El 52’, fueron los Zavaleta,
Ayala Mercado, Urquidi, Céspedes, como militantes del MNR o que hicieron
“entrismo” al partido de gobierno, quienes “explicaron” la “revolución
anti-imperialista”, y/o diseñaron las reformas agraria, urbana o las
nacionalizaciones; durante el segundo periodo emenerrista, fueron los Toranzo,
Lazarte, Antezana, Molina, que justificaron al “Gonismo” como salida a la
crisis del “nacionalismo revolucionario”. Hoy, con el “proceso de cambio”, son
los Linera, Calderón, Mayorga, que continúan tal pulsión.
Desde la Vicepresidencia se ha
creado el Centro de Investigaciones Sociales (CIS), verdadero “think thank”
estatal donde investigadores y cientistas sociales están produciendo la
“verdad” del Estado Plurinacional, re-elaborando la historia nacional para
justificar el “gobierno indígena”, pues como en la película de Jorge Sanjinés
(otro intelectual afiliado), los quinientos años de colonialismo y exclusión
indígena concluyen con Evo Morales viajando en el teleférico. Actualmente, de
acuerdo a una agenda previamente definida, el CIS es el principal financiador
de investigaciones y tesis en el país, por encima de las universidades o
centros independientes como el PIEB.
Este 2019 negras tormentas se
avecinan sobre la democracia boliviana, y existen múltiples rostros que la
visualizan: un presidente que aprovecha su mayoría parlamentaria y el control
sobre los poderes judicial, electoral, para buscar re elegirse recurriendo a
todos los medios posibles, la mayoría ilegales, vulnerando normas vigentes,
particularmente la Constitución. El argumento para lograrlo, que es “un pedido
del pueblo”, es típico de dictadores emergentes. Un gobierno que criminaliza y
persigue a opositores, defensores de DDHH, activistas disidentes, y todo aquel
que piense y actúe diferente al guion del Estado plurinacional. A nombre de
establecer un régimen hegemónico, una administración gubernamental que busca el
control total del país y sus instituciones, incluyendo sindicatos,
organizaciones sociales de base, las universidades autónomas. Más aún, un
gobierno que ha convertido el montaje y el espectáculo como método de gestión
pública para imponer el terror y el miedo en la población. En suma, la
democracia en Bolivia está hoy amenazada.
A pesar de esta realidad, que solo
reproduce experiencias autoritarias similares en otros países del llamado
“socialismo del siglo XXI”, como Venezuela, Nicaragua o Cuba, hay intelectuales
afines al “gobierno de los movimientos sociales” que tienen una lectura
diferente del “proceso de cambio” boliviano. Justamente, uno de estos “maestros
pensadores” del “gobierno de los movimientos sociales”, en una conferencia
internacional, realizó una exposición con el título “Proceso político boliviano:
democracia en disputa”. Detrás del título, se hallan algunos supuestos
teóricos, necesarios de un par de apuntes críticos. La primera es considerar
que los actores sociales en el país, no solo se hallan en las mismas relaciones
de fuerza, sino que actúan “habermasianamente”,
desplegando comportamientos comunicacionalmente racionales, sea para construir
consensos o expandir la hegemonía de un actor sobre los demás. No hay tal, en
el mundo real operan relaciones de poder y dominación, y en el caso boliviano,
un actor político, el MAS, bajo la jefatura de su “gran timonel” el que busca
imponer su voluntad, por las buenas o las malas, por tanto no hay disputa por
dar “sentido” a la democracia, sino libertades individuales y colectivas en
proceso de ser criminalizadas y conculcadas.
Para quienes defendemos el pensar crítico y autónomo, es hora de empezar a
desmontar los postulados y argumentos de estos operadores del “Estado
plurinacional”, expresión de la servidumbre voluntaria en el conocimiento. Ese
será nuestro aporte a la defensa de las libertades democráticas en Bolivia.
Muy buen artículo, aunque me hubiera gustado un desarrollo más extenso; sobre todo un análisis crítico de la producción del CIS.
ResponderEliminarMuy buen artículo, Chaly! Valiente y preclaro!
ResponderEliminarExcelente artículo Chaly!
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