Carlos Crespo Flores
En julio del año 2013 una comisión de
productores del trópico de Cochabamba visitó el laboratorio de Fitopatología de
la Facultad de Ciencias Agrícolas y Pecuarias (FCAyP), llevando muestras de
hoja coca contaminadas con una enfermedad poco conocida hasta ese momento: las
hojas de las plantaciones de la coca se caían y la planta empezaba a secarse.
La amenaza se extendía desde Villa Tunari hasta Entre Ríos, casi hasta el
límite con el departamento de Santa Cruz.
Luego de visitas de campo y análisis de
laboratorio se identificó la plaga como una variedad del hongo Fusarium,
enfermedad muy conocida en la región altoandina por sus efectos devastadores en
cultivos como la papa y las flores. El seguimiento permitió descubrir además
dos enfermedades que también estan atacando a la coca, la antracnosis y el
llamado “lliph’i”, evidencia de una grave crisis ecológico productiva en los
sistemas de producción donde la coca es el pilar. El Fusarium fue controlado
con un tratamiento en base a agroquímicos convencionales, aunque la amenaza
persiste.
El trabajo asimismo permitió identificar que la
causas principal para la aparición de estas enfermedades está relacionado, no
solo con el monocultivo, sino con el uso indiscriminado e intensivo de
agroquímicos en el ciclo productivo de la planta de coca. De hecho, se ha
evidenciado la aplicación indiscriminada de productos considerados altamente
peligrosos para la salud humana y la naturaleza, incluyendo aquellos prohibidos
por convenios internacionales. Productos como el Tamarón, Gramoxone o Folidol,
son de uso común en el trópico cochabambino, sin que las autoridades sanitarias
hayan hecho algo al respecto.
Un ejemplo es el Bazuka, un potente herbicida
utilizado sin medida ni clemencia por los productores de coca desde por lo
menos el 2007; en realidad es el nombre comercal del Glifosato, como se sabe el
herbicida parte del paquete de la soya transgénica cultivada en Santa Cruz,
cuyos terribles impactos sobre la salud humana y la naturaleza recien están
siendo identificados.
El tema se complejiza si tomamos en cuenta las
condiciones higiénicas con las que se consume la coca en el país, prácticamente
tal como fue cosechada, secada -expuesta al sol, sin protección- y embolsada,
sin ningún tipo de limpieza o lavado previo. Los acullicadores de coca fumigada
se están envenenando masiva y lentamente, sin darse cuenta; y esta puede venir
del Chapare o Yungas de La Paz, en general totalmente contaminadas. Pero
también los productores están siendo afectados en su salud por los agroquímicos
que utilizan, desde insecticidas, herbicidas, hasta fertilizantes foliares; es común
por ejemplo mezclar productos para dar “más fuerza” a la fumigación. Lo trágico
es que ni siquiera están estudiados los efectos sobre la salud humana, menos
sobre la naturaleza.
Hasta ahora el Estado plurinacional ha hecho
muy poco por enfrentar la problemática, por el contrario, pretende exportar e
industrializar la hoja de coca contaminada con agroquímicos. El proyecto
oficialista de ley de hoja de coca ignora a la coca saludable. Ningún atisbo de
una estrategia de promoción de coca orgánica o ecológica. Casos aislados como
Villa Tunari donde hay productores de coca orgánica, apoyados por la alcaldía
municipal, o Vandiola, territorio original de la coca, hoy organizados en una
federación, son la excepción que confirma la regla. Tampoco las organizaciones
sociales cocaleras tienen un interés prioritario por el tema.
El uso de agroquímicos en el cultivo de la coca
y sus efectos ambientales y de salud, demanda una discusión honesta y
transparente de todos los actores involucrados, donde el Estado sea uno más,
sin buscar imponer un discurso oficial, como hasta hoy. Alternativas como la
despenalización de las drogas blandas, la implementación de sistemas de
producción de coca ecológica como criterio de erradicación y su transformación
industrial, o la introducción de límites ecológicos a la producción cocalera,
deben ser tratados en escenarios autónomos y plurales.
Es en este marco, que el día 23 de
febrero del presente, el CESU, junto a la Facultad de Ciencias Agrícolas y
Pecuarias (FCAyP-UMSS), el colectivo Coca Orgánica Libre e Informada (COLI) y
la Federación de Productores de Coca Orgánica Yungas Tradicionales Vandiolas
(FPCOYTV), está organizando un seminario el seminario “Problemas Fitosanitarios en el cultivo de Coca y
alternativas
de manejo”, donde se presentarán resultados de investigaciones y reflexiones
por parte de profesionales de la UMSS. Esperamos que este sea el preludio de
este urgente debate público, y es deber de la universidad pública promoverlo.
publicado en:
http://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20170222/columna/enfermedades-cultivo-coca-uso-agroquimicos
22-II-17
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