martes, 31 de enero de 2012

CARACTER ETICO DEL ANARQUISMO


Luce Fabbri

Texto extraido del periódico anarqusita Tierra y Libertad (Julio 2001)
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Reproducimos a continuación, gracias a la revista uruguaya Alter, la intervención de Luce Fabbri en los Encuentros Anarquistas celebrados en Uruguay en 1997.
Es nuestro pequeño homenaje a la compañera desaparecida el 19 de agosto del año pasado -2000.


El tema de hoy no es muy cómodo. Es difícil hablar de ética, especialmente por parte de una persona de mi edad. Estamos acostumbrados a ridiculizar a los viejos que sermonean a los más jóvenes. Nadie se siente impulsado a escuchar.

Sin embargo, no podemos prescindir de la ética: la vida sería imposible si, en lo cotidiano, no juzgáramos continuamente nuestros actos y los ajenos con un criterio ético, por más que lo violemos a menudo. Cuando pensamos en nuevas normas de convivencia, instintivamente nos remitimos a lo que creemos que sea bueno para todos y no solo para nosotros o, por lo menos, cuando hacemos, en este terreno, una propuesta, la presentamos como conforme a lo que es "justo" o la conciencia entiende como "justo".

En todo este siglo XX que está terminando ha prevalecido la idea de que la ética no se puede aplicar a la política. Y, si entendemos por política el arte de llegar al poder, de gobernar, la afirmación es correcta. El poder que se conquista con la fuerza, con el voto, o simplemente, amontonando riquezas (pues hay distintas clases de poder), se conserva fundamentalmente por la fuerza (ejército y policía), aunque en los regímenes más democráticos, la fuerza está más disfrazada y la base social tiene mayores posibilidades de ejercer cierto control y una limitada capacidad de iniciativa. En este ámbito, los partidos, organizados para llegar al gobierno, no pueden obedecer normas morales de convivencia (no mentir, no dar ni aceptar coimas, mantener lo prometido, ajustar la actividad al programa, etc.) porque, si lo hicieran, fracasarían. Por ejemplo: conseguir una mayoría de votantes cuesta mucho dinero, aunque no se piense en comprar materialmente votos. Solo la propaganda electoral exige sumas que las contribuciones de los partidarios no llegan nunca a cubrir. Y hay plata fácil, a disposición de los partidos en los momentos decisivos, cuando se está dispuesto a hacer cualquier cosa para ganar. Basta prometer, en caso de llegar al gobierno, privilegios especiales a los generosos financiadores. La tentación es fuerte. Además, el partido contrario se supone que lo hará y sería muy mal para el país que ganara.

El fin justifica los medios, se dice, y el fin es bueno: está en el programa del partido. Pero ese programa, si es realmente bueno para las grandes mayorías, luego de la victoria no se realiza, ni se hacen esfuerzos para que se realice, porque el interés y la seguridad del Estado lo impiden. Ejemplo: si se busca una mayor justicia social, se corre el riesgo seguro de espantar a las inversiones de capital extranjero que el "país" necesita; si se amplían las libertades y las garantías democráticas, se puede irritar al vecino poderoso cuya política se orienta, en sentido contrario, a las corrientes internas de derechas, que son minoritarias, pero tienen una fuerza material y dinero y frente a las cuales suele ocurrir que el gobierno sea demasiado débil. Y así sucede que recursos que podrían emplearse en enseñanza y cuidado de la salud van a engrosar el presupuesto militar. El poder en sí -además- está reñido con la ética y con la dignidad de cada ser humano, pues establece una injusta superioridad de uno sobre otro, superioridad que, cualquiera que haya sido su origen, se mantiene no en base a mayor conocimiento o mejor criterio, sino a través de un aparato coactivo.

Pero, si entendemos por política el arte de convivir, de asegurar la continuidad de la vida social, entonces podemos decir que la política es ética en la medida en que busca el libre consenso entre individuos y grupos, todos diferentes, pero todos con iguales derechos y deberes, es decir en la medida en que no se convierte en un sistema de poder. "Nuestra" política es ética y las demás son éticas en la medida en que se nos acercan, pues la propuesta libertaria es sencilla y no es más que lo que el ser humano tiene desde siempre como modelo ideal: todos distintos, pero con iguales deberes y derechos y todos hermanos; la ayuda mutua como metodología de convivencia.

El anarquismo no es un partido en el sentido tradicional del término, no es sólo un movimiento organizado que, en este segundo sentido de la palabra "política" puede ser definido como político, sino que es también una visión general de la vida, la búsqueda de un modo de vida. Y, como tal, siempre ha tenido un fundamento ético, que lo distinguió de las demás tendencias dentro del campo socialista (me refiero al anarquismo socialista, heredero del internacionalismo obrero antiautoritario del siglo pasado, y no del anarquismo individualista, de los secuaces de Stirner que, a mi modo de ver, son algo muy distinto). Dentro del socialismo, los integrantes de la veta llamada "científica", que adoptaron las teorías de Marx, se han mofado durante mucho tiempo del "moralismo" de los anarquistas. La paradoja es que ellos mismos, en la medida en que militaban por el socialismo no llevados por deseos de dominio o intereses personales, sino por una exigencia de justicia, obedecían a un impulso ético. Pero no lo reconocían, al buscar para la lucha y la conquista de un mundo mejor los caminos del poder, ya se situaban en el terreno dominado por la máxima "el fin justifica los medios", encuadrando su acción en el marco de las leyes, pretendidamente "científicas", de la historia.

En este fin de siglo, la ciencia como motor social y como explicación de la historia ha perdido su carácter hegemónico en la opinión de lo que se llama "la izquierda": se reconoce que es muy dudoso que haya "leyes históricas".

La exigencia que siempre sintieron los anarquistas de que la "política" entendida como sistema de convivencia, obedezca a criterios éticos (que es la exigencia instintiva y permanente de la gente), ahora aparece como la única que queda en pie -si queremos evitar el imperio de la ley de la selva- también para los muchos que, sedientos de justicia, luchan como nosotros, para un cambio profundo y que por mucho tiempo, en su mayoría, han seguido doctrinas que, en nombre del realismo científico, prometían la justicia a cambio de una renuncia -que se pretendía transitoria- a la libertad. Y la libertad es el fundamento mismo de la dignidad de cada persona y de toda ética social, porque es la condición necesaria de la responsabilidad.
Se dirá: "Pero, ¿qué ética?" Pues -se dice- hay muchas clases de ética. Yo diría que, en lo sustancial, hay una sola, con dos aspectos, uno individual (de los deberes de cada uno hacia sí mismo), y otro social (de los deberes de cada uno hacia los demás). Hoy está surgiendo un tercer aspecto: el de los deberes individuales y colectivos hacia la naturaleza.

