Carlos
Crespo Flores
Existe
una crisis en la Universidad Mayor de San Simón? Para
los frentes tradicionales que se han disputado y distribuido el poder
en la UMSS estos años, y hoy pugnan por el trono rectoral, la
respuesta es negativa, pues solo se trata de mejorar deficiencias y
enfrentar “externalidades”
de
la gestión universitaria.
Por
el contrario, afirmo que San Simón está atravesando por la mayor
crisis de su historia y la paralización total de actividades durante
cuatro meses el pasado año, ha sido nada más que una dolorosa
arista. Son grupos que se disputan espacios de poder,
corporativizados, y han capturado la academia también como un coto
de caza
Es
que la finalidad principal de la universidad, el conocimiento, el
saber, ha sido desplazada por la política, el poder. Al respecto, en
una encuesta
de las 3 grandes áreas metropolitanas de Bolivia del Foro Regional,
diseñada
y ejecutada por Ciudadanía
en sociedad con CERES y Los Tiempos, en la sección dedicada a la
universidad pública, se pregunta “Una
de las funciones más importantes de la universidad es la generación
de opinión pública -experta y crítica- sobre problemáticas
centrales en nuestra región. ¿A qué cree usted que se debe el
silencio de la universidad sobre estos temas”? El
69 % considera que la razón es que los
intereses políticos son más fuertes que los académicos.
Ejemplo
uno, un
reciente congreso departamental del agua, impulsado por un centro de
investigación de San Simón, que ignoró a otros similares e
investigadores con gran experiencia en el tema, simplemente por no
ser del grupo político hoy en el poder universitario.
Ejemplo dos, un rector de no muy agradable memoria, prohibió que la
UMSS estructure un equipo técnico de seguimiento del proyecto
Misicuni, por no pelearse con el gobierno de “los movimientos
sociales”, del
cual era parte.
Hay
quienes recuerdan aun la época cuando los rectores de San Simón
eran profesionales de la talla de Ricardo Anaya o Arturo Urquidi,
abogados con orientación sociológica que investigaron y publicaron
textos
de mucha influencia en el pensamiento social boliviano de entonces.
Eran académicos que habían llegado a su cargo de rector producto de
este prestigio intelectual. Paulatinamente este
ethos fue
decayendo en pro de un criterio político partidario, de tal manera
que hoy el candidato a rector es elegido por su capacidad de
liderazgo/caudillismo dentro una estructura política jerárquica y
altamente autoritaria, en muchos casos relacionado
con partidos políticos.
Asimismo,
docentes extraordinarios que para garantizar su fuente laboral
mantiene una relación de servidumbre voluntaria frente a estos
líderes y poderes corporativos; en San Simón, si no eres parte de
una red de protección clientelar careces de estabilidad en tu puesto
de trabajo.
Que hacer para reducir la
contaminación de la academia con estas prácticas políticas?
1. Es preciso reducir el poder de
los gremios y
los políticos, sujetos
que hoy definen la agenda
académica de la UMSS. Debe
ser la comunidad universitaria, los “actores primarios” como
llama Nelson Ferrufino, vinculados a la formación, investigación,
interacción, quienes deben construir e implementar tal estrategia.
2. “Deslectoralizar” la
gestión universitaria, una fuente de clientelismo político. No
necesitamos elegir jefes de carrera, por ejemplo; al ser una tarea
administrativa, esta puede ser una actividad rotatoria que puede ser
ejecutada por los docentes
a tiempo completo.
3. La cohesión institucional
debe estructurarse desde el saber, en la relación docente –
alumno, antes que desde la política y sus rituales.
4. Defender la autonomía
universitaria como el bien más preciado, pues solo ella garantiza la
libertad de cátedra, la independencia del saber frente a todo tipo
de poder, por más popular, plurinacional que sea.
Finalmente,
una entidad
académica autónoma como la universidad tampoco puede subordinarse a
demandas coyunturales externas, sino más
bien, desde su autonomía, tomar
en cuenta las necesidades del entorno en el que interviene e
interactua, y estas no necesariamente son económicamente rentables
como proponen ciertos discursos neoliberales de la educación, como
el enfoque orientado a las competencias; bajo ese argumento, hoy la
Universidad Complutense de Madrid está a punto de cerrar las
carreras de Filosofía e Historia.
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