lunes, 15 de diciembre de 2014

LA LAGUNA ALALAY AMENAZADA



Carlos Crespo Flores

A lo largo de su historia, hubo varios intentos por desecar la Laguna Alalay -lo que queda de los ecosistemas acuáticos del valle bajo cochabambino- y darle usos agrícolas y urbanos. Uno de los últimos fue el intento, frustrado, del alcalde "topadora" Humberto Coronel, de urbanizar el espejo de agua.

Hoy se busca alcanzar el mismo objetivo, con otros medios, lenta y subrepticiamente, con apoyo y legitimación de la autoridad municipal, amparados en una ideología deportista, detrás de la cual solo hay explotación privada del área y corrupción. Los comodatos deportivos se están avanzando al centro de la laguna, o lo están proponiendo, en algunos casos como parte de los juegos ODESUR, como evidenció una inspección realizada el pasado 4 de diciembre, por parte de activistas e investigadores de la UMSS, entre ellos del CESU.

En primer lugar, se ha observado un avance general de los comodatos deportivos sobre el espejo de agua; han sobrepasado el área concedida. Por otro lado, continúa ingresando material de construcción que es aplanado, elevando el nivel de la orilla y habilitada como espacio deportivo. Los equipos Wilsterman y Aurora tienen proyectos megalomaniacos de ampliación de sus comodatos –el del Aurora ha concluido-, con canchas sintéticas, infraestructura de cemento e inclusive barreras en las orilla. Las ligas deportivas con comodato en la parte sur están alistando un pliego para construir las canchas en dirección sur norte, entrándose hacia el espejo de agua y zonas de anidación. Una asociación de golf con comodato en la parte sud-este está realizando mediciones, con apoyo de la alcaldía municipal, para ampliar su área de concesión detrás de las canchas deportivas, también dentro el espejo de agua. En su labor van cortando molles, otra especie protegida por ley.

Esta nueva ofensiva contra la laguna alalay es protegida, regulada, incentivada y protegida por el mismo gobierno municipal, directa o indirectamente. No solo que los comodatos han sido aprobados por la autoridad municipal, sino que la presencia de la policía ambiental, llamada a proteger el área, es precaria, pues no hay el número de funcionarios ofertado por la empresa concesionaria, ni cuentan con equipamiento adecuado, como bicicletas o radios. La insuficiente vigilancia es notoria cuando se observa la presencia de escombros de tierra para ser rellenados, la vandalización reciente de señalizaciones, el abandono de los observatorios de aves, la presencia de jaurías de perros en las zonas de anidación, alimentándose de huevos y polluelos.

Una general sensación de abandono en el lugar, es la percepción que tuvo la comisión. No solo por la basura; letreros y basureros instalados a lo largo del espacio protegido hace un año están gravemente deteriorados, debido a la mala calidad de los materiales utilizados.  La contaminación paisajística de un oxigenador que ha dejado de funcionar -pues creaba más repollitos de agua al remover la profundidad-, es mudo testigo de las genialidades de los técnicos; una compuerta en la parte oeste en mal estado, a pesar de tener un año de instalación, o los canales de ingreso y salida sin mantenimiento, verdaderos focos de infección por la acumulación de aguas estancadas, completan el paisaje lúgubre de la zona. Más allá, un pequeño grupo de trabajadoras del PLANE –menor a lo ofertado por el municipio, intenta tímidamente enfrentar una tarea que parece titánica. Por acá, dos viviendas ilegales dentro la zona protegida, que deberían ser demolidas y más bien se están consolidando.

Mientras tanto la riqueza ornitofaunica está seriamente deteriorada. Solo el último tiempo han desaparecido por lo menos diez especias de aves, y el número de ejemplares que visita la laguna también está reduciéndose. Con el ingreso de aguas servidas, la no renovación de sus aguas, la eutrofización de la lagua se ha acelerado. La laguna Alalay se nos muere.

(Artìculo publicado originalmente en el periódico Los Tiempos (13/12/2014)

Imagen: Laguna Alalay 1917
 

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