sábado, 29 de octubre de 2022

El triunfo del oxímoron: la democracia autoritaria[1] Carlos Crespo Flores DOCENTE FACSO

 A principios de los 80's, un grupo de jóvenes universitarios, creamos PRIMERA LÍNEA. La carrera de Sociología fue un ariete de esta t'ojpa, que rompió con los manuales de hacer política en San Simón. Pero, nuestra postura independiente y autónoma de los poderes partidarios, no fue del agrado de la izquierda toda, dominante en esa época. En lo que coincidían comunistas, trotskistas, guevaristas, socialistas, miristas y UDPistas en general, era en calificarnos como "derechistas" o "aliados de la derecha", debido al énfasis que poníamos en cuestionar el autoritarismo de los poderes estudiantiles partidarios, y reivindicar un criterio democrático, plural y académico, en la política universitaria. 

Más aún, un principio defendido por las ovejas negras, era que los representantes estudiantiles debían ser los mejores estudiantes, reconocidos por sus bases, por sus valores académicos y solidarios. La izquierda autoritaria nos acusaba entonces de “elitistas”, a nosotros, los pobres meritorios. 

40 años después, algunos docentes, de pensar y actuar independiente, tomando en cuenta la extrema debilidad de la FACSO y la necesidad de estar cohesionados con una agenda común, apoyamos el pedido de estructurar una sola lista al III Congreso Universitario. Esta lista debería ser elegida en asamblea y luego ratificada en voto. De esta manera, tendríamos una representación plural, con un mandato, fruto de un acuerdo facultativo. 

Pero no, como en el pasado, la izquierda oficial, esta vez con antifaz "plurinacional" y "descolonizado", hoy entronada en nuestra Asociación de Docentes, se ha opuesto a nuestra participación como parte de la lista única. ¿Y cuál su argumento? Que somos "pititas", es decir, para recordárselo:  insurrectos democráticos creyentes de la no violencia que manifestaban la indignación contra el fraude electoral con pititas (apelativo con el que nos bautizó el caudillo bárbaro EMA que nos quería enseñar a hacer un “verdadero” bloqueo violento).  La doctrina y la táctica marxista-autoritaria es exactamente la misma que la utilizada hace un siglo (¡) para ahogar en sangre a la vanguardia del octubre rojo en Kronstadt que se había atrevido a exigir el ejercicio de la democracia consejista, soviética, con la grosera acusación de ser parte del Ejercito blanco. 

Es grave, pues evidencia que, como comunidad académica, otrora pionera, no hayamos aprendido nada y al contrario hayamos sepultado una reflexión enriquecedora de las culturas y prácticas pluralistas, es decir democráticas radicales.  La cultura política autoritaria, en estricto rigor, reaccionaria, se ha vuelto a instalar en la facultad. Seguimos incapaces de practicar la democracia, el pluralismo. Se discurre sobre ello, hasta tiene nuevos denominativos (“democracia intercultural” es uno de ellos), pero no se lo practica, siguiendo el libreto de la neolengua orwelliana.  Y se continúan reproduciendo las viejas maniobras de pasillo, decimonónico know how del marxismo autoritario.  Camaradas colegas, la caridad comienza por casa. 

Lamentablemente nuestras autoridades hicieron poco para neutralizar esta actitud sectaria de la Asociación de Docentes, que ha puesto en riesgo los acuerdos logrados hasta hoy con la transformación académica de la FACSO.  En mi caso, ¿cómo puedo ser parte de una comisión de transformación académica, cuando sus representantes y autoridades, tienen otra agenda? Sin duda, existe el interés de consolidar su poder y la "azulificación" de nuestra malhadada facultad. 

Por este motivo, aprovecho para hacer conocer mi renuncia a la comisión facultativa de transformación académica. Desde fuera, junto a mis colegas librepensadores, continuaré defendiendo las propuestas expuestas en su momento en la comisión. Mientras tanto, no espero mucho de nuestra representación en el congreso, algunos de los cuales seguramente terminarán siendo parte de la maquinaria de voto inducido desde “altas esferas”. 

En la década del 60’, en plena fiebre de guerrilla guevarista, el cronopio ensayista cochabambino Jorge Zabala, -en la antropología poética/ética de Julio Cortázar- visualizaba la idea de un “mundo compartido”, donde el “otro”, diferente, fuese reconocido. Mundo “compartimentado” más bien es que el que estamos viviendo. 

Finalmente, está claro que mientras la FACSO no construya un hábitat para estructurar acuerdos desde la diversidad discursiva, mientras la intolerancia y la exclusión del “otro” sean una práctica política normalizada, la mediocridad académica e institucional de nuestra facultad se reproducirá.

 

Cochabamba, octubre 2022

 






[1] Agradezco a Canario por los agudos aportes; y a Pope, por las sugerencias.

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