A nosotros nos interesa ahora fundamentalmente el segundo, es decir, la ética social.

Se ha dicho hace mucho tiempo: "Compórtate hacia los demás como quisieras que los demás se comportaran hacia ti". Y ese precepto está en la conciencia común, a pesar de que las exigencias del mercado y las del poder marcan el camino contrario.
Y un filósofo ha dicho: "Compórtate en cada momento como para que tu comportamiento pueda ser tomado de criterio general de conducta". En el fondo los dos preceptos significan lo mismo a pesar de que la segunda formulación es más amplia y precisa, pero también más difícil de entender y menos impactante.

Naturalmente, el ser humano es complicado y todo lo que a él se refiere es complicado. Lo que en teoría es muy claro, en la práctica da lugar a conflictos y contradicciones. En este caso las zonas conflictivas son dos: una es la zona de las costumbres heredadas y siempre en proceso de transformación (en este momento en transformación rapidísima) y la otra es la de los instintos individuales.
La primera comprende los tabúes ligados a supersticiones o a intereses de grupos sociales dominantes, tabúes que tradicionalmente se han disfrazado de preceptos éticos (por esto se dice que la ética cambia de una época a otra). Pertenecen a esta categoría las reglas relacionadas con la familia y el matrimonio y, en general, con lo sexual, entre las que quedan en el ámbito de la ética las que se pueden identificar con el precepto citado: "Compórtate hacia los demás como quisieras que los demás se comportaran hacia ti" y, en este caso, se reducen a dos deberes de la pareja: la sinceridad recíproca y la asunción por ambos de la responsabilidad hacia los hijos. Esto último podría sintetizarse así: "Compórtate hacia tus hijos como quisieras que tus padres se hubieran comportado hacia ti".

Pertenecen a esta categoría de preceptos que pretenden ser éticos pero obedecen a intereses particulares de grupos dominantes, también los que se refieren al amor a la patria y al deber de defenderla contra sus enemigos a cualquier precio y con cualquier medio. El amor al terruño, al idioma, a lo se tiene más afinidad con nosotros por costumbres y cultura es cosa natural y buena en cuanto constituye una extensión del amor familiar y es peldaño hacia el amor a la especie. Pero las fronteras no tienen nada que ver con este apego y menos tiene que ver el Estado que se ha formado dentro de esas fronteras que, por su naturaleza, es competitivo y se sitúa, en relación con los demás Estados, en un plano de mayor o menor potencia. De ahí ejércitos y carrera de armamentos están ligados a poderosos intereses particulares. Para eso, el Estado, es decir, el gobierno, explota ese amor natural al terruño, estimulando a la vez los instintos agresivos que duermen en cada uno.
Con el amor a la patria se ha justificado siempre la inmoralidad que acompaña falsamente al poder. Los deberes hacia la patria, así como los tabúes sexuales son pues una formación histórica y no pertenecen al campo de la ética.

La otra zona conflictiva -decíamos- es la de los instintos, cuya fuerza a veces puede hacer entrar en crisis el ejercicio de la libertad personal, condición necesaria para el juicio ético.

Esa libertad debe ser entendida siempre dentro del principio general de que hablábamos ("Compórtate hacia los demás como quisieras…") y que implica igualdad.
En efecto, si entendiéramos por ejercicio de la libertad el poder hacer en forma irrestricta lo que nos apetece en cada momento, siguiendo solo el impulso expansionista y avasallador que es un aspecto del instinto vital, pronto entraríamos en conflicto con los demás que no quieren ser avasallados y tienen derecho a no ser avasallado por su condición de seres humanos. Si todos dieran rienda suelta a sus instintos, toda vida social sería destruida y con ella nuestra libertad, pues el hombre es un ser social y, si está solo, no es libre, sino esclavo de sus necesidades primarias, que la colectividad socialmente organizada le ayuda a satisfacerse su pan, construirse su casa, tejerse y coserse la ropa, enseñar a leer y a escribir a sus hijos, cuidarlos en sus enfermedades… El intercambio de estos servicios y de otros más sofisticados da lugar actualmente, gracias al poder y al derecho de propiedad, a las enormes injusticias, contra las que los socialistas (tomando la palabra en su sentido amplio) estamos combatiendo a partir de la Revolución Francesa y seguimos combatiendo ahora que las tendencias autoritarias del socialismo han fracasado. Los socialistas anarquistas queremos eliminar esas injusticias socializando la propiedad de la tierra y de los otros medios de producción y suprimiendo a la vez la jerarquía y el dominio de unos sobre otros, pero moviéndonos siempre en el ámbito de una sociedad originada. Libertad y justicia social son inseparables. Toda la historia del siglo XX lo demuestra. Pero no una libertad que signifique ausencia de normas; no apela la instinto sino a la razón de cada uno. Y la razón nos dice que hay normas que son convenientes para todos. Y, una vez aceptadas, hay que observarlas. Esto no quiere decir detener la espontaneidad de lo no racional, de los instintivo, sino solo controlarla desde la intimidad de cada uno. Por suerte, además de los instintos agresivos, hay en el ser humano también instintos de amor a la especie, sin los cuales nuestra especie en particular se habría extinguido hace tiempo. Tanta importancia como la razón tiene, para la conservación de la vida, ese impulso irracional que llevamos dentro y que se llama "amor".

Hoy vivimos en un mundo neoliberal que amenaza morirse por la contaminación creada por el mercado y el consumismo y por la imposibilidad que tiene una economía de mercado en progresiva tecnificación de mantenerse frente al alud de la desocupación que ella misma crea. En este trance de creciente riesgo de muerte, comprobamos el valor de la solidaridad, esa fuerza cohesiva que surge espontánea frente a las grandes catástrofes y que es en el fondo el impulso que nos lleva a declararnos anarquistas y a rebelarnos contra el "sistema".

Esa solidaridad va a ser necesaria para asegurar la supervivencia colectiva en la crisis de superproducción, desempleo y subconsumo que se acerca. Por eso, el socialismo no ha muerto, como decían, sino que está más vivo y urgente que nunca, un socialismo libre, basado en normas libremente aceptadas, enraizadas en la máxima básica de la ética: "Compórtate hacia los demás como quisieras que los demás, en las mismas circunstancias, se comportaran hacia ti".

En este contexto se plantea una frondosa problemática acerca de los métodos de lucha, acerca de nuestra vida cotidiana dentro de esta estructura autoritaria que repudiamos, acerca de detalles de nuestra propuesta de futuro.

El problema principal es el de la violencia revolucionaria, que implica una contradicción difícil de eludir, pues la violencia es en sí autoritaria. Con este problema básico están vinculados otros muchos, relativos a la acción cotidiana. Quiero mencionar solo uno, que considero grave: el de la llamada "expropiación individual" como método de lucha. Pero hay muchos otros, que se presentan a lo largo del camino.

