La ciclovía ubicada en la zona norte de nuestra ciudad es un potencial corredor biológico urbano (CBU)(1), por el arbolado y áreas verdes existentes, que facilitan la conectividad de especies. En su trayecto, también se despliegan varias actividades y usos. Asimismo, se observan algunos riesgos, a tomar en cuenta.
En el
entorno inmediato a la ciclovía norte encontramos más de una lavandería
pública, donde la gente lleva para lavar su ropa, personalmente o contratando a
señoras que se dedican a tal actividad.
El arte urbano se expresa en la ciclovía norte.
Aprovechando
el movimiento de gente circulando por la ciclovía, suelen instalarse letreros informando
o invitando a actividades económicas en lugares cercanos.
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Existen varios lugares que pueden ser definidos como “áreas muertas”, por su abandono y falta de mantenimiento. Son fuentes de acumulación de residuos y considerados lugares menos seguros.
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Llama la atención el escaso número de contenedores de basura, a lo largo de la ciclovía norte.
Uno de los
mayores riesgos de la ciclovía norte son los cruces de calles y avenidas. Los
ciclistas están expuestos al autoritarismo del motorizado, por tanto, fuente de
accidentes. La precariedad de las señalizaciones incrementa el riesgo, sin
duda.
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La iluminación nocturna es muy irregular; algunos lugares con deficiente iluminación, por tanto, considerados inseguros, no estimulan al uso de la ciclovía en las noches.
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