martes, 31 de enero de 2017

El rock y la sustancia de las cosas: dragones, monos y pavos. Otra manera de hablar de leyendas antiguas y de viajes siempre actuales

                          “...Un poco cocainómano incluso...”
Louis Ferdinand Céline, Viaje al fin de la noche -

“Tóxico porque excitante y no alimento, es decir, que puede transformarse sólo en simulación e imitaciones”
Paul Valéry, Principios de anarquía pura y aplicada -

“Lord Henry alzó las cejas y lo miró con asombro a través de las delgadas volutas de humo que, al salir de su cigarrillo con mezcla de opio, se retorcían adoptando extrañas formas”
Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray -

“Es una ley: los efectos del haschisch se dan únicamente cuando se habla sobre el haschisch”
Walter Benjamin, Haschisch -

Quién toma qué, cuándo y cómo. Las drogas y la música viven un tiempo mítico marcado por usos y abusos, muertes excelentes y víctimas "del azar". Pero, ¿cuántas y cuáles son las drogas que realmente han inspirado el mundo de los sonidos? ¿Más la heroína o el éxtasis, la marihuana o la cocaína? He aquí un breve “viaje en la música”.

Heroína: en el slang del mundo rock la llaman "horse, smack, candy", etc. En estas palabras ya entran los discos de los Rolling Stones, Patti Smith y Jesus & Mary Chain. Es un opiáceo producido en China y en otros lugares, puede ser inyectada, inhalada o fumada, en este caso se habla de "caza del dragón" y no por casualidad "chasing the dragón" es una de las palabras más recurrentes en el mundo rock. Sus efectos son náuseas, asombro leve, escozor, incapacidad para extraer un disco de su portada, aburrimiento y sueño. Hasta ahora, los Velvet Underground ha sido el grupo que más ha descrito a través de los sonidos los efectos de la droga. De Charlie Parker a Billie Holiday, de Ray Charles a John Coltrane, de Sid Vicious a Kurt Cobain, de Janis Joplin a Chet Baker, todos los géneros musicales han experimentado “el mono en la espalda”. Para Danny Whitten y Bruce Berry fue el vehículo hacia el más alla, de su gran amigo Neil Young recordamos la versión de luna de miel de Helpless en el pathos Cult The Last Waltz, dirigida por Martin Scorsese. En Wating for my man (Velvet Underground) Lou Reed canta: "26 dollars in my hand” y así John Lennon: "El pavo frío me hace correr”, mientras Johnny Thunders (New York Dolls): "I'm living on a Chinese Rock/All my best things are in hock" (Chinese rock). Los Husker Du se disolvieron a causa del problema, y ​​así decenas de otros grupos. Los Guns’Roses la homenajearon en Mr. Brownstone y los Rolling Stones en Sister Morphine. Es la droga más cortejada por los artistas.

LSD: alias dietilamida del ácido lisérgico, descubierto por Albert Hofmann en 1943 en Suiza, en los Laboratorios Farmacéuticos Sandoz. Se ingiere y se espera que "tome bien". Efectos: sensación de ser un marciano en calzoncillos, deseo de volar (lo tenía al tomarlo Robert Wyatt), aburrimiento. En ‘67, Eric Burdon de los Animals dice: "Dios y el amor son la misma cosa. Al principio sólo quería probar luego me descubrí por dentro”. En el ‘68, Brian Wilson de los Beach Boys exclama: "Con el LSD descubrí a Dios. Esa fue la experiencia más importante de mi vida”. Musicalmente es una droga relacionada con la contracultura, con la San Francisco del '67. Timothy Leary, Dick Alpert, Gary Snyder, Gerry Rubin y Owsley Stanley anuncian a los jóvenes que el LSD (siendo aún legal en el momento) es el máximo y los chicos se precipitan. Los Merry Pranksters de Ken Kasey adornan decenas de furgonetas y deambulan por los Estados Unidos promoviendo el ácido. Jimi Hendrix escribe: Purple Haze was in my brain/Purple Haze all around/ Purple Haze in my eyes, después de haber ingerido un ácido. Syd Barret deja su testamento lisérgico en The Madcap Laughs. Grateful Dead, Jefferson Airplane, Quicksilver Messenger Service, Chocolate Watch Band, Seeds, Pink Floyd, Beatles, en fin de todos están metidos en acido. En la chamánica y psiquedelica Riders On The Storm, Jim Morrison viaja hacia el paraíso. Una droga generacional con su máximo éxito en los años sesenta.

