Perelman de alguna manera continuaba
a Filemón Escobar (habían sido camaradas en algún momento), quien desde fines
de los 70's, en su condición de dirigente minero y miembro de Vanguardia Obrera, defendía la tesis de que en la historia del
movimiento obrero boliviano, dada la saga de dictaduras o gobiernos
autoritarios, las "coyunturas democráticas" constituían momentos potencialmente
emancipatorios. Mientras en las dictaduras solo eran posibles luchas defensivas
o de resistencia, en los tiempos democráticos y sus libertades, que en Bolivia
son cortos decía el “Flaco”, es donde se obtienen conquistas sociales, se
fortalece el campo "popular". De ahí que, mientras toda la izquierda,
se hallaba entre "voltear" a la presidenta Lidia Gueiler para
instaurar una “dictadura obrera campesina”, o apostaba por el show electoral de
entonces, Escobar proclamaba que se debían defender las libertades
democráticas, y llamaba a la COB a liderizar este proceso, pues luego de
Gueiler, se avecinaban los militares y no la revolución obrera. Lo acusaron de
reformista, "vendido a la derecha". Meses después García Meza llevaba
al país a la oscuridad del terror.
El golpe de Estado del 20 de
Octubre, para encaramar nuevamente a Evo Morales en el gobierno, a través de un
monumental fraude, culminó, como se sabe en una revuelta ciudadana y la
posterior renuncia de Evo y Álvaro. Como
opositor del gobierno azul, Filemón estaría feliz con la gesta boliviana.
He sido uno más de la marea
ciudadana, principalmente juvenil, contra el régimen masista, más grande en
escala y magnitud que todas las sublevaciones y revueltas previas. Por su importancia
histórica, diría que es aún mayor que la del 52', pues por poco nos hemos
librado de seguir los pasos de las dictaduras de Venezuela, Nicaragua o Cuba. La
nuestra ha sido una revuelta preventiva.
El tema central de esta
movilización era la democracia y sus libertades, su defensa por encima de todo,
frente al gobierno autoritario de Evo, en proceso de convertirse en una
dictadura, arropado en una ideología izquierdista, y legitimado por una
elección fraudulenta. Afirmo autoritario, con dos ejemplos:
-
Durante
el periodo neoliberal, los pueblos de tierras bajas conquistaron, con lucha y
negociación los más de 30 territorios indígenas hoy existentes (las TCO’s); asimismo,
lograron normas ambientales para regular el extractivismo minero, hidrocarburífero
y forestal, como reglamentos de evaluación de impacto con participación social
o la consulta pública. Con el gobierno de los “movimientos sociales”, los
indígenas no consolidaron ninguna TCO nueva, más bien se abrió paso a la
explotación extractivista y la colonización en los territorios indígenas existentes
y áreas protegidas. Las normas y reglamentos que protegían a estos pueblos
indígenas fueron flexibilizados, hasta convertirlos en meros formularios
burocráticos.
-
Luego
de la Guerra del Agua (2000), se estructuró un sólido movimiento nacional del
agua, con alta capacidad no solo de movilización, sino también propositiva.
Todo esta oleada fue neutralizada y cooptada por el gobierno de Evo, el tema
agua fue subordinado a las políticas coyunturales, comunicacionales y
clientelares del presidente (Mi Agua, Mi Riego), con un ministerio del Agua
subordinado e incompetente. La autonomía de los sistemas autogestionarios de
riego y agua, fue seriamente deteriorada.
En ambos ejemplos, los representantes
fueron perseguidos, criminalizados, sus organizaciones divididas, cooptadas,
corrompidas. Como en los periodos dictatoriales, con Evo Morales, estos
sectores sociales, principalmente se dedicaron a defenderse de la agresión del
Estado plurinacional o tratar de reorganizarse. A diferencia del periodo
neoliberal, donde las organizaciones sociales, particularmente indígenas podían
negociar con los poderes estatales, como parte de estrategias de resistencia, durante
el régimen masista ello no era posible, menos construir acuerdos, pues el
principio del gobierno era adecuarse y aceptar la hegemonía plurinacional.
La izquierda marxista mundial en
sus distintas creencias (lastimosamente incluyendo parte del movimiento
anarquista), quienes en estos 14 años vieron en Evo la expresión por excelencia
de la reivindicación indígena y la resistencia anticapitalista mundial,
viralizaron el discurso de que en Bolivia había un golpe de estado cívico
militar, bajo hegemonía de la ultraderecha más racista.
Es la misma izquierda, cohesionada
en el “foro de San Paolo”, que hoy defiende las dictaduras venezolanas, nicaragüenses, o regímenes
corruptos como Lula, Correa y los Kichner; que antes mantuvieron silencio frente
al castrismo y justificaron los campos de concentración stalinistas y el
genocidio maoísta. Son los que mataron a Durruti en la España republicana. En
el caso de Bolivia, el MAS contó con el soporte de intelectuales locales
(Fernando Mayorga, Pablo Stefanoni), periodistas adheridos al
"plurinacionalismo" (Fernando Molina), “think thanks” académicos latinoamericanos (CLACSO), ONGs que habían
bebido del gobierno masista (Andean Information
Network). Los llamados "amarrawatos"
del saber.
