viernes, 22 de mayo de 2015

René Zavaleta y el “Proceso de Cambio”




Carlos Crespo Flores

Las ciencias sociales oficiales en Bolivia han coronado a Rene Zavaleta Mercado, como el intelectual más importante e influyente del país; moros y cristianos, comunistas, indigenistas y “gonistas”, sociólogos y funcionarios del estado plurinacional, están de acuerdo con esta entronización. Un llamativo consenso manufacturado.

Por ello, el reciente libro de H. C. F. Mancilla, Una Mirada Crítica Sobre la Obra de René Zavaleta Mercado es un color fresco, con una mirada liberal, que rompe con las grisáceas imágenes de los “zavaletianos”. Era un libro necesario.

Porque es necesario discutir con Zavaleta? Es el intelectual orgánico del “proceso de cambio”; no es casual que el Vicepresidente lo cite de forma permanente, para justificar las medidas y orientaciones del “gobierno de los movimientos sociales”. Las preocupaciones del creador de lo “abigarrado” se han convertido en política de Estado, con los efectos perversos que ello supone.

Existe un “joven” Zavaleta y un Zavaleta “maduro”, como sostiene “Cachin” Antezana, y convertido en el dogma de los “zavaletistas”? En vez de pensar las rupturas, debemos pensar las continuidades: que patrones comunes existen en el transcurso del pensamiento del Zavaleta nacionalista, marxista y gramsciano? Son estas continuidades las importantes, y en lo que sigue, voy a sintetizar dos de estas continuidades discursivas, que alimentan la discusión planteada por Mancilla.

El estadocentrismo de Zavaleta. Aun en su fase juvenil nacionalista, el marxismo fue su fuente de inspiración. Y como buen marxista creía que los cambios sociales solo son posibles vía transformación del Estado, de su contenido clasista. Como la izquierda en general, Rene Zavaleta creía que el desafío principal para Bolivia es construir un verdadero Estado nación, como lo repetirá el año 1981. Hoy, el gobierno de Evo Morales está cumpliendo el sueño de Zavaleta: de ser un estado aparente a un estado integral. Esto es un estado fuerte, capaz de intervenir en la vida económica y social del país. Pero, como Mancilla lo evidencia en su libro y los ejemplos recientes nos ilustran, “cuando el Estado se mete la cosa se jode”.

El industrialismo y extractivismo de Zavaleta. Desde joven, estaba convencido, como Lenin, que el comunismo es “soviets más electricidad”, por ello en los 60’s promovió la necesidad de industrializar el país, una industria pesada, capaz de explotar intensamente los recursos naturales existentes, pues ella traería soberanía nacional y por tanto la liberación nacional. El Zavaleta “maduro” no cambio esta visión, su apuesta por la clase obrera, particularmente minera, asumía este enfoque. Otra vez, el gobierno del MAS, hoy, con la propuesta del “gran salto industrial”, la estrategia de explotación hidrocarburífera, minera, hidroenergética, con participación privada, el fortalecimiento de una agroindustria basada en productos genéticamente modificados y la expansión de la frontera agrícola, está operacionalizando las pulsiones industrialistas y extractivistas de Zavaleta.

Por ello, una crítica radical de las políticas estadocentricas, extractivistas y de industrialización a marchas forzadas, requiere un ajuste de cuentas con el discurso de la izquierda boliviana, donde Zavaleta es su paladín mayor.


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