Marihuana: se fuma en cigarrillos, en chillum, en pipas, etc., se bebe en infusiones como el café o el té, se come mezclada con galletas, con pasteles, en tortas, etc. Efectos: risa inmoderada, sensación de paz: ¿cómo estás?: cara de idiota sin respuesta, deseo de escuchar a Bob Dylan, el peor período, el de Slow train comin’ o incluso al Cat Stevens de Tea for the Tillerman y al inevitable Bob Marley. Clásico el colapso por abuso. En los años ‘50 el modern jazz fuma pot; en los ‘60 Bob Dylan es el profeta que adoctrina a los Beatles y los Rolling Stones, excepto a Charlie Watts, el baterista; en los ‘70 las estrellas del reggae fueron retratadas en la cubierta de los discos con sus cabellos rastas que ocultaba el "cañón" en la boca. Joe Strummer es un aficionado del género y como él miles de otros. Riesgo: extrema "dulzura interior", la cual puede conducir a escuchar música presumiblemente suave. Por eso James Taylor se ha convertido en rico y famoso. THC, ademas de ser el principio activo de la marihuana, es tambien un grupo heavy rock español de lo’80.

 Anfetamina: Drynamil o sea Corazones Púrpura (Purple Hearts), píldoras utilizadas por los mods en los años ‘60: fue retirada del mercado en el '64, después de una histérica campaña de prensa. Efectos: locuacidad, desordenado deseo de escuchar y escuchar de nuevo a My generation (The Who), insomnio, temblor y psicosis. Dexedrina: en el ambiente Dexys (de ahí los Midnight Runners), popular entre los mods de los años ‘60. Durophet: cápsulas estimulantes inventadas para tratar la obesidad y el alcoholismo, ya no está en el mercado. Popular entre los posthippy de los años ’70. Estilo de música asociado: David Bowie, Roxy Music, el Glam; en los Estados Unidos los New York Dolls y Stooges. Sulfato de anfetamina o Speed Billy de Billy Whizz, un personaje de dibujos animados que se mueve a toda velocidad. Es la anfetamina clásica. En el rock’n’roll Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Jackie Wilson, Little Richard, Pete Townshend, Small Faces, Sex Pistols, el mod revival Uk '79 y el grunge. La música siempre la agradece.

Cocaína: en la jerga "coke, Charlie, snow, etc.", es un estimulante natural, se inhala. El consumidor piensa ser la persona más aguda y despierta del mundo: tal vez por eso el Papa León XIII bebía el famoso Vino Mariani, elaborado con extractos de la hoja de coca. En el rock, JJ Cale canta: If your thing is gone and you want to ride on/Cocaine/Don't forget this fact/You can't get back/Cocaine/She don't lie; Eric Clapton y David Bowie han elogiado la sustancia. Terry Allen escribió Cocaine Cowboy, los Afterhours, en 1992 publicaron un disco: Cocaine Head; David Bowie, Lowell George (Little Feat), Jimmy Page y Gregg Allmann han creado música bajo la influencia de la droga. John Belushi la mezcló con heroína, creando el speedball, con consecuente sobredosis; Shannon Hoon elevó la dosis, sin retorno. Ninguno se ha vuelto genio gracias a ellas.

