sábado, 31 de diciembre de 2016

El valor de la naturaleza: molles vs cemento -Carlos Crespo F.

El valor de la naturaleza: molles vs cemento

Carlos Crespo Flores
2016

El titular de la declaración del viceministro de Deportes, Tito Montaño, permite ilustrar algunos debates teóricos y mitos de las políticas públicas que circulan en el país[1].

“Por dos molles no voy a poner en riesgo los Juegos”. ¿Cuál es el valor de la naturaleza? Tema sobre el que la economía neoclásica solo ha logrado dar respuestas economicistas, por tanto, el molle tiene menor valor económico que unos juegos deportivos internacionales. Este mantra es repetido por el vice-ministro de Deportes, quien para colmo desconoce que el molle es una especie protegida por Ley, como recuerda la nota de prensa.

Es que la naturaleza va más allá del valor económico, pues cumple funciones que no pueden ser reducidas a un bien escaso susceptible de ser introducido en la disciplina del mercado; cómo poner un valor económico a la antigüedad de los molles, probablemente con valor simbólico para alguno/as? ¿O su valor futuro asimilando residuos atmosféricos y proveyendo servicios ambientales? No se puede comparar molles con cemento, señor viceministro. O si lo hace, incluiremos otros criterios de valoración, de base ecológica.

En este caso, se trata de pensar el espacio urbano desde el árbol, no desde la infraestructura cementada; desde los límites ecológicos, no desde el crecimiento indefinido. Pero también son dos entradas para intervenir en el espacio urbano. La gravedad de la crisis ambiental de la ciudad de Cochabamba obliga al gobierno municipal a reorientar su política de desarrollo urbano, si esta existe. El molle debe ser el eje de la planificación antes que el cemento. Esta es la apuesta que los gobernantes de la ciudad, más allá de su ideología, deben realizar, y evitar una catástrofe ambiental, en muchos casos irreversible, que ya ha comenzado.
  
La misma idea encontramos en la frase del secretario general de la Alcaldía, opositor: "Si han bajado dos (molles) reponemos 20, no hay problema". Lo importante es garantizar el cemento -digo los juegos-. Se me ocurren dos frases populares para este comportamiento, “todo se arregla con plata” y “si somos de tener, para qué nos vamos a privar”. Ponemos 20 plantas, que alguien pagará, y punto, que siga la orgía financiera.

Por otro lado, detrás de esta noción se halla la idea que con tecnología solucionamos los problemas ambientales; como se producen las 20 plantas; ¿quién los paga? ¿Qué tecnología se utiliza para su producción?

Sobre los detalles del proyecto y la licencia ambiental para la ejecución del estadio de atletismo, Pol indicó que la obra aún no cuenta con la licencia ambiental, “porque todavía no se la empezó... Va tener pues (el permiso ambiental), cuando se va a iniciar la obra recién se otorga la licencia ambiental…”. Otra aberración del señor Pol. La obra de hecho ya ha comenzado, por eso es que se han derribado los molles, pero la obra carece de licencia ambiental. Esta licencia -que seguramente ha sido categorizada de tal manera que no requiera estudio de impacto ambiental, menos consulta pública-, debe ser otorgada previa a la obra, es un criterio para decidir si se ejecuta o no la infraestructura. En este caso, se han “c… en la tapa” de la norma, o la han sometido a la necesidad del gobernante.




[1] “Por dos molles no voy a poner en riesgo los Juegos”

viernes, 30 de diciembre de 2016

A PROPOSITO DE UN ARTICULO DE EMIR SADER -Carlos Crespo F.

A PROPOSITO DE UN ARTICULO DE EMIR SADER[1]

Carlos Crespo Flores

Emir Sader Quiere hacer creer que en Ecuador, con las elecciones se decide “si el país seguirá su rumbo progresista o se sumará a los gobiernos de restauración neoliberal”. Como en Bolivia, primero Sader debe demostrar que en Ecuador se vive un “rumbo progresista”. La derecha está en el palacio de gobierno de estos “gobiernos progresistas”, co gobernando con izquierdistas que creen que de estos procesos saldrá algo emancipador. Más grave aun, la corrupción es la razón de estado de estos “gobiernos progresistas”.

Sader critica a los intelectuales que hicieron un manifiesto contra la política extractivista de Correa, y son solidarios con la ONG Acción Ecológica, hoy obligada a disolverse por haber sido una voz crítica a la destrucción ecológica que está realizando el regimen “progresista” ecuatoriano. No se construirá la sociedad del “Sumaj Kausay” con medios autoritarios, hecho que el intelectual marxista ignora.

Esta  idea de “hacer juego a la derecha”, tan manida por los comunistas latinoamericanos, sigue la vieja tesis stalinista del “si no estas conmigo estas contra mí”. Maniqueismo político que se repite como hace 50 años.

Qué ha cambiado en la Argentina y Brasil, luego de la caida de los “gobiernos progresistas” de Kichner y Russef/Lula, defendidos por Sader –y llama a votar en el caso de Ecuador? Pues que ahora no existe la legitimación de organizaciones sociales de las políticas estatales extractivistas, pro capitalistas, a nombre de un futuro venturoso que nunca llega ni llegará. No existe la ideología populista marxista de la revolución o el vivir bien para justificar las catástrofes ecológicas y étnicas que están realizando. Los gobiernos que los han seguido son pro capitalistas, extractivistas, abiertamente, no lo tienen que justificar o “dorar la píldora”.

El artículo de Sader nos conovoca a discutir los supuestos teóricos y conceptuales de los intelectuales funcionales a los “gobiernos progresistas”, aquellos que construyen soportes discursivos de estos regímenes autoritarios. En Bolivia los denominamos “intelectuales amarrawatos”.

Cochabamba, 30/12/16







[1] Emir Sader (2016) A los intelectuales latinoamericanos