Voy a anticipar ideas personales sobre algunos puntos básicos, como aportación a la discusión.

El anarquismo es revolucionario; pero la experiencia de dos siglos de revoluciones y la ambigüedad que se ha creado alrededor de esta palabra mágica, que se ha derrochado para todos los usos, todas las demagogias de izquierda y de derecha, nos obligan a precisar nuestro concepto de "revolución". No es para nosotros un camino abreviado para llegar al poder y moldear desde allí la sociedad según un determinado programa. Sabemos que no se puede.

"Nuestra" revolución no es nuestra, sino de la sociedad entera. Consiste en un cambio profundo, que es lento como todo lo profundo y en un determinado momento de ruptura con el pasado -que es el momento propiamente revolucionario- se concreta. Puede haber o no una fase insurreccional (generalmente la hay), pero ésta sirve para derribar obstáculos frente a transformaciones que ya tienen un consenso tan amplio como para que no haya imposición y el cambio se produzca en las bases sociales por obra de las mismas bases.

Naturalmente, esto implica el respeto de todas las diferencias y una total libertad de experimentación social. Hoy el capitalismo es múltiple; mañana puede haber distintas formas y distintos grados de socialismo que incluyan la gestión individual o familiar. Lo importante es que nadie pueda ser dominado o explotado, a menos que quiera serlo, lo que es difícil, pero posible.

Una revolución libertaria no es una guerra de pobres y oprimidos contra ricos y poderosos, sino de seres humanos contra la desigualdad social y el poder. Se diría que es el mismo perro con diferente collar; pero la diferencia está en el tono afectivo.

Éste es el contexto en que se plantea el problema de la violencia, que es un problema atormentador para el anarquismo, pues, como decíamos, (cuando no sea de pura defensa) la violencia es autoritaria por su misma naturaleza. Hay anarquistas que rechazan todo tipo de violencia y conciben la revolución como Gandhi (un ejemplo es Tolstoi), es decir, como desobediencia al sistema y construcción obstinada de formas de vida ajenas al sistema mismo. Hay quienes la aceptan, pero sólo como defensa de lo que se crea y considerándola como una dolorosa y peligrosa necesidad. Otros en fin (pero hoy -después de tanta experiencia- son los menos) la exaltan como fuerza creadora.

Hubo una época en que tuvo lugar una seguidilla de atentados terroristas, más contra la sociedad injustamente organizada que contra determinadas personas. Fue a fines del siglo pasado en Francia. En el mismo periodo hubo otros, contra determinados gobernantes en Francia, en España, en Italia, todos obra de anarquistas, todos muy explotados por la prensa burguesa que encontró muy fácil crear el estereotipo del "anarquista tirabombas". En realidad, se trata de dos tipos muy distintos de hechos: los primeros (Vaillant, Emile Henry, etc.) se inspiran en las teorías individualistas que tienen su origen en Stirner y Nietzsche, abundantemente acogidas en la literatura francesa de fin de siglo en convergencia con la indignación por las duras condiciones en que vivía la clase trabajadora de la época. Los segundos (Angiolillo, Caserio, Bresci) se relacionan más bien con la tradición revolucionaria que, desde el Renacimiento, exaltaba el tiranicidio como un medio para recuperar la libertad y tenía como símbolo remoto el puñal de Bruto contra César y como referencia cercana las conspiraciones carbonarias de la primera mitad del siglo. Unos y otros pertenecen a la historia y están muy ligados a su época.
Nosotros nos movemos hoy en otro ámbito. El terrorismo ha sobrevivido y se ha agudizado en los nacionalismos rabiosos y acompaña a las luchas por el poder, con frecuentes conexiones hacia el área del narcotráfico, del comercio de armas y aún de la mafia. En los últimos setenta años ha habido muchísimos atentados, de todas las corrientes y partidos. Los anarquistas fueron los que cometieron menos y en la segunda mitad del siglo prácticamente ninguno. Ha habido, en cambio, en todo el siglo, mucho terrorismo de Estado, con intervención de CIA, Gestapo, Checa y KGB, y de todos los demás servicios secretos. Ha habido mucho terrorismo -repito- en el choque entre los distintos nacionalismos y en general, en la lucha de quienes se disputan el poder, multinacionales incluidas. Los métodos del terrorismo son hoy completamente ajenos a la revolución libertaria.

Otra cosa es la ira de los pueblos, cuando se despiertan y que puede ser ciega y, por momentos, injusta, pero tiene siempre su punto de partida en una situación de intolerable injusticia y los anarquistas tienen en su seno un papel que desempeñar, para tratar de que nadie la instrumentalice hacia sus fines particulares y para que el movimiento dé origen a una auténtica revolución en el sentido más libre y socialista posible y no a nuevas formas de poder y de injusticia.
Este de la violencia es el problema principal del anarquismo y se discute y se discute. Yo no creo que se pueda resolver en forma absoluta, sino de acuerdo con las particularidades de cada caso, poniendo siempre el acento en los aspectos constructivos y creativos del proceso de cambio y considerando siempre la necesidad del empleo de la fuerza como un tropiezo en el camino y una causa de demora o retroceso. De todos modos, lo que se puede afirmar rotundamente es que el anarquismo no tiene nada que ver con esas formas de violencia individual o de pequeños grupos que, presentándose como actos de rebeldía, refuerzan en realidad el actual sistema de explotación, injertándose en él, especialmente si esa violencia está relacionada con el dinero, como en el caso de la llamada "expropiación individual", generalmente más apropiación que expropiación.

Adoptar ese sistema como medio de vida es vivir a espaldas de los demás como el más parásito de los capitalistas, el capitalista financiero, que vive del sistema bancario y ni siquiera está implicado en las actividades productivas. La transferencia de la propiedad no modifica ninguna estructura.
Pero aún en el caso en que se practique esa "expropiación" con fines desinteresados, para financiar acciones de propaganda o de lucha, las consecuencias del empleo de esas tácticas para cualquier movimiento organizado son siempre negativas en el terreno práctico: disgregación, luchas internas, pérdida de existencias valiosas y pérdida del influjo sobre el entorno, sin contar los liderazgos que inestablemente se crean y, como pasó en el movimiento tupamaro, lo peor, lo más antilibertario: la militarización. Pero, desde el punto de vista puramente ético, lo peor es el empleo de la violencia, ya tan cuestionable en sí, no por una imperiosa necesidad, eligiéndola, sino como táctica de financiación.

