viernes, 10 de agosto de 2012

Balance energético de Cochabamba: adicción al petróleo y límites ecológico sociales


Carlos Crespo F.
CESU-UMSS
2012

En esta oportunidad aprovecharé la lectura del libro “Balance energético departamental 2005-2009. Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. Insumos para la planificación energética subnaciona”, elaborado por Susana Anaya Navia y editado por la Plataforma Energética a través del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), para concentrarme en algunas conclusiones generales del documento y focalizarme en el departamento de Cochabamba, que me permitan tomar atención de temas de discusión pública y debates teóricos sobre la relación energía y desarrollo en el departamento.

Consumir más es mejor?

En los tres departamentos en el periodo estudiado (2005-2009) la tendencia ha sido de un declive o reducción en la producción de energía y un incremento paulatino en el consumo energético; aunque con matices: “En los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba cada año se produce menos energía y se consume más, en tanto que en La Paz la producción es relativamente estable mientras el consumo también crece” (Anaya, 2012:207).

Profundicemos la problemática de Cochabamba. El incremento en el consumo total final energético está muy por encima del crecimiento del PIB departamental: mientras la tasa crecimiento promedio del consumo total fue 7,49%, el PIB departamental creció solo 3,61% (Anaya, 2012:96).

Es decir, la economía crece más lento que el consumo energético. Más aún, muestra que la nuestra es una economía que destruye la base sus recursos para producir energía con más velocidad de lo que puede reponerla, como supone de manera optimista el discurso del desarrollo sostenible.

Pero, de donde viene la energía consumida en Cochabamba? el departamento de Cochabamba exporta cantidades superiores a las que importa; sin embargo, las cantidades que exporta se han reducido en 2009, mientras que las que importa han aumentado progresivamente en los últimos tres años. Si en 2005 la diferencia entre exportaciones e importaciones era de 5.830 Kbep, en 2009 las exportaciones sólo superan a las importaciones en 863 Kbep. (Anaya, 2012: 89-90). Una de las causas, señala Anaya, es “la dramática caída de la producción de hidrocarburos” (Anaya, 2012: 91)

Caída en los hidrocarburos

Consumimos más energía pero producimos menos, poniendo en riesgo la autarquía energética hasta hoy lograda. “En los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba la caída de la producción de energía total es un reflejo de la caída de la producción de hidrocarburos en esos departamentos en más del 30% durante los cinco años observados”, señala el estudio de Anaya (Anaya, 2012:207). En el caso de Cochabamba “la producción de petróleo condensados en el departamento de Cochabamba se ha reducido a casi la mitad (-47%) en el periodo” (Anaya, 2012:207-208),

La autarquía hidrocarburiferas en riesgo: “el departamento de Cochabamba es autosuficiente para cubrir su consumo final de energéticos, es decir que se autoabastece con la producción interna de energéticos para consumo final. Las importaciones no se realizan para el consumo final, sino para la transformación, y los energéticos obtenidos de esta manera son exportados en su totalidad. Sin embargo, la declinación de la producción de hidrocarburos en sus campos proyecta para los años venideros una clara tendencia a un cambio en estas condiciones de autarquía” (Anaya, 2012: 94).

Muestra varios temas complementarios a lo anterior: no ha habido inversión para mejorar la capacidad de producción interna de energía; es el llamado de atención del estudio respecto a la despreocupación del mercado interno por parte de los tomadores de decisión.

Al mismo tiempo somos más dependientes del petróleo

El estudio ha evidenciado que la nuestra es una economía crecientemente dependiente de los hidrocarburos; la “adicción al petróleo” es uno de los rasgos del futuro, con todos los riesgos que ello supone: “la producción de hidrocarburos representa un alto porcentaje de la producción de energía primaria (entre el 83% y el 93%) en los departamento de Santa Cruz y Cochabamba) y el consumo de energía guarda una gran dependencia respecto a los derivados de los hidrocarburos en los tres departamentos” (Anaya, 2012: 208). En La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, el 74%, 78% y 68% del consumo energético respectivamente proviene de derivados de hidrocarburos (Anaya, 2012:208). Ahora bien, en Cochabamba hay un paulatino mayor consumo de gas frente al diesel (Anaya, 2012:96).

Frente a este panorama poco optimista de la tendencia a perder la autarquía energética regional, el incremento del consumo energético y una paralela reducción en la producción, la creciente dependencia de los combustibles fósiles, en crisis de producción actualmente, y en general de una orientación consumista de la energía, extractivista, cortoplacista, sin tomar en cuenta límites ecológico sociales, que alternativas se están proponiendo?

