Ricardo Eid
El Estado es una condición, una cierta relación entre seres humanos, una forma de comportamiento humano; que destruimos estableciendo otras relaciones, comportándonos de manera diferente, con uno y con el otro” (Gustav Landauer).
viernes, 30 de octubre de 2015
Agachado, acomoda su mercancía
Parece de cuclillas pero está sentado, el borde de sus nalgas sobre el
mínimo vano de una puerta cortina metálica cerrada en la tercera cuadra
de la calle Ladislao. Es pequeño, delgado, moreno. Tiene unos sesenta
años, el pelo canoso. Usa camisa de tela delgada, de color claro, y
pantalones grises. Sus manos alisan una bolsa plástica negra sobre su
falda, hacia las rodillas, y la dejan planchada. También sobre los
muslos, quietos, unos paquetes de dobladas bolsas plásticas de colores
suaves, verde transparente, rojo claro, azul celeste. Vende bolsas al
por mayor, abastece a las khateras del mercado Calatayud. Él no mira
adelante o arriba, no ve la gente o el tráfico. Inclinado sobre sí, él
mira lo que hace. Son las diez de la mañana. Son los días previos a la
fiesta de los muertos... la fiesta de los santos. Es la cancha
Calatayud, donde ya se venden las wawas de pan. (Ayer jueves, a dos
cuadras de aquí, en la avenida Aroma entre San Martín y Lanza, durante
toda la tarde, se enfrentaron, a gritos, y a ratos, a golpes, a palos,
trufistas contra vendedoras de masas y dulces y disfraces y cohetes,
vendedoras de Todos Santos, pidiendo los unos vía libre para circular
con pasajeros, pidiendo las otras campo para vender, para instalar su
feria. Pese a la oposición de la intendenta municipal -- a quien
sorprendí martes pasado siendo entrevistada por la televisión, en el
lugar de los hechos del jueves; al terminar de grabar, le dio un
estrecho beso al periodista --, pese a la intervención de tropas de
guardias municipales azules, el mismo jueves, y de ocho policías de la
UTOP en motos... contra los móviles, los del espacio abierto al tráfico,
ganaron las comerciantas, las sedentarias, las bloqueadoras; hay feria,
compraré en estos días fruta seca.) Estos dos manzanos rebalsan flores,
las khateras, minoristas, con pequeños amarros de blancas, amarillas
flores, las mayoristas, con khepis enormes de apretujadas, embaladas
flores, en las aceras. En esta calle, el tráfico lento atrona, pero uno
no lo siente. Caminando, uno mira abajo, hacia un abastecedor de
plástico que se agacha sobre sí, concentrado, preparando su mercadería
para venderla.
Ricardo Eid
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