En general, y para terminar, creo que hay que apuntar a todo lo que nos acerca a los demás, tratando de ser, dentro de la sociedad que queremos cambiar, un factor fermental y creativo, constituyendo, dentro de un mundo cada vez más violento y sombrío, focos, por pequeños que sean, de ajenidad al poder y a la explotación, focos de esa libertad de la conciencia que ninguna opresión puede destruir, y que sirven de puntos de referencia. Nuestra acción en la sociedad es desde adentro y desde abajo y se desarrolla no solo en el movimiento anarquista organizado, sino también, con las limitaciones del caso, en los distintos aspectos de la vida, a través de una participación en sentido libertario en todas las actividades positivas que ofrezcan perspectivas de desenvolvimiento no autoritario: en los lugares de trabajo, en la familia, en las actividades recreativas y culturales, aplicando en ellas, así como en lo económico, cuando sea posible, la autogestión. En cuanto a las actividades específicas del movimiento libertario, ya sabemos que se estructuran por lo menos en las intenciones y sobre la base federalista, con un criterio horizontal y acéntrico, a nivel de barrio, municipal, nacional e internacional.

Esta organización flexible, en la que nadie prevalece y cada uno vale por sí mismo, tiene como fuerza de cohesión la ética de la libertad, es decir, la ética de la responsabilidad, la ética del que no necesita que nadie lo vigile y domine para cumplir con lo que su misma conciencia le señale como deber.

viernes, 27 de enero de 2012

Hagamos respetar el TIPNIS, MARTES 31


Todos UNIDOS por el TIPNIS!!!

MARTES 31, Hrs. 9:00 am!!!

Cochabamba: Plaza principal, acera norte!!!

La Paz: San Francisco!!!

Trae pancartas, trae tu voz, trae tu indignación...

Trae tu amor por la Vida, trae a tus amigos!!!

Pasa la voz!!!

jueves, 26 de enero de 2012

Dos canciones sobre el TIPNIS-durante llegada a La Paz


Durante la marcha de recibimiento a la VIII Marcha Indígena en la ciudad de La Paz, se estructuró un inédito bloque libertario, apoyando a un grupo de marchistas independientes, de la movida libertaria paceña y cochabambina que participaron de este momento de esplendor desde sus inicios.  El bloque tenía su componente musical, con un grupo de sicuris, compuesto en base a la comunidad musical 3 de Mayo e integrado por miembros de diferentes colectivos e individualidades, quienes cantaban tonadas alusivas al TIPNIS. Presentamos dos de los temas, el primero, los TIPNIS están llegando, tiene el siguiente verso, cantado en ritmo de italake:

Con bombos sikus tocando
con alegria cantando
los TIPNIS estan llegando

Venimos con fuerza y valor
marchando por la dignidad
defendiendo nuestra tierra

El segundo, Imantata, es otro poderoso italake:

Caminando por las huellas del tiempo
por los senderos del ande
imantata habla con el silencio
en una noche con estrellas

Ritmos de italaque
somos Kataris de corazón


Son versos que seguramente estaremos entonando nuevamente ante la nueva arremetida gubernamental por modificar la ley corta del TIPNIS, creando el ambiente de una nueva “ch’ampa guerra”, peleas entre bolivianos mientras el gobierno aplica de forma implacable su proyecto de indistrialización a marchas forzadas.
TIPNIS resiste ¡!!!

lunes, 23 de enero de 2012

El documento de Gaona y las quimeras autoritarias


Rafael Uzcátegui

El anarquismo, como posibilidad, tiene muchos enemigos y enemigos. Sin embargo, uno de sus más encarnizados contrarios han sido los regímenes autoritarios que, falsificando todas las nociones de socialismo, históricamente se han promovido a sí mismos como la verdadera cristalización de los valores de libertad, igualdad y fraternidad. En cada una de las situaciones, los gobiernos capitalistas de Estado, en sintonía con la secularización del pensamiento religioso construida en la modernidad, han infantilizado y dividido el conflicto entre “fieles” –quienes los apoyan- y “herejes” –quienes los adversan. En esta supuesta confrontación de dos modelos civilizatorios, en términos religiosos la lucha del “bien” contra el “mal”, los autoritarios necesitan afirmar, aunque no sea cierto, que todos y todas las revolucionarias del mundo están con ellos, y por tanto, enfrentados a las fuerzas que los adversan.

Como bien sabemos ahora, desde la Revolución Rusa de 1917 las izquierdas autoritarias y nacionalistas que han gobernado han desarrollado diferentes estrategias para desarticular, cooptar y fragmentar al resto de organizaciones revolucionarias que pudieran, precisamente, constituir una opción de izquierda a su proyecto, y que realizaran diferentes denuncias de las contradicciones y abusos al proceso progresivo de centralización del poder. En el caso del anarquismo, actitud y cuerpo de pensamiento más refractario al reordenamiento burocrático del poder y la autoridad, sobran ejemplos trágicos. En Rusia –y posteriormente la Unión Soviética-, China, España y decenas de ejemplos, los anarquistas han sido sistemáticamente perseguidos y exterminados por los estatistas. El homicidio, no obstante, ha sido acompañado por la mentira, la tergiversación y la creación de apoyos fantasmas para confundir e inmovilizar al movimiento anarquista internacional.

Cuba 1961Cualquiera que conozca la historia del anarquismo en América Latina sabe que en Cuba se desarrolló, junto a países como Argentina, Chile, Perú y Uruguay, un movimiento anarcosindicalista importante y con incidencia en los conflictos obreros de su tiempo. Como bien ha documentado el libro “El anarquismo en Cuba” de Frank Fernández (http://bit.ly/kEkeac), el movimiento ácrata isleño poseía protagonismo en diferentes sindicatos, producía periódicos y revistas de discusión, propaganda y agitación, así como diferentes locales que servían de puntos de encuentro e intercambio. El anarquismo y los anarquistas cubanos, como podrán corroborarlo los interesados, se sumo a la lucha popular contra el dictador Fulgencio Batista y, el derrocamiento de este en 1959, despertó en los militantes las mismas expectativas sobre el futuro de la isla que al resto de sociedad. Como relata Fernández, las publicaciones libertarias de esos días, Solidaridad Gastronómica y El Libertario, reflejaron en sus ediciones una actitud al mismo tiempo favorable, cautelosa y esperanzadora con relación al nuevo gobierno. Rápidamente, a finales de 1959, las críticas al gobierno, no importa donde vinieran, comenzaron a calificarse como “contrarevolucionarias” por la nueva nomenclatura en el poder. El castrismo comenzó a invitar a la isla a representantes de todas las tendencias revolucionarias mundiales para convencerlos de las bondades de su régimen. Es por ello que en el verano de 1960 visita La Habana el libertario Agustín Souchy para conocer la experiencia de reforma agraria. El resultado de la visita sería la publicación oficial de un extenso artículo en donde el alemán contara al mundo lo que había visto. El resultado fue un folleto titulado “Testimonios sobre la Revolución Cubana” (http://bit.ly/xCSeZy), sin pasar por la censura oficial, con un tono diferente al esperado por las autoridades, en donde se advertía el giro autoritario de la nueva administración. El libelo fue recogido por el Partido Comunista Cubano (PCC), sin embargo pudo ser conocido gracias a una edición de la editorial Reconstruir de Buenos Aires. Los anarquistas no eran fácilmente impresionables, hacía falta una nueva estrategia.

