jueves, 12 de diciembre de 2019

LA CICLOVÍA COMO CORREDOR BIOLOGICO URBANO -Carlos Crespo Flores



El origen de la ciclovía en la zona norte de la ciudad de Cochabamba, es ambientalmente deplorable. Para su construcción, un alcalde de triste memoria hizo tapar uno de los canales de riego de la Angostura. En una época de desertificación, donde la ciudad requiere recuperar la humedad, fue una pérdida irreparable.

A pesar del desastre, con los años, a lo largo de la ciclovía se ha estructurado una masa arbórea y arbustiva que acoge a una importante biodiversidad valluna de flora y fauna, así como especies de aves migrantes de otros ecosistemas/pisos ecológicos. Este rasgo es alimentado por numerosas plazas, parques, casa particulares con espacios verdes en el entorno a la ciclovía, donde la vida se reproduce con pasión. De ahí que sea loable la defensa de los vecinos del parque Fidel Anze para conservar el área como espacio público arbolado.

Al mismo tiempo, la ciclovía opera como un corredor biológico dentro un espacio urbano, pues no solo es hábitat de biodiversidad, incluyendo cuerpos de agua que emergen o son parte del paisaje, sino que conecta habitats: el parque Nacional Tunari con el cerro San Pedro y la laguna Alalay, para mencionar un ejemplo.

Para los seres humanos también es un corredor, pues permite desplazamientos de un hábitat (domicilio) a otro (trabajo). Una fauna de empleados, albañiles, jardineros, fabriles, deportistas, estudiantes, niños, mujeres, con o sin bicicleta, circulan con fruición cotidianamente. La conectividad de la ciclovía es muy visible. Asimismo, hace posible satisfacer necesidades de ocio, entretenimiento o subsistencia.  Más aun, la ciclovía es un espacio no segregado, de acceso universal, por tanto diverso. Opera por tanto como un espacio abierto que conecta (Richard Sennett).

Como todos los espacios verdes de la ciudad, en el último tiempo la ciclovía muestra signos de abandono y olvido. En determinados lugares, la cobertura vegetal ha sido vandalizada, a pesar del esfuerzo de los trabajadores municipales por mantener limpio el lugar, la basura está a lo largo de la ruta y el entorno inmediato, los túneles son letrinas clandestinas y tienden a inundarse, no existen señalizaciones, las motocicletas lo utilizan como vía de escape al tráfico.

En la ciudad de Cochabamba existen otros espacios que ya funcionan como corredores biológicos: parques y plazuelas del municipio, las torrenteras que han sobrevivido al cemento, avenidas con arbolado como el Prado o la Beijing. Hay otros, que pueden convertirse en corredores, como ser las demás ciclovías, el canal de riego de La Angostura, los canales hoy tapados y/o cubiertos con cemento. Estudiarlos, implementarlos, protegerlos, constituye un hermoso desafío ecológico para académicos, vecinos, gobierno municipal.


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