martes, 6 de abril de 2021

ROCHEO: BOLIVIANISMO DE ORIGEN EN EL RIO ROCHA -Carlos Crespo Flores-

 Previo a la trágica contienda en la Coronilla, Juanito con sus amigos, se dedica al rocheo: “me entregué a la vagancia, al robo de frutas maduras e incitantes en los huertos y jardines de las orillas del Rocha, de donde se deriva aquella palabra muy corriente en mi país” (Aguirre, 2015:225-226). Aguirre compara el rocheo con hacer novillos (Aguirre, 2015:225), frase de origen español, entonces popular, referida a “no cumplir alguien con una obligación, en especial, cuando no asisten los estudiantes a clase”[1] (Buitrago, 2012: 388).

 Solo una interrelación estrecha de la población local con el ecosistema hídrico valluno podía dar lugar a un neologismo. Más aún, el término se popularizó tanto, que aparece en el Diccionario de Bolivianismos de Nicolás Fernández Naranjo (1975).

“ROCHA. F. HACER ROCHA; ser rochista (v)

ROCHEAR. V.t. Cb. Mirar. CAD

ROCHISTA. Adj. Escolar que falta a clases; ch’achón (v). (Coch).

ROCHO, A. adj. Cb. Maleante. CAD”

 (Fernández Naranjo, 1975:123)

 Los sentidos de la palabra se amplían; ya no solo hacen referencia a la vagancia, no asistir a clases (ch’achón), sino también oscila entre el voyerismo contemplativo al que estimulaba el Rocha, y a la ilegalidad: el vagabundeo y la haraganería llevan a la delincuencia.

  REFERENCIAS

-      Aguirre, Nataniel (2016) Juan de la Rosa. Memorias del último soldado de la Independencia. La Paz-Plural Editores/Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. 333 pp.

-      Buitrago Alberto (2012) Diccionario de dichos y frases hechas. Madrid: Espasa. 988 pp.

-      Fernández Naranjo, Nicolás (1975) Diccionario de Bolivianismos. Cochabamba: Editorial Los Amigos del Libro. 247 pp.

 IMAGEN: Rio Rocha, Fotografía de Rodolfo Torrico Zamudio



 



[1] La expresión se refiere a aquellos niños de los pueblos que, deseosos de ser toreros, se escapaban de la escuela o de las labores de la tierra para asistir a tentaderos o para torear, sin ser vistos, a los novillos de las dehesas.” (Buitrago, 2012:388).

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