Hongos mágicos: drogas inventadas por la madre naturaleza, para las personas con ganas de descubrir la calidad artística real de bandas como Gong, Can y Faust. Los hongos se mastican, se fuman o se deshacen en algunas tisanas. Efectos: alucinaciones, náuseas, risa forzada, trance catatónico, danza desenfrenada...

Ecstasy: comprimidos o cápsulas sintéticas, es el viaje de la "generación rave". Pueden contener combinaciones de barbitúricos, heroína, LSD, anfetaminas, talco, etc. Es la droga de los ’90, de preferencia en las discotecas. Sostiene la cultura acid house.

Drogas pobres: inhalar la coccoina, histórico el "sniffin'glue" de los Ramones. Cáscaras de plátano: en los años ’60 quien no podía permitirse marihuana o algo similar recurría a fumar cáscaras de plátano contando en sus propiedades tóxicas, inexistentes. Aspirina y Coca-Cola: sobre todo en los ’60, los mods que no podían pagar las píldoras recurrían al ácido acetilsalicílico disuelto en una bebida carbonatada con efectos muy perjudiciales. Ingiriendo Reupnol disuelto con el champán Kurt Cobain desplazó trágicamente el nivel. Dodos: práctica generalizada en Inglaterra en la época punk. La ingestión de pastillas como la efedrina, ofrece la aparición de la taquicardia. No hay que olvidar el popper: se vende mayormente en los sexy shop, y sobre todo entre los gay, es aspirado en el momento del orgasmo para hacer irrepetible el momento. Música: aunque Donovan en Mellow Yellow canta: "Electrical banana Is bound to be the very next phase" no hay evidencia real de que se refería a las "cáscaras de banana".


En resumen, una historia de las "drogas" entre lo serio y el guiño, un juego, una manera de mantenerse dentro de los cambios generacionales del rock’n’roll propio como nos enseñaron grandes maestros como Lester Bangs, mencionado en la canción " It's the End of the World and We Know It" (1987) del grupo REM y en la canción "It's Not My Place" (1981) de la banda Ramones.


Maurizio Bagatin
Enero, 2017

martes, 17 de enero de 2017

Los incendios de las palabras

“Mi sueño del todo personal,
no es propiamente lo de construir
bombas, porque no me gusta matar gente.
Quisiera más bien escribir libros
que fueran como bombas, es decir
libros que sean utilizados
en el momento exacto en el que se escriben
o que son leídos por alguien.
Después deberían desaparecer.
Libros, de hecho, destinados a desaparecer
al poco tiempo después de haber sido leídos o utilizados.
Los libros deberían ser unas bombas,
 nada más”.
-Michel Foucault-

La sociedad del espectáculo es la sociedad del lenguaje alienado. Lo que se pone en la hoguera es todas las facultades críticas, se incinera de raíz cualquier forma de disidencia: como una vez se quemaban herejes y brujas, hoy en día hay quemas de palabras, privadas de cualquier sentido, de toda verdad. Hay una necesidad, por lo tanto, de recuperar la posesión de las palabras, del lenguaje ¿Cómo? Sólo en la práctica.

Los bandidos (los que están sujetos al estado de excepción permanente) no tienen voz, sino que, como observa Hannah Arendt, ellos no tienen un lenguaje (que se define sobre la base de Aristóteles, como la especificidad del hombre en cuanto ser dotado de la facultad de pensar y hablar o para regular la convivencia, por lo tanto de hacer política, con la palabra). Son esclavos (que de hecho Aristóteles no contaba entre los seres humanos).

En el análisis de Guy Debord, la sociedad del espectáculo (de la cual los medios de comunicación no son que el icono) es la sociedad del triunfo de la mercancía (del fetichismo de la mercancía, de acuerdo con el análisis marxista clásico) y de la alienación humana. Pero si el espectáculo es la comunicación humana, entonces la alienación no solamente consiste en la expropiación de la actividad productiva del hombre (como el análisis marxista clásica), sino también en alienación del lenguaje mismo. El hombre no crea ya nada. Se limita en sufrir. Vivimos en el Imperio de la pasividad. Y en este sentido todos somos bandidos.
Y nuestra tarea es tomar de nuevo la palabra.

