias capacidades de estructurar, paralelo, más allá o contra el Estado, su propia “tierra sin mal”. No pedir permiso a nadie para ejercer la autonomía, menos al Estado, es el desafío.
Cochabamba, septiembre 2011
(1) “Comunidades del Tipnis en alerta por construcción de carretera Villa Tunari – San Ignacio”; http://www.indigena.erbol.com.bo/noticia.php?identificador=2147483942744
FOTOGRAFIA. Policia en Yucumo para evitar que la marcha indígena continue. La represión a la marcha es una posibilidad cada vez más cierta.
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