Una buena parte de los anarquistas cubanos de la época estaban organizados en la Asociación Libertaria de Cuba (ALC). Para 1961 su Secretariado de Relaciones era ocupado por Manuel Gaona Sousa, controlando los contactos de la orgánica con el mundo anarquista internacional. Gaona, sin embargo, había mostrado un temprano entusiasmo tanto por el Movimiento 26 de Julio (M26J) como por Fidel Castro. Su prestigio y su historial en el anarquismo, su rol clave dentro de las comunicaciones con el exterior y su deseo de colaborar con un gobierno al que apoyaba fueron aprovechados al máximo por las autoridades cubanas. Gaona redactó un comunicado, titulado “Una aclaración y una declaración de los libertarios cubanos” (que puede leerse íntegro en http://bit.ly/AtRLVI) en el que afirmaba que “la casi totalidad de la militancia libertaria, se encuentra integrada en los distintos organismos de la Revolución Cubana”, negando paralelamente la existencia de presos por su activismo libertario, situación que era denunciada insistentemente por las publicaciones anarquistas de la isla.

El manifiesto de Gaona, que fue enviado a todas las publicaciones libertarias de la época, contenía cinco ideas clave: La primera que no existía ningún anarquista detenido por sus convicciones; dos, no existía persecución política o religiosa en Cuba; tres, los anarquistas apoyaban al gobierno castrista; cuatro, el castrismo representaba los ideales por los cuales peleaban los libertarios y, la quinta parte era una burda y literal copia de la propaganda del régimen acerca de sus pretendidos beneficios sociales, políticos y económicos. Finalmente, el documento expresaba: “queremos alertar a los compañeros del Movimiento Libertario de México, de América Latina y del Mundo y a los compañeros españoles exilados en América, para que no sean sorprendidos por las mal intencionadas y mentirosas informaciones que reciban de quién o quienes, al servicio, conscientes o inconscientes, de la contra-revolución cubana”. El texto, para ser representativo del anarquismo cubano, apenas estaba firmado por 25 nombres, y después se conoció que algunas firmas fueron conseguidas por engaño de Gaona. Algunos libertarios consultados por este y que se negaron a firmar lo que significaba renunciar a los principios básicos del anarquismo, como el conocido compañero Marcelo Salinas y López, posteriormente fueron perseguidos de tal manera que fueron obligados a irse al exilio.

La orfandad de los anarquistas
El documento de Gaona generó varias terribles consecuencias para el anarquismo de la isla. Por un lado los dividió, a los ojos de las autoridades cubanas, en “buenos” –el reducido grupo que apoyaba la postura Gaona- y “malos”, el resto. En segundo lugar sembró la confusión en las organizaciones anarquistas internacionales, especialmente en las latinoamericanas. En tiempos de la ofensiva de Estados Unidos contra Cuba, el prestigio de la lucha guerrillera en el continente que tenía a los barbudos del M26J como referentes y la escasa comunicación con los militantes dentro de la isla, literalmente paralizaron las críticas y cuestionamientos anarquistas sobre el nuevo régimen. Y en los hechos, la orfandad de los anarquistas cubanos favoreció su persecución y exterminio. Algunos nombres: Augusto Sánchez, prisionero y asesinado; Rolando Tamargo y Ventura Suárez, fusilados; Sebastián Aguilar hijo, asesinado a balazos; Eusebio Otero, muerto en su habitación; Raúl Negrín, quemado vivo. Detenidos y condenados a penas de prisión: Casto Moscú, Modesto Piñeiro, Floreal Barrera, Suria Linsuaín, Manuel González, José Aceña, Isidro Moscú, Norberto Torres, Sicinio Torres, José Mandado Marcos, Plácido Méndez y Luis Linsuaín. Algunos compañeros no resistieron las torturas infligidas en prisión: Francisco Aguirre, muerto en la celda; Victoriano Hernández, enfermo y ciego por los maltratos, se suicida; y José Álvarez Micheltorena, fallecido a las pocas semanas de salir del cautiverio.

Manuel Gaona fue promotor activo de la persecución activa de sus viejos compañeros. A pesar que las acusaciones contra los verdaderos libertarios eran adjetivos típicos del stalinismo –“miembro de la CIA” entre el más común-no dejaron de ser eficaces. En opinión de Fernández “La información, o mejor, la confusión internacional en el caso cubano dentro del campo anarquista, la inicia el aparato propagandístico del régimen cubano con enormes recursos, talento, imaginación y mucha habilidad política”. Incluso los intentos de agrupamiento de los anarquistas cubanos en el exilio, como el caso del Movimiento Libertario Cubano en el Exilio (MLCE), fueron acusados por los propios anarquistas y antiautoritarios de ser “contrarevolucionarios”, como fue el caso de Daniel Cohn Bendith, quien en el Congreso Internacional Anarquista de Carrara, en 1968, acusó al MLCE de “estar financiado por la CIA”. El abandono del anarquismo cubano por parte de sus pares constituye uno de los peores errores en la historia del movimiento anarquista. No fue sino hasta 1978, con la publicación del libro “La revolución cubana: Un enfoque crítico” de Sam Dolgoff que el mundo libertario comenzó a entender lo que verdaderamente había pasado en la isla. Pero ya era demasiado tarde.

Medio siglo después, la comedia
50 años después del “manifiesto de Gaona” la estrategia intenta repetirse. En tiempos en que en el continente han llegado al poder varios gobiernos autodenominados de izquierda y progresistas, las nuevas burocracias intentan difundir que todos los revolucionarios, incluyendo a los anarquistas, están de su parte. De la mano de algunos conversos, e inventando organizaciones e iniciativas fantasmagóricas, se difunde por internet que los “verdaderos anarquistas” apoyan a los gobiernos de Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Kirchner y Hugo Chávez, entre otros, y que los “anarquistas falsos” los critican, y por tanto están “lejos de las luchas populares”. Uno de los intentos más extravagantes lo constituye una efervescente “Federación Anarquista Revolucionaria de Venezuela”, cuya primera declaración expresa su apoyo al gobierno bolivariano de Hugo Chávez (http://bit.ly/A2UG4M) y afirma la necesidad de integrar su coalición electoral, el “Gran Polo Patriótico” de cara a los próximos sufragios presidenciales (http://bit.ly/y8ZTJM). Sin embargo, hay una gran diferencia con la época de Manuel Gaona. Las tecnologías de la información hacen casi imposible la incomunicación que permitió dudar sobre la naturaleza del gobierno de Fidel Castro. Para cualquier interesado e interesada es posible conocer a las diferentes opiniones e iniciativas, que del campo popular y revolucionario, evidencian las contradicciones de estos gobiernos y su progresivo acoplamiento al capitalismo globalizado de nuestros días, la criminalización de los luchadores sociales y el amparo de nuevas burguesías por el capitalismo de Estado. La historia se repite, primero como tragedia y después como comedia.