En las piras encendidas queman las brujas
Sus cuerpos de éxtasis rebelde a todo poder
Queman los locos Queman los profetas
Bárbaros inquísidos por jueces y por sacerdotes
Queman a los herejes Queman Fra’ Dolcino
Que en la montaña tomó las armas por consejo divino
Y queman los libros que son armas apuntadas
Por aquellos que retoman las palabras contra quienes las robaron
A palabra incendios de palabras
A palabras más allá de las palabras
A palabras adentro las palabras
A palabras armados de palabras
Se funden en el fuego en aquel cementerio
Las palabras negras y su fondo blanco
Y se hacen cenizas para rociar la cabeza
Para luego bajarla muda a los pies de quienes han juzgado
Que no sea ceniza, sino pólvora
A cabeza cortada todo es mucho más claro
Y que cada letra se haga capital
Centro infinito acabado y descentralizado de un orden innatural.

Les Anarchistes

Traducción: Mauricio Bagatin

viernes, 6 de enero de 2017

Cómo cambia el poder

Andrea Papi  
“La pobreza es un hurto” - Riccardo Petrella -

Es necesaria una mirada lo suficientemente inescrupulosa para detectar los escenarios que se están proyectando, considerando que los viejos paradigmas interpretativos con los que se ha educado la generación post-guerra son ahora incapaces de ayudar a entender lo que está por venir. El mundo está experimentando una metamorfosis completa de las geografías sociales, laborales, económicas y políticas. No para el cambio o para reformas que, aunque significativas, sin embargo, dejan intactas las disposiciones estructurales. Estamos siendo testigos, impotentes y tal vez temerosos, a las transformaciones profundas e irreversibles, que están cambiando la naturaleza orgánica de los sistemas sobre los cuales, hasta hace poco se estaba sosteniendo el equilibrio entre los estados, las economías y las relaciones sociales. Imparable, se está delineando una especie de conjunción entre dos dimensiones existenciales prácticamente paralelas. Aunque tenemos algunas convergencias altamente significativas que colisionan, sin embargo, son a/simétricas porque sólo una de los dos afecta a la otra acondicionándola en gran medida. La hegemonía económica y política planetaria está cambiando de calidad y de signo. En comparación con lo que está emergiendo y de cómo se manifiesta, no es en absoluto arriesgado suponer que el antiguo concepto de dominación ya no es del todo apropiado para definir el estado y las formas de los poderes hegemónicos. De una forma u otra, el concepto de dominio se basa, de hecho, en la dominación de alguien o algo que manda y se impone. Al final, el dominador (cosa, estructura o persona) es siempre identificable y permite localizar el "enemigo" contra el cual enfrentarse. Lo que se está proyectando es más bien una especie de amalgama reticular, no lineal y no estructurada en un sentido estricto, con el poder de establecer y dirigir a nivel global, los caminos, las situaciones y el estado de las cosas.  Está determinándose un estatus persistente de fuerte condicionamiento por encima de todo y de todos, lo que permite a una minoría cada vez más estricta de acumular riquezas hiperbólicas a través de la especulación financiera. Una élite que se impone mediante el aprovechamiento de los mecanismos que impiden la distribución de la riqueza más equitativamente. Los pueblos y las sociedades están sujetas a una serie continua de fuertes restricciones, impedidos en escoger y actuar de forma independiente, obligados a someterse a una situación generalizada. Queriendo hacer un paralelo metafórico, el terrible Leviatán de Hobbes en comparación se parece a un aficionado.

