martes, 9 de abril de 2013

El pop británico contra Margaret Thatcher



IVÁN CONTE
El 4 de mayo de 1979 Margaret Thatcher fue elegida primera ministra del Reino Unido. Aquel día se hacía oficial el acceso al poder de la derecha más conservadora, algo que no ocurrió de un día para otro sino que fue la culminación de un proceso gradual que arrancó a finales de la década de los ‘70. Del mismo modo, el subsuelo musical tampoco reaccionó de repente a la llegada a Downing Street de la dama de hierro. Al fin y al cabo, el punk ya tenía dos o tres años, e incluso ya se había transformado en postpunk.

Algunos ejemplos de LP publicados en 1979 son el Y de The Pop Group, el Metal Box de PiL o el Unknown Pleasures de Joy Division. Discos mucho más ambiciosos musical e ideológicamente que los de la primera ola punk y en cuya música y letras se filtró la preapocalíptica situación de la época, consecuencia del ninguneo al que sometió la Thatcher a toda comunidad susceptible de reclamar legítimas ayudas del gobierno. Precisamente, los grupos marginados provenían básicamente de la clase obrera y los inmigrantes, no por casualidad los dos principales grupos sociales de los que salieron muchos de los grupos de los que hablaré a continuación.

Estábamos a cinco años de 1984 y muchos aspectos de la novela de Orwell ya eran una inquietante realidad. Pocos meses después de la llegada al poder de la Thatcher, The Human League sampleaban al final de su canción The World Before Last una frase extraída de un noticiario que dice: “...y describió los primeros tres meses en el poder de Margaret Thatcher como desastrosos”.

La distopía, por tanto, se afianzaba como realidad y el subsuelo musical británico reaccionó en contra de la filosofía individualista y capitalista y del desprecio hacia la clase obrera y los inmigrantes defendidos por la dama de hierro. Cantantes y grupos de distintas generaciones escribieron canciones en contra de la Thatcher. Incluso hubo una banda llamada Thatcher on Acid. Otros adoptaron una postura ideológica más ambigua, pero en última instancia condenatoria de las maneras de la Thatcher.

Heaven 17 y Frankie Goes to Hollywood son ejemplos de este tipo de bandas, agrupadas bajo la etiqueta new pop y con un ideólogo: el crítico Paul Morley; pero hoy no nos detendremos en esta parte de la historia. Desde una posición anarquista y una estética punk, Crass ejercieron de incansable martillo de la dama de hierro. La mencionan en varias canciones, en la orwelliana y paranoica Nineteen Eighty Bore o en la explícita Gotcha.

Pero sobre todo, Crass ocupan un lugar destacado porque fueron acusados de revelar una conversación privada de la Thatcher en la que ésta daba detalles acerca de un ataque sorpresa e ilegal en la guerra de las Malvinas. Una de las canciones escritas en contra de Margaret Thatcher más recordadas es Shipbuilding. Escrita por Elvis Costello, su versión más recordada es la que hizo Robert Wyatt. La canción fue editada en formato single por Rough Trade, sello esencial en esta historia, pues implicó a muchos de los grupos más interesantes de la época en una férrea defensa de los medios de producción y distribución musicales independientes, y de una estética artesanal inspiradas por la izquierda. Shipbuilding trata sobre la intervención militar en las Malvinas, y lo hace desde el punto de vista obrero, denunciando en un tono agrio el crecimiento de la industria bélica al tiempo que el gobierno se desentendía del problema del desempleo que asolaba a la clase obrera.

Billy Bragg nunca se cansó de hacer canciones críticas con el Gobierno, como Waiting for the Great Leap Forwards o Thatcherites, e incluso hoy en día nos sigue recordando que la situación actual no es tan diferente. Los imprescindibles The Beat (los ingleses, no confundir con la banda del mismo nombre liderada por Paul Collins) tienen una canción de título Stand Down Margaret (retírate Margaret), y el celebérrimo Ghost Town de The Specials describe en su letra y música el paisaje de una ciudad desolada por el desempleo provocado por la apuesta por el capitalismo salvaje. Bandas de 2-Tone como éstas tienen un especial interés, pues celebraron el Reino Unido como una nación multicultural en oposición al pánico antiinmigración promovido por la Thatcher. Mientras, los  Not Sensibles optaban por la, muy macarra, burla directa con su I’m in Love With Margaret Thatcher (estoy enamorado de Margaret Thatcher).

Hacia finales de la década se hace cada vez más patente el agotamiento y el fracaso de la fórmula Thatcher, y Morrissey le pregunta en Margaret on the Guillotine cuándo se morirá. Otro que deseaba ver a Margaret bajo tierra era Elvis Costello en Tramp the Dirt Down; incluso años después  Hefner juraron que se reirán, cantarán y bailarán el día que se muera. Mientras tanto, Richard Thompson recurre en Mother Knows Best a imágenes sobrenaturales para resumir la huella del tremebundo mandato de la Thatcher.
Finalmente, los restos del punk y el nacimiento de la estética indie-pop británica con el C86 abrieron la veda de un gran número de bandas de clase trabajadora y de izquierdas, algunas de las cuales derivaron su estética, sonido y letras de su opción política. Es el caso de McCarthy, uno de cuyos miembros sostiene que la política explica mejor el mundo que la psicología.

McCarthy envolvían sus incendiarias letras en melodías pop, y en más de una ocasión se refirieron directamente a la protagonista de este artículo: In the Dark Times o And Tomorrow the Stock Exchange Will Be The Human Race son dos buenos ejemplos del espíritu crítico de un sector del pop independiente británico en los ‘80. Y es que todos ellos sabían que uno de los incuestionables valores de la música es el de ser capaz de capturar un sentimiento colectivo y transformar esa energía en una melodía o una letra en las que nuestras inquietudes se vean representadas.




 CRASS banda anarcopunk británica que hizo canciones memorables contra la Dama de Hierro.

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