viernes, 3 de octubre de 2014

LA ESTAFA DE MISICUNI: EL CONSORCIO Y EL ANEXO 16


Carlos Crespo Flores
2014

El 11 de diciembre del 2008, el mismo día que organizaba el Consorcio Hidroeléctrico Misicuni (CHM), bajo la figura de sociedad accidental, se añade un anexo, el No 16, un documento privado, declarado confidencial (punto 3.9), por tanto inaccesible a terceros (*). El objetivo del documento es “aclarar y modificar la Cláusula tercera” del contrato de asociación accidental,  particularmente la distribución de utilidades y la participación en las obras.

Por el lado de la utilidades (3.1.), el documento establece que la empresa italiana Grandi Labori Fincosit SPA (GLF), que aparecía con el 51 % de las acciones, recibiría un 0 % de las utilidades, distribuyéndose estas entre las otras cinco empresas socias.

Respecto a las obras, al no tener participación en las utilidades directas, se la exime de obligaciones emergentes de la contratación de la obra (3.2.); específicamente el punto 3.3. señala que GLOF “no tendrá participación en la asociación accidental…”, y solo recibirá “la suma equivalente al 4.5 % del monto contratado sin retención de impuestos de ningún tipo…” (3.3.), esto es aproximadamente $US 5 millones, tomando en cuenta que el contrato inicial era por $US 80 millones. El pago debía hacerse el 50 % en el momento del desembolso del anticipo contractual, y pagos posteriores hasta completar el monto acordado[1]. A cambio de este desembolso, GLF “se compromete a otorgar curriculum y toda la documentación requerida en el pliego de especificaciones de la licitación…” (3.6.).

El anexo 16 evidencia varios aspectos del proceso de contratación, la administración de la obra por parte del consorcio y el rol del gobierno central en el manejo del proyecto.
-          El CHM era una sociedad “trucha”, con capitales autorizados casi simbólicos para adjudicarse una obra multimillonaria, con las mismas direcciones de sus sedes en Bogotá a pesar de ser empresa venezolanas y colombianas supuestamente diferentes. No solo eso, sino GLF, la socia mayoritaria, solo ponía su nombre y curricular para presentarse a la licitación, pero no participaba física ni materialmente en la obra. Se sabe que envió un ingeniero que estuvo unos meses, con un salario jugoso y llevando una estilo de vida “jailón”, con los fondos del anticipo. A cambio recibía $US 5 millones líquidos. Recuerda el viejo estilo de sociedades "truchas", como Aguas del Tunari el 99’-2000, para hacer negocios en Bolivia, protegidas por el gobierno central.
-          El trato de los italianos con Bolivia ha sido colonial, para decirlo menos. Un crédito de aquel país por $US 30 millones, que obligaba a contratar a una empresa italiana como líder del proyecto, abría la posibilidad de estos comportamientos corporativos corruptos.
-          Con el Anexo 16 se deja en manos de las 5 empresas restantes la ejecución de la obra, empresas incompetentes, sin experiencia en el tipo de construcción, o con antecedentes de corrupción y mala calidad de construcciones en otros países.
-          El pago a GLF utilizando los fondos del anticipo evidencia un mal uso del anticipo, por lo que corresponde la devolución de los $US 8 millones cancelados al CHM por este rubro, hoy en disputa con la empresa de seguro CREDINFORM.
-          El gobierno estaba enterado del Anexo 16 y su contenido, pero no hizo nada al respecto, y continuó la relación contractual con el CHM. Que influencia tenía el CHM con el gobierno central para que se haya aceptado tales condiciones contractuales?

(*) Agradezco al asambleísta cochabambino Henry Paredes por el acceso a la información.



Imagen: óleo de Arturo Borda


[1] Hasta se incluye la modalidad de pago: una entidad financiera local que recibe el dinero cobrado de la empresa Misicuni y transfiere automáticamente a una cuenta especificada por GLF.

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