Al igual que en la película "Metrópolis"
De esta manera se están determinando dos dimensiones separadas, cada vez más distantes, en tendencia forastera una de la otra. Por un lado el mundo de las élites, inundado con facilidades y beneficiario de infinitas posibilidades, que tiene acceso a prácticamente todo y de manera indiscriminada y que pueden permitirse el lujo de no hacer frente a lo que ocurre en la otra dimensión paralela, la que domina incondicionalmente. Del otro, una condición general sobre/determinada de la primera, y por lo tanto pre/determinada, de la cual es parte casi toda la humanidad, adonde una minoría aun con la posibilidad de algún bien es acompañada por la gran mayoría de los pobres, necesitados, sumisos, chantajeados y esclavizados, en gran número en un estado constantemente precario y en una posición de no poder decidir su propio destino. Una condición que se acerca, de la cual es prácticamente imposible prescindir y que ha pasado por alto en gran medida como poder influir al ya obsoleto poder político de los estados, reducidos a estructuras puramente administrativas en nombre de fuerzas abrumadoras. Es irresistible evocar el escenario propuesto por Metrópolis, película muda de Friz Lang de 1927, en lo que se representa una clara separación entre el mundo de los industriales ricos, que viven en la comodidad y el lujo en los maravillosos jardines, y el mundo subterráneo de los "prolet", que al contrario viven en la oscuridad inmersos en la tristeza de una vida hecha de dificultad y fatiga. Adentro de esta bidimensional simultáneas y antitéticas juega un papel fundamental la progresión de la sofisticación tecnológica, la informática, la robótica y la cibernética. La tecnología informática es, de hecho, el principal factor que ha permitido y permite el progreso de los escenarios de los que estamos hablando. La introducción masiva, ya inminente, de la informática y la robótica en el proceso de producción va a cambiar la composición y la calidad de la fuerza de trabajo, en términos de cómo la conocemos, preparándola a desaparecer en poco tiempo.

Es importante destacar que, en cuanto a la producción la tendencia más sorprendente no es exclusiva a la suerte de la legendaria "clase obrera", ya que está destinada en desaparecer tambien la categoría de los administradores, que será sustituida por los programadores informáticos. La tendencia mundial es automatizar completamente los procesos de producción, sustituyendo la incertidumbre de las habilidades manuales y de la proyectualidad humana con una estandarización segura. Una tendencia que está avanzando con gran progresión y ya no puede ser ignorada de ninguna manera o por ninguna razón, mucho menos ideológica. Otro cambio ya en marcha y a ritmo acelerado, es la desaparición gradual del uso del dinero, el cual será sustituido totalmente dentro de unas dos décadas, de acuerdo con las proyecciones de los expertos, por Smartphone, microchips, sensores y todos tipos de instrumentación electro-computarizado capaz de realizar los intercambios mercantiles. Tal eventualidad nos precipita en nuevas y completamente diferentes perspectivas. A pesar de que se simplificará, al menos en teoría, todas las transacciones de compra y venta, por otra nos proyectará en las dimensiones futuristas, donde será examinada y controlada cada operación. Es fácil intuir que sólo las diversas mafias, así como todos los que puedan permitirse el lujo de vías altamente sofisticadas, lograran moverse en forma no convencional con acciones fuera de la conformidad monetaria legal. Un aspecto importante para el "hombre común" será sin duda el control sistemático de quien es propietario de cuentas bancarias, mientras arrojará en los brazos implacables de la criminalidad todos aquellos que no tienen ingresos, cuyo número está destinado en aumentar.

