G.S.S
A pesar de la opacidad deliberada y la cultura del secreto de
estado llevada a umbrales inéditos, el entramado de corrupción, prebendalismo,
uso y abuso patrimonial de los bienes comunes, son cada día más evidentes e
inocultables. Del mismo modo aparece con mayor evidencia la economía ilegal
propiciada por los detentadores del poder al mismo tiempo que menguan y
declinan los ingresos legales los precios de las materias primas y derivados de la carga impositiva usuraria.
El pongueaje político
al que ha sido sometido el sindicalismo y las organizaciones
indígenas-campesinas es en mucho superior al practicado por 12 años de
movimientismo. El cuasi monopolio de los medios de comunicación y la estrategia
de judicialización, criminalización y extorsión, practicada sistemáticamente
contra toda opinión disidente y contra toda la sociedad civil. La podredumbre
absoluta del sistema policial y judicial a las órdenes del partido de gobierno,
el desconocimiento de la voluntad popular expresada en el referéndum del 21-F,
el endeudamiento insensato para megaproyectos ecocidas, antieconómicos y
etnocidas, configuran un cuadro claro de extinción de la democracia en el marco
de un régimen fascista, profundamente capitalista, extractivista, delincuencial
y autoritario. Cada cual puede y debe añadir a esta lista de agravios, delitos
y violaciones de los derechos humanos individuales y colectivos, expresadas en
las políticas, acciones y omisiones.
La Navidad del año 77,
Aurora de Lora, Nelly Paniagua, Angélica de Flores y Luzmila Pimentel, junto a
Domitila Chungara nos señalaron el camino de la libertad para salir de la
dictadura banzerista. Preparemos al país, preparémonos para una colosal huelga
de hambre que ponga límites a la locura del poder de Morales y su entorno,
antes que debamos lamentar la masacre madurista que nos están preparando.
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