Como Filemón y Juanito, fui destrozado,
junto con otros compañeros, por gran cantidad de amigos y colegas,
autodefinidos como de izquierda; calificado como “traidor”, “pro golpista”, “defensor
de la ultraderecha, racista”. Lo que no se dan cuenta todos ellos, es que
Zavaleta ha muerto. Con la caída de Evo Morales, el discurso histórico de la
izquierda boliviana, que ha operado en Bolivia desde hace 80 años, en el cual
yo mismo he sido entrenado, está difunto, espero por un buen tiempo. Se aferran
de un cadáver maléfico. Porque nos hemos librado de una ideología zombi que ha
hecho mucho daño al país, que introdujo un discurso cerrado de odio,
resentimiento y autoritarismo, debemos
felicitarnos.
Cuáles son estas ideas que la izquierda
boliviana las ha pregonado, y el gobierno de Evo Morales las ha
operacionalizado, fracasando estruendosamente? Menciono algunas importantes[1].
-
El
sueño teleológico del comunismo. Hay un sentido en la historia que nos lleva
ineluctablemente a la utopía comunista, que puede tener otras denominaciones,
en el Estado plurinacional se llama “buen vivir”. Tal mitología no existe; no
hay futuro, el desafío es construir, hoy, otro tipo de relaciones sociales, la
sociedad que deseamos, fuera del horizonte estatal. Pero, la izquierda boliviana
no lo sabe, el MAS menos. Como dice el palíndromo de Turi Torrico, EVO NO VE
-
La
idea de que la revolución pasa por construir un Estado fuerte, centralista, que
planifica de arriba abajo; que controla economía a través de empresas
estratégicas. Un estado que subordina a la gente a través del control de la
seguridad alimentaria, el empleo, los servicios sociales, los subsidios. En un
sistema cerrado y autoritario, no hay autonomía, iniciativa propia. Todo
el territorio, las instituciones, se
hallan sometidas al poder estadocéntrico y el partido único. Álvaro García
Linera se jactaba que, a diferencia de periodos previos, con el gobierno de Evo
por fin el Estado había llegado a todo el territorio nacional y administraba a
toda la población. El Estado administra la vida: es la biopolítica del poder en
su máxima expresión.
-
Los
enfoques industrialistas y extractivistas de la revolución social. "El
gran salto industrial" del cual hablaba el Plan Nacional de Desarrollo, es
la traducción de la tesis stalinista de que "el comunismo es
industrialización a marchas forzadas”. Zavaleta, Quiroga Santa Cruz, Almaraz y
todo el espectro izquierdista creían en este mito, y el MAS intentó
reproducirlo. Para ello, la explotación intensa de la naturaleza y sus
recursos, es justificable, pues de sus resultados se beneficiaran todos.
Ampliación de la frontera agrícola sobre áreas protegidas, territorios
indígenas, que al mismo tiempo son abiertas a la explotación extractivista, mega
presas hidroeléctricas, agronegocios,
energía nuclear, todo sirve.
-
La
idea de un partido dominante hegemónico, que vanguardiza el proceso. Bajo estos
criterios se organiza el aparato público, la administración gubernamental. En
este escenario, las libertades democráticas son restringidas. Pensar diferente
es castigado y perseguido. El MAS no cree en el pluralismo.
-
“El
fin justifica los medios”. Para esta izquierda cualquier recurso para tomar y
reproducrise en el poder es válido: guerrilla, fraude, “fake news”, hasta
participar del juego electoral en la democracia liberal. Asimismo, una
izquierda “caviar” que separa el discurso de la práctica: así, radicalismo de
la palabra y estilo de vida burgués, machista, no es visto contradictorio. La
coherencia de medios y fines es algo alejado de las prácticas izquierdistas
criollas.
-
Una
izquierda anti indígena; estos no tienen otra que someterse a la ideología
obrera o nacional-populista, y sus pulsiones industrialistas y extractivistas.
Con los efectos perversos que implica: los procesos de descampesinización
promovidos por la Rusia Soviética, la revolución cultural maoísta, o el Estado
plurinacional boliviano,[2]
son buenos ejemplos.
Mientras tanto, hoy que florezca la
autonomía, individual y colectiva, que la cooperación teja nuestras relaciones
sociales, que los espacios y territorios, abiertos, plurales y diversos, brillen;
en fin, que la complejidad de este cautivante y hermoso país se imponga, mientras
seguimos al entrañable Rafael Barrett:
“Herid lo moral. Lo moral es lo real. Haced que el hombre se avergüence
de obedecer. Suprimid el sacerdote, el capitán, el patrono, el magister. Matad
el principio de autoridad donde lo halleís. Que el hombre lo examine todo por
sí. Que sea responsable de si propio. Si cae, que sea siquiera porque se
equivoca él, no porque se equivoca otro. Combatamos al jefe, a todos los jefes.
Tenemos en nosotros cuanto necesitamos.”
Bibliografía
Marshall, Peter (1992/2008) Demanding the Impossible A History of
Anarchism. London: Harper Collins. 818 pp.
[1] Evo
Morales sintetiza las ideologías más autoritarias y cerradas de la cultura
política del país: marxismo, nacionalismo, fascismo, indigenismo.
[2] Durante el régimen de Evo Morales se ha profundizado dos tendencias: el
abandono masivo de la población rural; hoy casi el 70% de los bolivianos viven
en centros urbanos. Segundo, entre el 70 al 80% de lo que comemos los
bolivianos proviene de la agroindustria cruceña y la importación. El aporte de
la pequeña producción campesina se ha reducido profundamente.
Buen articulo querido Carlos. Las libertades individuales y colectivas suprimidas hoy mas que nunca deben re-surgir para provocar un florecimiento de una Bolivia del siglo XXI que fue negada en los 14 anos de Evo Morales. Esos fueron anos perdidos para Bolivia. Saludos :)
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