Andrea Papi
“La pobreza es
un hurto” - Riccardo Petrella -
Es necesaria una
mirada lo suficientemente inescrupulosa para detectar los escenarios que se
están proyectando, considerando que los viejos paradigmas interpretativos con
los que se ha educado la generación post-guerra son ahora incapaces de ayudar a
entender lo que está por venir. El mundo está experimentando una metamorfosis
completa de las geografías sociales, laborales, económicas y políticas. No para
el cambio o para reformas que, aunque significativas, sin embargo, dejan
intactas las disposiciones estructurales. Estamos siendo testigos, impotentes y
tal vez temerosos, a las transformaciones profundas e irreversibles, que están
cambiando la naturaleza orgánica de los sistemas sobre los cuales, hasta hace
poco se estaba sosteniendo el equilibrio entre los estados, las economías y las
relaciones sociales. Imparable, se está delineando una especie de conjunción
entre dos dimensiones existenciales prácticamente paralelas. Aunque tenemos
algunas convergencias altamente significativas que colisionan, sin embargo, son
a/simétricas porque sólo una de los dos afecta a la otra acondicionándola en
gran medida. La hegemonía económica y política planetaria está cambiando de
calidad y de signo. En comparación con lo que está emergiendo y de cómo se
manifiesta, no es en absoluto arriesgado suponer que el antiguo concepto de
dominación ya no es del todo apropiado para definir el estado y las formas de
los poderes hegemónicos. De una forma u otra, el concepto de dominio se basa,
de hecho, en la dominación de alguien o algo que manda y se impone. Al final,
el dominador (cosa, estructura o persona) es siempre identificable y permite localizar
el "enemigo" contra el cual enfrentarse. Lo que se está proyectando es
más bien una especie de amalgama reticular, no lineal y no estructurada en un
sentido estricto, con el poder de establecer y dirigir a nivel global, los
caminos, las situaciones y el estado de las cosas. Está determinándose un estatus persistente de
fuerte condicionamiento por encima de todo y de todos, lo que permite a una
minoría cada vez más estricta de acumular riquezas hiperbólicas a través de la
especulación financiera. Una élite que se impone mediante el aprovechamiento de
los mecanismos que impiden la distribución de la riqueza más equitativamente.
Los pueblos y las sociedades están sujetas a una serie continua de fuertes
restricciones, impedidos en escoger y actuar de forma independiente, obligados
a someterse a una situación generalizada. Queriendo hacer un paralelo
metafórico, el terrible Leviatán de Hobbes en comparación se parece a un
aficionado.
Al igual que en
la película "Metrópolis"
De esta manera se
están determinando dos dimensiones separadas, cada vez más distantes, en tendencia
forastera una de la otra. Por un lado el mundo de las élites, inundado con
facilidades y beneficiario de infinitas posibilidades, que tiene acceso a
prácticamente todo y de manera indiscriminada y que pueden permitirse el lujo
de no hacer frente a lo que ocurre en la otra dimensión paralela, la que domina
incondicionalmente. Del otro, una condición general sobre/determinada de la
primera, y por lo tanto pre/determinada, de la cual es parte casi toda la
humanidad, adonde una minoría aun con la posibilidad de algún bien es
acompañada por la gran mayoría de los pobres, necesitados, sumisos, chantajeados
y esclavizados, en gran número en un estado constantemente precario y en una
posición de no poder decidir su propio destino. Una condición que se acerca, de
la cual es prácticamente imposible prescindir y que ha pasado por alto en gran
medida como poder influir al ya obsoleto poder político de los estados,
reducidos a estructuras puramente administrativas en nombre de fuerzas
abrumadoras. Es irresistible evocar el escenario propuesto por Metrópolis,
película muda de Friz Lang de 1927, en lo que se representa una clara
separación entre el mundo de los industriales ricos, que viven en la comodidad
y el lujo en los maravillosos jardines, y el mundo subterráneo de los
"prolet", que al contrario viven en la oscuridad inmersos en la
tristeza de una vida hecha de dificultad y fatiga. Adentro de esta bidimensional
simultáneas y antitéticas juega un papel fundamental la progresión de la
sofisticación tecnológica, la informática, la robótica y la cibernética. La
tecnología informática es, de hecho, el principal factor que ha permitido y
permite el progreso de los escenarios de los que estamos hablando. La
introducción masiva, ya inminente, de la informática y la robótica en el proceso
de producción va a cambiar la composición y la calidad de la fuerza de trabajo,
en términos de cómo la conocemos, preparándola a desaparecer en poco tiempo.
Es importante
destacar que, en cuanto a la producción la tendencia más sorprendente no es
exclusiva a la suerte de la legendaria "clase obrera", ya que está
destinada en desaparecer tambien la categoría de los administradores, que será
sustituida por los programadores informáticos. La tendencia mundial es
automatizar completamente los procesos de producción, sustituyendo la
incertidumbre de las habilidades manuales y de la proyectualidad humana con una
estandarización segura. Una tendencia que está avanzando con gran progresión y ya
no puede ser ignorada de ninguna manera o por ninguna razón, mucho menos
ideológica. Otro cambio ya en marcha y a ritmo acelerado, es la desaparición
gradual del uso del dinero, el cual será sustituido totalmente dentro de unas
dos décadas, de acuerdo con las proyecciones de los expertos, por Smartphone,
microchips, sensores y todos tipos de instrumentación electro-computarizado
capaz de realizar los intercambios mercantiles. Tal eventualidad nos precipita
en nuevas y completamente diferentes perspectivas. A pesar de que se
simplificará, al menos en teoría, todas las transacciones de compra y venta,
por otra nos proyectará en las dimensiones futuristas, donde será examinada y
controlada cada operación. Es fácil intuir que sólo las diversas mafias, así
como todos los que puedan permitirse el lujo de vías altamente sofisticadas, lograran
moverse en forma no convencional con acciones fuera de la conformidad monetaria
legal. Un aspecto importante para el "hombre común" será sin duda el
control sistemático de quien es propietario de cuentas bancarias, mientras
arrojará en los brazos implacables de la criminalidad todos aquellos que no
tienen ingresos, cuyo número está destinado en aumentar.
Escenario a
corto plazo
La ronda de
billetes con los que estamos acostumbrados se transformará, en todos los
aspectos, en un unicum virtual. Desaparecerá la realidad tangible del dinero y
cada operación permitida, desde la más pequeña hasta la más grande que se
llevará a cabo, será sólo a través de transacciones electrónicas. Se eliminará
la mediación humana en la compra-venta. Nos volveremos completamente
dependiente de la electrónica y de la informática, y vamos a tener que
conformarnos. Desde un punto de vista humanista será el aspecto más aterrador. Surge
inmediata la pregunta: ¿si toda la dimensión monetaria se llevará a cabo en un
nivel puramente virtual, porque en la práctica se siguen masacrando poblaciones
enteras? En el nombre de una flagrante "sin sustancia", se encuentran
remachadas por "deudas" que viajan puramente vía éter, sometidos a un
mundo que sólo existe en las interacciones financieras que tienen lugar en la
red, que no existe en el nivel de uso diario si no fuera por sus efectos
ruinosos. Deberíamos empezar a tomar nota de que un escenario así a corto plazo
no puede ser enfrentado con revueltas de ira o con estrategias que se engañan
en socavar los poderes que ya no tienen "Palacios de Invierno" a
tomarse y derrumbar. Es impelente replantearse seriamente cómo subvertir el
orden que se está proyectando.
Traducción: Maurizio
Bagatin
No hay comentarios:
Publicar un comentario