Escenario a corto plazo
La ronda de billetes con los que estamos acostumbrados se transformará, en todos los aspectos, en un unicum virtual. Desaparecerá la realidad tangible del dinero y cada operación permitida, desde la más pequeña hasta la más grande que se llevará a cabo, será sólo a través de transacciones electrónicas. Se eliminará la mediación humana en la compra-venta. Nos volveremos completamente dependiente de la electrónica y de la informática, y vamos a tener que conformarnos. Desde un punto de vista humanista será el aspecto más aterrador. Surge inmediata la pregunta: ¿si toda la dimensión monetaria se llevará a cabo en un nivel puramente virtual, porque en la práctica se siguen masacrando poblaciones enteras? En el nombre de una flagrante "sin sustancia", se encuentran remachadas por "deudas" que viajan puramente vía éter, sometidos a un mundo que sólo existe en las interacciones financieras que tienen lugar en la red, que no existe en el nivel de uso diario si no fuera por sus efectos ruinosos. Deberíamos empezar a tomar nota de que un escenario así a corto plazo no puede ser enfrentado con revueltas de ira o con estrategias que se engañan en socavar los poderes que ya no tienen "Palacios de Invierno" a tomarse y derrumbar. Es impelente replantearse seriamente cómo subvertir el orden que se está proyectando.

Traducción: Maurizio Bagatin

miércoles, 4 de enero de 2017

De Bauman a Diamanti, viaje al fin de la democracia

Wlodek Goldkorn

Avanza (y se profundiza) la idea de que con la globalización ha terminado una era que comenzó con el Iluminismo. ¿Y después de eso? Aquí el diagnostico de Wlodek Goldkorn

Como la novela y la burguesía, los dos mejores productos de la modernidad occidental, tambien la democracia desde su existencia está en crisis: en consulta siempre y continuamente sobre sí misma, mientras lucha por su (no segura) existencia. Esta vez, sin embargo, en el cuarto lustro del Vigésimo primer siglo, tal vez ya no estamos para algunas corrección de rumbo y de ajustes de procedimientos.

La mayoría de los estudiosos coinciden ya de que estamos en el "después de la democracia". O mejor dicho, que avanza la idea de que aquí en Occidente haya terminado la democracia como la hemos conocido e imaginado desde el siglo de las luces hasta la globalización. Desde la irrupción de los partidos de masas en la escena política (una forma de "proceso parlamentario" de la lucha de clases, de otra manera sangrienta debido a que los trabajadores eran tratados como "salvajes" como los pueblos colonizados; basta solo pensar en Bava Beccaris o en la matanza de los comuneros de París) de la entrada de los partidos socialistas en el juego parlamentario, por lo tanto, estábamos convencidos de que había una estrecha relación entre las siguientes categorías: progreso, libertad, democracia, el crecimiento económico, la educación de masas, de emancipación. Las cosas iban juntas, más libertad y más consumo; más democracia y un mayor crecimiento económico y personal y adelante conjugando. Por supuesto, las guerras mundiales y los fascismos han marcado unos pasos atrás, pero desde 1945 reinaba en Occidente una especie de convergencia estable y creciente entre el liberalismo y la socialdemocracia (dos oponentes históricos): más beneficios y más igualdad, más libertad y más garantías de los trabajadores, y hasta la apoteosis, casi hegeliana, los derechos humanos en 1989. 

Entonces, de repente, todo ha terminado. Nuestros hijos vivirán peor que nosotros; el voto no establece el vínculo entre los elegidos y los ciudadanos; el trabajo es precario cuando existe; y el futuro se ve como una amenaza aterradora y no como una prometedora e magnifica imaginación. Del progreso nadie habla excepto para decir que se trata de "perro muerto" y la ilusión del pasado, el sol del futuro está apagado y los políticos parecen figuras grotescas, dedicada a la celebración de rituales vacíos desde el punto de vista semántico, ya que no logran generar un lema de identificación con los que se supone representan. ¿Así que es lo que viene? 

