lunes, 12 de noviembre de 2018

Aquí hay una flor -maurizio bagatin


"Este texto", nos dice el autor, "debía ser leído a la presentación de la novela Muerta ciudad viva ( editorial 3600 La Paz) de Claudio, en la FIL de Cochabamba, presentación que no se llevó a cabo...aquí va para la lectura y su difusión".
Gracias hermano


Aquí hay una flor

“Todo lo interesante ocurre en la sombra, no cabe duda. No se sabe nada de la historia autentica de los hombres” - Louis-Ferdinand Céline -

Mientras el amigo escritor viaja hacia un invierno napoleónico, para meterse en camisa de once varas - sostiene él mismo - en su Llajta todo lo imaginario, todo lo fantástico y todo lo real que plasmó en letras en su Muerta ciudad viva, se ha ido metamorfoseando brutalmente. Masacrado por la tempestad del progreso. Hoy su novela reaparece. Se fue de parranda no más…un voy y vuelvo a la Nicanor Parra. Y está aquí más viva que nunca.

La novela de Claudio se parece a La Piedad de Miguel Ángel, más por su ejecución que por su esencia, el escritor ha eliminado solamente lo que no servía, lo que no era útil, lo demás todo ya estaba, todo ya existía en este infierno de los vivos, en este paraíso de muertos…y él lo extrae…de una ciudad invisible e invivible, adonde amor y odio se cortejan a plena luz del día, para que luego baje la noche, la noche de Céline en el lenguaje, la noche de Miller en su filosofía, la noche de Bukowski en su moral 

Claudio está persuadido que el amor y el odio se cortejan y van deslizándose sobre el hilo de una navaja, a veces se juntan, se revuelcan y se sacuden, y aunque no se reconozcan, van armando la trama…pluma acida como la del Chueco Céspedes…en este valle fértil, de campiñas que bordeaban la desordenada ciudad, lo conservador se mezcla con lo pícaro, lo tradicional se enfrenta a todo cambio, manteniendo solidas muchas estructuras coloniales, muchos vicios burgueses y muchas leyendas urbanas, Claudio se adueña de un lenguaje puro y sincero, quechuismos y contaminaciones importadas o de paso - de la época que vive - sin conformismo y con pocas gracias da a luz a una visceral joya literaria, que el tiempo - sabio conservador y madurador - nos devolverá mañana con aún más luz y más poesía. Dejémosla madurar, a cada cosa su tiempo, a cada uno su trabajo…y al lobo el rebaño.

La flor nació gracias al estiércol, a una tierra fértil y al cuidado del jardinero, ahora muchas mariposas vuelan a su alrededor, embriagadas por el perfume, alucinadas por el color, hipnotizadas por su belleza.

Esta es la magia del texto, esta es la grandeza de una penetración - ya lo dije varias veces - que a su tiempo logró el Juan de La Rosa de Nataniel Aguirre. 

                                                                                 Hasta la vanidad de la escritura literaria, de aquella mirada larga y profunda que va recogiendo, inventando y mintiendo, parecía ya una calidad desaparecida, que ya no frecuentaba este valle ya no tan fértil, ya no tan cuidado…pero esta novela devuelve la imagen a una tierra, devuelve la palabra a su gente, en este esquizofrénico andar diario, cuando la aun joven democracia ya demuestra sus debilidades, sus mentiras y sus vulgaridades, ahí toda ilusión se va evaporando entre sexo y alcoholes, en un rider on the storm criollo, que no es nada más que un conflicto de identidad juvenil como forma de pensar lo nacional. Es una manera de mirar los conflictos relacionados con lo generacional, lo económico, el género, lo étnico, la sexualidad, las relaciones interétnicas…

Ahí estuvo Claudio, mientras hoy va viajando, imaginándose ser un Mateo Alemán el cual bien sabía que todos vivimos en asechanza los unos de los otros, como el gato para el ratón y la araña para la culebra
Maurizio Bagatin, octubre 2018
Imagen: "A Voyage to the Moon”. Gustav Dore