martes, 17 de enero de 2012

que no sea en vano - clandestino

Canción de protesta en contra de la construcción de la carretera que mata al Tipnis.

miércoles, 11 de enero de 2012

LIBERTARIOS ENTRE FIRMANTES DE MANIFIESTO 22-J


ABAJO PODRAN LEER LA CONVOCATORIA DE LOS FIRMANTES DEL MANIFIESTO 22-J, LOS QUE PIDEN LA "RECUPERACION DEL PROCESO" DESDE ABAJO, A UNA REUNION DE DEBATE Y ORGANIZACION. ENTRE LOS FIRMANTES SE HALLAN CUMPAS PARTE DE LA MOVIDA LIBERTARIA, ALGUNXS AUTODEFINIDXS COMO ANARKXS.
ESTE GRUPO TIENE ALGUNOS PROBLEMAS
- EL COLECTIVO EMERGENTE ES UNA NUEVA VERSION DE ESFUERZOS PREVIOS EN EL MISMO SENTIDO, EN GENERAL FRACASADOS, POR SU HORIZONTE ESTATALISTA.
- EL DOCUMENTO ES ESTADOCENTRICO, SE ESTA PIDIENDO QUE EL ESTADO FUNCIONE, QUE HAYA MENOS CORRUPCION. CONTRADICE LO QUE AFIRMA RAQUEL GUTIERREZ -FIRMANTE TAMBIEN DEL DOCUMENTO- EN SU ULTIMO LIBRO: FORTALECER UNA POLITICA DESDE LA AUTONOMIA NO DESDE EL ESTADO.
- LOS FIRMANTES FUNDAMENTALMENTE SON DESENCANTADOS DEL MAS Y EVO MORALES. ALGUNXS HAN SIDO CREADORES DEL "MONSTRUO", EL INSTRUMENTO POLITICO. ELLOS QUISIERAN ESTAR AHI.
- HAY QUIENES ESTAN INTERESADOS ESTAN INTERESADOS EN CONTINUAR CON ESTA POLITICA ESTATOLATRA, BASADA EN LA DEMANDA Y LOS DERECHOS.






CONVOCATORIA MANIFIESTO JUNIO 22
El denominado “proceso de cambio” despertó enormes expectativas en una gran mayoría de la población que pensó que con un cambio de presidente, con un presidente de origen indígena, era suficiente para transformar el estado colonial. La Asamblea Constituyente soberana y fundacional que fue reclamada por los pueblos y naciones indígenas y campesinas y por las organizaciones sociales, quedó reducida por la propia acción gubernamental de acuerdos con los partidos de la derecha a una constituyente sin poderes, derivada de los poderes constituídos y despojada de sus funciones ilegalmente por un parlamento ilegítimo. Las demandas sociales y las demandas territoriales, todas ellas legalmente fundamentadas en la nueva constitución, fueron rechazadas por el MAS y el gobierno asumió una política neoliberal y extractivista sometiéndose a la línea política y económica de los organismos multilaterales y a las demandas de las empresas multinacionales.

Los abajo firmantes, integrantes del grupo Manifiesto 22 de Junio, convocamos a una reunión de debate y organización, a fin de avanzar en objetivos comunes frente a una coyuntura en la que debemos responder reforzando las organizaciones sociales para hacer frente a la crisis generalizada del capitalismo que pronto tendrá repercusiones en nuestro país y para asumir un perspectiva política propia como trabajadores y trabajadoras, como campesinos y como pueblos indígenas que sabemos que no podemos esperar que los cambios provengan de un estado colonial que no ha sido transformado. El país será transformado por la acción y por la movilización desde las bases, y no vendrá como resultado de ninguna promesa electoral.

Fecha : Sábado 14 y Domingo 15 de enero del 2012
Horario : De hrs. 8:30 a.m. a 6:00 p.m.
Lugar : Sede Socila del Sindicato Fabril Manaco
Ubicación : Km. 14.5 carretera a Oruro(pasando Quillacollo) frente a la fábrica

Nota.- El Colectivo del Manifiesto de Cochabamba, proveerá de alojamiento y alimentación, que será en la misma Sede Social (contamos con payasas para dormir)
Los pasajes corren por cuenta de los ineteresados en asistir a esta Convocatoria.

Esperamos su confirmación hasta el día Miércoles 11 de enero para planificar aspectos logísticos.

Muchas Gracias¡¡ y los y las esperamos

Alejandro Almaráz, Roberto Fernández, Omar Fernández, Oscar Olivera, Pablo Regalsky, Gustavo Soto, Fernando Machicao, Jorge Komadina, Gustavo Guzmán y much@s mas.

lunes, 9 de enero de 2012

JUAN PERELMAN, EL TIPNIS Y LA MOVIDA LIBERTARIA


Nunca ví a los paceños tan felices” exclamaba Juan Perelman, exultante el día de la recepción a la VIII marcha indígena a la ciudad de La Paz, conomovido por el sentimiento colectivo de hermandad que emergió espontáneamente con la gesta indígena. Por ello, el número de diciembre del 2011 del periódico Combate se denomina "Las mil mesetas del TIPNIS"; Perelman, editor de esta publicación anarquista, le dedica el número a analizar el caso TIPNIS. Para Perelman, el TIPNIS ha sido una insurrección que ha permitido “construir una nación sin Estado, una nación contra el Estado”, que ha puesto en cuestión la idea del “Estado plurinacional” de 36 grupos étnicos separados bajo hegemonía aymara (pp 2), y se ha afirmado la noción que Bolivia es una nación, “una tribu grande formada por muchas tribus diversas pero juntas…” (pp 2). El TIPNIS ha mostrado “la levadura humana que los pueblos indígenas le pueden aportar a Bolivia, su visión civilizatoria… a otra forma de ver el mundo y habitarlo” (pp 5); desde su sencillez, nobleza, afecto y amor, han iluminado la posibilidad de “construir junto con ellos, aprendiendo de ellos, una sociedad no capitalista, no estatal, no clasista” (pp. 5).