Le preguntamos a los estudiosos, filósofos, politólogos. A partir de Zygmunt Bauman. Antes dos premisas. En 1991 Christopher Lasch, historiador estadounidense fallecido hace veintidós años, en un libro "El paraíso en la Tierra", en el que daba la despedida a la ilusión de progreso, citó una observación de George Orwell (1940) por lo que mientras las democracias ofrecían comodidad y ausencia de dolor, Hitler ofrecía lucha y muerte; y, en los últimos años del siglo XIX, Georg Simmel, sociólogo alemán, cantor de la metrópoli con su caos y el dinero como la medida de todo, dijo todavía entender los laudatorios de los valores antiguos y de las gestas heroicas. ¿Así que, incluso hoy en día, frente a la Babel del mundo globalizado, estamos empezando (bajo el disfraz del populismo) a revaluar el valor de la comunidad cerrada, aislada y gobernada por un hombre fuerte? La respuesta de Bauman es sí. El sociólogo parte de la noción de "retrotopia", utopía retroactiva: apelación a un pasado mítico, inventado y que se presenta como la oportunidad más atractiva para escapar de la angustia de un presente incierto. La retrotopia por ejemplo, explica el éxito de Trump. El presidente electo no ha ofrecido, de hecho, ninguna visión de un futuro mejor, de progreso de la condición de la gente (como Roosevelt o Kennedy): su mensaje es más bien para restaurar el pasado "glorioso" de los Estados rurales y proletarios, no contaminado por el lenguaje políticamente correcto de la elite globalizada, atento a las "reglas"; reglas incomprensibles para el hombre común que de esta manera se siente excluido y no a la altura para competir por su lugar al sol.