Tanto el Estatuto Autonómico como el Plan Departamental de Desarrollo de Cochabamba, ambos actualmente en elaboración, no lo consideran, más aún, reproducen la perspectiva optimista de que es posible crecer indefinidamente a partir de la explotación de RRNN y sus servicios. En el caso del Estatuto, se establece medidas para beneficiarse de la explotación hidrocarburífera, como el pago por regalías provenientes de los hidrocarburos al gobierno departamental, participar de las empresas mixtas de industrialización, distribución y comercialización, crear un centro de información estratégica departamental para desarrollar la cadena productiva de los recursos existentes (asambleísta departamental; presentación en seminario CESU. VII-12).

Intensidad energética y transporte

La intensidad energética es mayor en Santa Cruz y Cochabamba: “cada año se requiere más energía para producir una unidad de riqueza (PIB)” (Anaya, 2012:210). Esto quiere decir que cada año hay una mayor ineficiencia del sistema productivo en el uso de la energía para generar riqueza.

La razón principal del incremento en la intensidad energética es que el transporte es el sector cuyo crecimiento se ha expresado en un incremento absoluto del consumo energético. El transporte es el sector con mayor consumo energético en los tres departamentos estudiados. Por sectores, en Cochabamba el transporte alcanza alrededor del 47% del consumo durante el periodo y 50% el 2009 (Anaya, 2012:99). Más aún: “los energéticos cuyo consumo ha tenido un mayor incremento en términos absolutos durante el período son los utilizados en el transporte: la gasolina especial, el diesel oil y el gas natural semiseco” (Anaya, 2012:96).

El sector transporte no está relacionado directamente con la producción, a nivel Bolivia el 2008 el transporte aportó el 8% al PIB nacional (Lazo, 2009:31), por tanto no es significativo para el PIB (Anaya, 2012:211); en el caso boliviano este hecho es más significativo dado el alto nivel de informalidad y precariedad. La ineficiencia energética del sector también se atribuye a la importación de vehículos usados, el uso de autos de alto consumo para servicio particular, el contrabando y la congestión vehicular (Anaya, 2012:211).

Las actividades económicas más importantes son aquellas que consumen más energía, como el transporte, requieren cada vez más energía para desarrollar sus actividades, pero aportan poco al PIB. El transporte es un sector cada vez menos eficientes en términos energéticos.

Como señala Anaya refiriéndose al transporte “una actividad terciaria que, en determinadas circunstancias, puede estar asociada a un mayor grado de informalidad y desempleo y al uso no productivo de energía, además de consumir energéticos (gasolina y diesel) cuya combustión produce mayores emisiones de CO2.” (Anaya, 2012:96, 98). La mitad de la energía producida en el departamento se la consume un sector de escasa capacidad de generación de valor agregado, ineficiente en términos energéticos y que está destruyendo el bienestar humano, calidad de vida y ambiental de su población. Este es un tema clave para resolver la crisis ecológico social del departamento de Cochabamba, particularmente el eje metropolitano y su entorno inmediato.

La concentración del consumo energético en el sector transporte, al mismo tiempo expresa el poder del transporte en la región, consolidado con el actual proceso. Solo en la ciudad de Cochabamba existen más de 200 mil automóviles, 15 mil en circulación diariamente y 200 líneas de transporte público (Los Tiempos, 22-IV-2012). Algunas evidencias de este poder:

• Tienen organizaciones corporativas con alta capacidad de influencia en las altas esferas de gobierno, particularmente el presidente, del cual obtienen beneficios y ventajas para el sector, a cambio del apoyo total a su gobierno y decisiones, en una combinación de relación clientelista y de cooptación

                o El transporte se ha beneficiado con el combustible subsidiado, normas y leyes como las que legalizan autos indocumentados, pasajes favorables a sus intereses, tolerancia con las condiciones de uso del transporte público.

• Tienen una tecnología que provoca impactos ambientales de pequeña escala, pero con un efecto sinérgico y masivo, no asumidos por estos sectores. La contaminación atmosférica de la ciudad por el transporte en la ciudad de Cochabamba llega al 80 % como fuente de contaminación (Crespo, 2008).

• Se benefician de la explotación de los comunes; quien asume la contaminación generada por el transporte motorizado público y privado, aprovechando de un espacio público –la calle,? La gente común. El transporte es un caso típico de internalizar las ganancias y socializar las “externalidades” (contaminación ambiental, paisajística, deterioro generalizado del bienestar por un transporte público precario y deficiente, o como en nuestro caso un sector de alto consumo energético que produce escaso valor ecososcial y genera los mayores impactos en la región).

• Tienen origen campesino/indígena, por tanto han sufrido el peso del estado racista boliviano, esto es la discriminación y exclusión racializada de las instituciones y funcionarios públicos.