Lo de Perelman es una evidencia más que evidencia el impacto que ha tenido la revuelta del TIPNIS en la diversa y heterogénea movida liberaria boliviana ; militantes libertarios, como colectivos o individualidades se involucraron en la resistencia, desde una diversad tácticas y prácticas reflejando al mismo tiempo la diversidad de la movida. Normalmente la movida libertaria en el país está dispersa, subterránea, a veces hasta peleada entre sí dado su alto espíritu de autonomía e independencia; pero en los momentos de crisis emergen, aparecen juntos colaborando y apoyando(se); sucedió en la guerra del gas y sucedio ahora en la batalla del TIPNIS. Esos días un cc de Cochabamba le decía a otro con quien habían tenido rupturas "contigo no voy a participar más en un grupo, pero nos vemos en las calles", parece sintetizar la afirmación anterior.

BIBLIOGRAFIA
Perelman Fajardo, Juan (2011) “Las Mil Mesetas del TIPNIS”. La Paz: Combate. Periódico anarquista. Año 7; diciembre. Pp 2-41.

(1)Defino la movida libertaria boliviana como la diversidad de colectivos, comunidades e individualidades autónomas caracterizadas por su antiestatalismo, anticapitalismo y toda forma de dominación y apuesta o tolerancia hacia formas de vida y prácticas autogestionarias, comunitaristas, de apoyo mutuo. En ella encontramos anarquistas en sus diversas tendencias, libertarios anticapitalistas, indigenistas, feministas, ecologistas, marxistas autónomos. Se caracterizan por sus formas organizativas horizontalistas, nómadas y flexibles –colectivos que aparecen y desaparecen, descentralizados -como los grupos de afinidad; operan en base a redes de información (desde digitales hasta el boca a boca) y colaboración; para Raquel Gutierrez podrían formar parte de los llamados “entramados comunitarios” (Gutierrez, 2011). Y lo de “movida” es el término más o menos aceptado por sus participantes.
No incluyo a lxs firmantes del documento demandando la 2recuperación del proceso”, algunos de los cuales se incorporaron a la marcha indígena –Alejandro Almaráz, Oscar Olivera, entre otros, porque el contenido del documento es estadocentrico, defienden la constitución, criticada por lxs libertarios por su enfoque de fragmentación étnica (Perelman, 2011), desarrollismo (Crespo, 2010).

PD. El texto es un fragmento de un ensayo en curso.

ANARQUISMO la sociedad que queremos construir

sábado, 7 de enero de 2012

JAMES C. SCOTT.The Art of Not Being Governed: An Anarchist History of Upland Southeast