Las élites políticas, a su vez, no son capaces de mantener sus promesas. Y no lo son porque tenemos que ver con "el divorcio entre el poder y la política." El poder está cada vez menos ligado al territorio, cada vez más representado por entidades abstractas e inmateriales (bancos, finanzas, mercados). Todo esto crea frustración, búsqueda del culpable, del chivo expiatorio, deseo de regresar desde la "condición cosmopolita" (ya teorizado hace más de un siglo por austromarxistas y socialistas del Bund judío) hacia una comunidad cerrada adonde es posible una ilusoria y extrema simplificación. Cierre y simplificación (acentuado por el temor de los migrantes) que se transforma en deseo de un "hombre fuerte". Bauman dice: "Tal vez no será abandonada la palabra democracia, pero va a ponerse en tela de juicio la clásica división tripartita de poderes entre el ejecutivo, legislativo y judicial." Adiós, pues, Montesquieu: puertas abiertas para posibles formas dictatoriales. También porque, "hasta la esperanza se ha privatizado." Pero quizás Bauman, crítico de lo existente es demasiado pesimista (de hecho, admite en privado con la esperanza de un renacimiento de la izquierda cosmopolita). Tal vez tenemos que aferrarnos a las palabras de Chantal Mouffe, belga, famosa por sus estudios sobre el populismo y el concepto de hegemonía, cuando habla de la necesidad de volver a una izquierda antagónica y que rechace el compromiso liberal-socialdemocratico. O tal vez tiene razón Pierre Rosanvallon, politólogo francés, que ha estado diciendo que ya no estamos en una democracia (“La contre-démocratie. La politique à l'âge de la défiance”) y propone medidas concretas de resistencia. Estas incluyen: monitorear, supervisar, controlar el poder y "hablar claro y decir la verdad". Y con esta última consigna vuelve a las investigaciones de Michel Foucault sobre la "parresia", el decir lo que se piensa de los griegos en la época de Pericles, virtud del ciudadano y medio de oposición a las tentaciones de toda tiranía. Esto en cuanto a la esperanza, porque Rosanvallon también dice que la vieja idea de un parlamento que legisla y un gobierno que realiza ya no existe, porque el poder político está ahora en las manos del ejecutivo y crece el deseo de presidencialismo en todas partes. Se hizo eco por David Van Reybrouck, un erudito que trata de teorizar el sorteo de personas llamadas en decidir las cosas en la política, lo que precisamente acontecía en Atenas, tanto de haber escrito un libro titulado "Contra las elecciones” (y añade: "Los elegidos son élite "). Donatella Di Cesare, Profesora de Filosofía Teórica de La Sapienza y feminista con fuertes tendencias anarquistas, sostiene que: "La democracia es el último tabú. Nadie se atreve a poner en cuestión, pero hay que empezar a hacerlo si no queremos la catástrofe y si queremos preservar nuestras libertades". Señala América (Estados Unidos de América) para decir: "La democracia se está volviendo dinastía. "Entonces, ¿qué hacer?" Hacer una democracia más femínea y menos macho. Aceptar, en estos tiempos de globalización y de flujos migratorios, la soberanía limitada, condicionada, separada de la obsesión de la identidad, abierta a Otros. Quienes exaltan la soberanía rígida, terminará renunciando a la libertad en nombre de la simple soberanía. Me temo". Así como lo teme Jan Zielonka, docente en Saint Antonys College, Oxford, de la catedra intitulada a Ralph Dahrendorf, durante décadas pontífice máximo del liberalismo. Desde Varsovia, donde se encuentra de vacaciones, en el teléfono confirmó: "Está ganando la contra-revolución. Por supuesto, la ola contrarrevolucionaria progresa a través de las elecciones y no a través de golpes de Estado militares o barricadas, pero pensar que se pueda volver al mundo tranquilizador de la democracia liberal es una locura". En este punto, sólo hay que hacer un poco de orden y repetir la pregunta: ¿qué hacer? La palabra va a Emmanuel Todt, carácter afable, controvertido, multifacético, histórico de "la larga duración" (como se hace llamar), que antes de ejercer su pensamiento es tá dispuesto a presentarse como un continuador de las tradiciones de la "vieja burguesía israelita patriótica". Hace ocho años Todt publicó un libro titulado "Après la Democratie" (después de la democracia). Hoy en día, dice: "La historia de Occidente no coincide con la historia de la democracia". Y también: "La democracia estaba vinculada a la difusión de los conocimientos en materia de alfabetización de las masas," para llegar a decir: "Hoy en día, sin embargo, las élites, ahora amenazadas por un pueblo capaz de leer y escribir todavía está tratando de establecer la diferencia cultural. Y así traicionan la democracia, diciendo que los que votan Trump o Brexit son ignorantes".  Y comenta: "La democracia no existe más. Murió junto con la globalización y el euro, al flujo de la inmigración sin control. Si no soy dueño de la moneda y del territorio, no puedo ejercer mis derechos democráticos". Repite: "No soy un xenófobo, odio el Frente Nacional, pero me gusta decir lo que pienso. ¿"Así que, realmente se acabó la democracia? Concluye Ilvo Diamanti, el cual dice dos cosas fundamentales, en primer lugar que la democracia es una forma de poder, de "cratos", y no puede por lo tanto ser parcial, más bien debe corresponder a un territorio habitado y dirigido por una población de ciudadanos (una observación no del todo evidente para el tiempo del mundo global). En otras palabras: la responsabilidad, el principio de la democracia, prevé la delimitación, y por lo tanto la existencia de fronteras. En segundo lugar, la forma de democracia corresponde a la tecnología de la comunicación. En el momento de los notables, la arena fue el parlamento y los partidos políticos nacieron en los pasillos de las asambleas, elegidos en gran parte por la riqueza. Entonces, han dado paso a los partidos de masas y se trasladó a la plaza y a los periódicos. La siguiente etapa fue la personalización y el liderismo y así a la televisión. Hoy en día a estas formas (ninguna de las cuales ha desaparecido), debemos añadir la Red. Y llegamos a la "democracia híbrida". Y añade: "La Red permite algo parecido a la democracia inmediata, adonde la deliberación y ejecución se producen simultáneamente. 

Pero la democracia necesita la mediación, donde es inmediata y radical (como en la utópica visión jacobina o en la Atenas del siglo V antes de Cristo) tiende a suprimirse a sí misma". ¿Logrará su abolición? "Creo", dice, "que vamos a vivir en una mezcla entre la democracia mediada e inmediata". Y no es un futuro tranquilizador.


Traducción: Maurizio Bagatin