• Crecientes niveles de diferenciación socioeconómica al interior son evidentes. En los últimos años ha emergido una elite económica, de origen indígena chola, con mayor poder económico. Hoy se puede hablar de ricos y pobres en el sector, definidos por el tamaño, escala de la explotación, aprovechamiento, producción del recurso, servicio o bien. Generalmente estas elites económicas se convierten en dirigentes o representantes de las organizaciones sociales corporativas que las representan.

En suma, el poder del sector transporte se expresa en su consumo energético. El otro tema es la cultura del automóvil (Crespo, 2008) convertido en símbolo del capitalismo andino amazónico. Tener un auto o lograr que los otrora excluidos y discriminados tengan acceso al automóvil, parece haberse convertido en uno de los valores del “vivir bien”. Las políticas de nacionalización de los “chutos”, o tolerancia frente al contrabando de motorizados son parte de esta orientación.

Consume hidrocarburos para explotar hidrocarburos

De manera general, el destino de la oferta total es principalmente la transformación y el consumo final y, accesoriamente, el consumo propio y las pérdidas. “Sin embargo se puede advertir que, durante el período considerado, el consumo en el mismo sector energético presenta niveles elevados, cercanos a los de transformación, es decir, a las cantidades de gas natural e hidroenergía que ingresan a los centros que producen electricidad.” (Anaya, 2012:90). 17,5 % el 2005 y 16,1% el 2009) y si añadimos las pérdidas (de 5,2% el 2005 a 1,8% el 2009), la oferta no destinada al consumo es de 22,7% y 17,9 respectivamente el 2005 y 2009. Esta es una economía altamente entrópica pues produce energía para hacer posible la producción de energía.

La leña y el consumo residencial

“La estructura del consumo energético en el sector residencial del departamento de Cochabamba muestra que casi la totalidad del mismo depende de tres fuentes, que por orden de importancia son la leña, el GLP y la electricidad. La leña representa entre el 46% (2005) y el 42% (2009) del consumo final en los hogares de Cochabamba” (Anaya, 2012:104). Si incluimos residuos vegetales y animales, la biomasa alcanza a representar el 49% y 45 % respectivamente. La gente sigue utilizando leña, más allá de los deseos modernizadores de los gobernantes de turno, discurso modernizador que encontramos también en el libro. El sentido del uso de leña es asociado a la pobreza y extrema pobreza (Anaya, 2012:104); pero si vemos la leña como parte de una vida más “lenta”, con alta capacidad de cohesión social alrededor del fogón, y hasta sistemas de manejo comunal y supra familiar de los montes o bosques, la relación leña – pobreza se matiza.

Respecto a la metodología de evaluación

“Tanto los pobres como los ricos deberán superar la ilusión de que MÁS energía es MEJOR” (Illich, 1978: 8) afirmaba Iván Illich. Efectivamente, la correlación consumo energético y crecimiento económico asume que el desarrollo es sinónimo de mayor consumo energético. La metodología utilizada realiza una consideración secundaria de la dimensión ecológico social de la energía. Así como no es posible crecer indefinidamente tampoco es posible incrementar indefinidamente el consumo energético, pues existen límites ecológicos, biofísicos. Cuando la capacidad de asimilación de la naturaleza de los residuos generados por el crecimiento en el consumo energético, son sobrepasados, se generan diversas formas de contaminación, cuyos efectos normalmente son asumidos racialmente por los más pobres, urbanos o rurales, de origen cholo o indígena.

La metodología hace consideraciones secundarias solamente sobre el tipo de fuente de energética de acuerdo a los impactos socio ambientales que produce . Una cosa es el consumo energético basado en sistemas descentralizados y renovables de producción, transformación y distribución de energía, de escala humana, y otra es aquella basada en combustibles fósiles o mega presas hidroeléctricas. Como introducimos tales consideraciones en este tipo de evaluaciones energéticas?

BIBLIOGRAFIA

Crespo, Flores Carlos (2010) “Por una ciudad postautomóvil en Cochabamba”; Búsqueda. Revista del Instituto de Estudios Sociales y Económicos (IESE-UMSS). Año 20 No 35. pp169-183.
Illich, Iván (1978) “Energía y Equidad”; en Iván Illich La guerra contra la subsistencia; Ediciones runa: Cochabamba. Pp. 35-75.
Lazo Suárez, Álvaro (2009) Área Macrosectorial. Tomo IV. El sector de Transporte. La Paz: Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE). 42 pp.
Anaya Navia, Susana (2012) “Balance energético departamental 2005-2009. Santa Cruz, Cochabamba y La Paz”, La Paz: CEDLA, 266 pp.

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