SCOTT, JAMES C. (2009) The Art of Not Being Governed: An Anarchist History of Upland Southeast Asia. New Haven: Yale University Press, 464 pp.
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Beltrán Roca Martínez
Escuela de Relaciones Laborales de Jerez, Universidad de Cádiz. Grupo de Investigación GEISA
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Con The Art of Not Being Governed, el Programa de Estudios Agrarios de la Universidad de Yale publica uno de los mejores ensayos de uno de sus co-directores, el profesor James C. Scott. Siguiendo la línea comenzada en sus conocidos trabajos anteriores, como Weapons of the Weak (1985) o Los dominados y el arte de la resistencia (2003), en los que se preocupa por ir más allá en nuestra percepción de las relaciones de poder para darnos cuenta de las resistencias ocultas que llevan a cabo los grupos subalternos en la vida cotidiana, The Art of Not Being Governed analiza distintos pueblos del Sudeste Asiático que desde hace años evaden el Estado.
El libro comienza con la célebre cita del antropólogo Pierre Clastres: “La historia de los pueblos que tienen una Historia es la historia de la lucha de clases. La historia de los pueblos sin Historia es, diremos con la misma verdad, la historia de su lucha contra el Estado”. Toda una declaración de intenciones que nos prepara para lo que vamos a encontrar en el interior. La filosofía de la Ilustración presenta el Estado como fruto de un contrato social, como el resultado del pacto voluntario de los ciudadanos. Otras veces el Estado es representado como un paso evolutivo necesario, calificando como “bárbaros” o “primitivos” a aquellos pueblos que, supuestamente por incapacidad o ignorancia, no se incorporan plenamente a dicha organización socio-política. Sin embargo, como apunta Scott, en muchos casos la formación del Estado ha implicado el uso de violencia; en ocasiones, recuerda, ha fracasado dando lugar a otros tipos de organización política. En este ensayo, Scott se centra en los habitantes de las montañas, cuyas forma de vida, organización social, ideologías e incluso culturas orales, pueden entenderse como una opción estratégica para escapar al Estado (el cual significa el pago de impuestos, el reclutamiento, los trabajos forzados o la guerra). Se trata, como bien advierte el subtítulo, de desarrollar una especie de “historia anarquista”.
Scott reexamina, en concreto, la región del Sudeste Asiático y del Sur de China que, basándose en Willem van Schendel, denomina Zomia. En el primer capítulo, “Montañas, valles y Estados. Una introducción a la Zomia”, explica que dicha área abarca una extensión de 2,5 millones de kilómetros cuadrados de zona montañosa entre la India, China, Birmania, Laos, Vietnam, Camboya y Tailandia. En dicho territorio habitan alrededor de cien millones de personas, los cuales presentan una extraordinaria diversidad lingüística, de vestimenta, actividad económica, asentamiento y organización social. El punto en común de todos estos pueblos es que, durante dos mil años, han desarrollado múltiples estrategias para mantenerse fuera del alcance de los estados. Algunas de estas estrategias son la dispersión física en terreno abrupto, la práctica de cultivos que favorecen la movilidad, identidades étnicas flexibles, la devoción por líderes proféticos y milenaristas y el mantenimiento de una cultura oral que hace posible reinventar historias y genealogías a la vez que se desplazan por y entre los estados. En contra de la historiografía oficial y los estudios de área convencionales que centran su análisis en el Estado, Scott afirma que en esta zona del Sur de Asia no es posible explicar satisfactoriamente los estados de los valles sin entender el papel central jugado por la Zomia en su formación y colapso.
En el segundo capítulo, titulado “El espacio del Estado. Zonas de gobernanza y apropiación”, Scott afirma que en el Sudeste Asiático el cultivo del arroz y los sistemas de regadío fueron la base de los proyectos de formación del Estado, que presenta como una formación política principalmente extractiva.
El tercer capítulo, “Sobre la mano de obra y el grano: esclavitud y arroz de regadío”, se centra en este carácter extractivo del estado en el Sudeste Asiático. Describe más adelante la agricultura de rozas o de “tala y quema” como el mayor enemigo del Estado. Lo ilustra con los casos de la China de la dinastía Tang y del Vietnam Nguyen en el siglo XIX.
En el capítulo cuarto, “La civilización y los ingobernados”, Scott ofrece una reveladora visión de los procesos de formación estatal. Para el autor, la formación del estado requería “marcadores del nivel de civilización”. Se utilizaban etiquetas administrativas peyorativas sobre los “bárbaros” (pueblos no sujetos al control estatal) con el objeto de justificar y hacer compresible los proyectos estatales. Puede decirse igualmente que las ideologías evolucionistas (hoy “desarrollistas”) europeas no serían sino otra expresión de dichos marcadores de civilización.
En el capítulo quinto, “Manteniendo el Estado a distancia. La población de las montañas”, explora las relaciones entre los territorios abruptos y remotos, y la ausencia de control estatal. Dichos territorios, por sus características geográficas y topográficas, se convierten en áreas de refugio del poder del Estado, en santuarios para pueblos que tratan de escapar. Los habitantes de la Zomia, en particular, son descendientes de un largo proceso de huida de fugitivos de los proyectos de formación estatal de los valles. Sus prácticas agrícolas, su organización social, su estructura de gobernanza, sus leyendas y su organización cultural contienen fuertes rastros de estas prácticas de distanciamiento del Estado. Destaca, por ejemplo, la expansión de la dinastía Han en China, al sur del Yangzi, entre los años 202 a.c. y 220 d.c. En este periodo, el estado Chino se convirtió en un gran imperio agrario, que continuó hasta los Qing y sus sucesores. Al expandirse sobre otros territorios estatales se producían guerras, cuyas víctimas o escapaban o eran absorbidas. Al expandirse sobre territorios no estatales, sus poblaciones eran directamente absorbidos o huían. En ambos casos, los fugitivos se refugiaron en territorios montañosos y remotos.
En el capítulo sexto, “Evasión del Estado, prevención del Estado. La cultura y la agricultura de escape”, analiza la Zomia como modelo agroecológico. Los modelos de residencia y las estructuras sociales de estos pueblos, según el autor, tienen por objeto “repeler al Estado”. Por un lado, incorporar estas áreas tiene un alto coste administrativo y militar para los Estados existentes. Por otro lado, su estructura social está diseñada para evitar la aparición de un Estado nativo. Estas características, afirma Scott, son sobre todo opciones estratégicas, y no tanto el producto de determinaciones ecológicas o culturales. Pone el ejemplo extremo de las “aldeas escondidas” de los Karen, en Birmania. En las aldeas situadas alrededor de los campamentos militares se produce una clara apropiación de trabajo, dinero y alimentos por parte del estado. Las aldeas insurgentes, en cambio, han desarrollado estrategias para escapar a la apropiación y control estatal: como desplazarse a zonas inaccesibles, traspasar la frontera a Tailandia o dividirse en grupos de menor tamaño.
Entre los capítulos sexto y séptimo, Scott introduce un capítulo intermedio, “Oralidad, escritura y textos”, en el que saca a la palestra casos en que la oralidad no es sino una opción estratégica para manipular la historia y genealogía con el objeto de frustrar los proyectos del Estado. Existen, además, numerosas leyendas que explican por qué estas culturas no son letradas. Por ejemplo, los Akha comentan que “perdieron” la escritura cuando huyeron de los valles ante la superioridad militar del estado Tailandés. Según narra la leyenda, tuvieron que “comerse” los libros debido al hambre que pasaron en su huida a las montañas. Numerosos grupos presentan historias muy similares.
El capítulo séptimo, “Etnogénesis. Un caso constructivista radical”, da cuenta de casos en que la etnicidad y las lenguas de los pueblos de las montañas son flexibles, inventadas e imprecisas. Escapan de este modo a los censos con los que el Estado pretende controlarlos.
El octavo y último capítulo de The Art of Not Being Governed, “Profetas de la renovación”, examina las numerosas rebeliones ocurridas en la Zomia en los últimos 2.000 años, muchas de ellas animadas por figuras proféticas. Las creencias y prácticas religiosas de los habitantes de esta área son en gran medida una expresión de su “fervor milenarista”. Scott ilustra esta tendencia al milenarismo con casos como los levantamientos Miao contra los Han por el control de las tierras entre los ríos Amarillo y Yangzi durante dos siglos; la creencia en el advenimiento de un nuevo mundo entre los Karen, situados en la frontera entre Birmania y Tailandia, independientemente de que presenten prácticas budistas, animistas o baptistas; y la tradición profética de los Lahu, cuya historia está plagada de sublevaciones contra los Han, tailandeses, británicos y birmanos. En este capítulo nos ofrece importantes claves teóricas con las que entender el profetismo, el carisma y las revueltas milenaristas.
En definitiva, James Scott, siguiendo la línea marcada por antropólogos como Pierre Clastres, demuestra en este excelente libro que el anarquismo puede ser un fructífero ideario con el que inspirar nuevas miradas antropológicas y reexaminar críticamente conceptos y teorías que hemos heredado. Scott nos enseña que la evasión del estado puede ser, especialmente en áreas montañosas como la Zomia, un factor sociológico tan importante, o más, que otros factores como la ecología, la tecnología o la demografía. Su perspicaz perspectiva anarquista puede ser útil para el esfuerzo por desarrollar antropologías no-hegemónicas.

FUENTE:
Revista Andaluza de Antropología | Número 1 | Junio 2011 |
http://revistaandaluzadeantropologia.org/index.php/14-recensiones/15-scott-james-c-2009-the-art-of-not-being-governed-an-anarchist-history-of-upland-southeast-asia-new-haven-yale-university-press-464-pp.html

jueves, 5 de enero de 2012

Calendario anarquista 2012


Desde Costa Rica envian este calendario 2012, elaborado por la Asociación Cultural Colectivo Rizoma

El calendario Figuras del pensamiento ácrata presenta cronológicamente (por fecha de nacimiento, para ilustrar cada uno de los meses del año) a principales personajes que han contribuido al desarrollo de las ideas anarquistas, así como su práctica durante el siglo XIX y XX (fundamentalmente) en Europa y América Latina.

Los criterios de selección han sido estéticos, puesto que se exponen estas figuras según las técnicas de diversos ilustradores, como el dibujo y el grabado. Las ilustraciones que se recopilan en este material provienen de los siguientes artistas: el costarricense José Céspedes, el estadounidense David Levine, el mexicano Rober Díaz, y el francés Maurice Dubalet, entre otros.

El archivo lo pueden bajar en:
http://www.mediafire.com/?7wp4uop7q1zbcbb

martes, 3 de enero de 2012

COMBATE -dic 2011 .LAS MIL MESETAS DEL TIPNIS


Estimadxs amigxs,
Esperando que este año la movida libertaria crezca como flor en el desierto, en adjunto hacemos llegar el link para bajar el último número de COMBATE. Periódico anarquista –diciembre 2011. Con el título LAS MIL MESETAS DEL TIPNIS, el cc JUAN PERELMAN editor del vocero anarko hace un análisis emotivo de lo que considera una insurrección.
La dirección es

http://www.mediafire.com/?l2nlz8c6ixxbj31

SALUD Y ANARKIA ¡!!

Sociedad de Amigos contra el Estado