lunes, 26 de octubre de 2020

UNA LECTURA NO ESTADOCENTRICA DEL TIPNIS -Carlos Crespo Flores

 El enfoque dominante de las investigaciones y reflexiones acerca del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), tienen al Estado como referente, como si estos pueblos estuvieran condenados o predestinados a ser parte del Estado-nación. La construcción de la carretera es parte de este proceso de legibilización estatal, en los términos de James C. Scott.

 Liberales y marxistas coinciden en que los indígenas deben ser incorporados a la razón de Estado. Uno de los mecanismos para la intervención estatal en los años del régimen plurinacional ha sido la otorgación o reconocimiento de derechos indígenas, pues por este medio se legitima su presencia en los territorios indígenas (el Estado es el ente encargado de garantizar su cumplimiento y aplicación).

 La investigación doctoral en curso sobre el (TIPNIS), del investigador cochabambino Jaime Galarza, presentado en una conferencia virtual estos días, brinda otra mirada, no estadocéntrica, del territorio indígena y parque nacional, ubicado en el límite de Cochabamba y Beni. Y es el pensamiento de James C. Scott que orienta el trabajo de Galarza.

 En su libro “El arte de no ser gobernado. Una historia anarquista Zomia. Una historia anarquista de las tierras altas del sudeste asiático” (2010), Scott evidencia que, durante alrededor de 1000 años, diversos pueblos ubicados en una extensa región entre China, India, Camboya, Vietnam, entre otros países actuales, desplegaron una estrategia de huida hacia las montañas, frente a la presión estatal, que llegaba bajo la forma de impuestos, reclutamientos forzosos o expropiación de cosechas. Estos territorios de acogida constituían verdaderas “regiones de refugio” para estos pueblos, organizados autónomamente, fuera de la visibilidad estatal.

 Jaime Galarza fue director del parque nacional, en el TIPNIS, durante doce años, por tanto, su conocimiento de la problemática del territorio, es profundo.

 La historia larga del TIPNIS, nos dice Jaime, es la historia de la expansión estatal, eclesial y extractivista (que al final vienen a ser rostros conjuncionados); y al mismo tiempo, es la historia de la huida de estos pueblos indígenas monte adentro, en muchos casos mediatizada, al igual que en Zomia, por movimientos mesiánicos, como el de la “Tierra sin Mal”.

 El TIPNIS es lo último que les queda, afirma Galarza, por el drama que supone la construcción de la carretera para el territorio, y en general su legibilización estatal: la desaparición, no solo de la naturaleza, sino de tres culturas locales indígenas. Un verdadero etnocidio.

 La investigación de Jaime Galarza es un excepcional aporte a la necesidad de re escribir la historia de Bolivia fuera del horizonte estatal. Efectivamente, la historia oficial del país, liberal, marxista, nacionalista o indigenista, se la ha elaborado con ojos estadocéntricos. Trabajos como el de Jaime, la “Historia del pueblo chiriguano" de Thierry Saignes (2007) o el ensayo de Juan Perelman, "Rastreando los antecedentes históricos de un pacto federal en Bolivia" (2015), son una huella para seguir.


domingo, 11 de octubre de 2020

NUESTRA ESQUINA

 “Nos vemos en la esquina” era la frase para citarnos los amigos del barrio. Todas las noches, a partir de las 19:00, veías a alguien, “esquineando”, en este, hoy, mítico lugar para quienes disfrutamos de este espacio. Yo era un poco menor, pero poco a poco me integré a las platicas nocturnas. Siempre aparecía la historia del día, la anécdota de la última chupa, la narración épica, como cuando un grupo de amigos se fue al servicio militar, por tanto las historias eran interminables.

 Era un punto de encuentro, pues de ahí varios se iban a sus programas múltiples: cita con la novia o “agarrón”, una nueva chupa, ir al stadium, al cine (noche popular los lunes), o, si era de día, comer asados al mercado de la 25 de Mayo, ir a vender cosas al “t’anta kh’atu”. Era nuestra vida cotidiana barrial, y esta esquina era nuestro mojón.

 Hoy, la zona se ha transformado. De ser un barrio obrero se ha convertido en uno de clase media, y con ella ha arribado la modernidad constructiva. Por ello me encanta que la pared de nuestra esquina se mantenga intacta, pues ella guarda historias, nuestras historias. Salud por nuestra esquina!!!