Las multinacionales comienzan a ofrecer en Europa mini productos dirigidos
a mini salarios, lo que hasta ahora destinaban a países del tercer mundo.
N. Rodríguez y A. Rodríguez
publicado en CNT Nº 393 octubre 2012 pp.19
El responsable para Europa del trust Unilever (Jan Zijderveld), que vende un poco de todo, desde detergentes a productos alimenticios, ha ofrecido una entrevista al diario alemán Financial Times Deutschland en la cual declara que ve “la pobreza volver” en el continente europeo y explica la estrategia de su grupo para adaptarse a la situación. El objetivo es muy sencillo, puesto que los consumidores vemos reducida nuestra capacidad de consumo, el modo que tiene el empresario e intermediarios de mantener sus beneficios es ofrecer dosis mínimas de productos básicos.
Puesto que, en los países del sur de Europa y debido a la deuda capitalista, el consumo de productos más prescindibles está sufriendo una tendencia a la baja, la explotación del mercado de mini productos básicos es una puerta abierta a la pobreza para algunos y a la especulación para otros. Es decir, no cubren los intereses del pequeño sino que se adaptan para que el pequeño siga cubriendo sus intereses. Según explicaba Jan Zijderveld: “Si un español, ya solo gasta de media 17 euros cuando hace sus compras, yo solo voy a proponerle un paquete de detergente que cueste la mitad de sus presupuesto”. Y Unilever, en efecto, ha comenzado a vender en España pequeños paquetes de detergente que solo permiten hacer cinco lavadoras. “En Indonesia nosotros vendemos muestras individuales de champú por 2 o 3 céntimos la unidad y sin embargo ganamos dinero.”
Los microcrédito son, como su propio nombre indica, pequeños créditos concedidos a personas pobres que no pueden recurrir al préstamo en los bancos convencionales.
Fue el bengalí Muhammad Yunus quien en 1976 funda el Banco Grameen, el primer banco oficial en proporcionar microcréditos además de ser un medio utilizado por distintas ONGs. A día de hoy el Banco Mundial estima que existen unas 7.000 instituciones microfinancieras con, aproximadamente, 16 millones de endeudados en países en desarrollo. No sólo entidades exclusivamente de índole financiero especulan con el microcrédito, sino también empresas de otros sectores con personal laboral en países en desarrollo, como la firma de deporte Adidas o la empresa francesa Danone. Como resultado final, supone un endeudamiento masivo de los pobres. Estos microcréditos acostumbran a tener unos intereses muy altos, cuyo pago se llega a exigir incluso semanalmente. En muchos casos, el principal engaño consiste en ofrecer a quien solicita el crédito un interés muy bajo que finalmente no es tal, puesto que éste se debe pagar en cada cuota con respecto al total prestado.
El éxito del microcrédito se sustenta en la extrema pobreza y la falta de recursos. Como consecuencia de la crisis y la rápida tendencia a la pobreza en los países del sur de Europa, existe para las corporaciones y multinacionales, la necesidad de adaptar el sistema económico a la nueva situación real. Microconsumo y microcrédito van de la mano en un proceso por mantener la capitalización del sistema económico aunque sea en un formato de pequeñas dosis.
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