viernes, 12 de abril de 2013

Fútbol, ​​política y castigos. En la calle


El fútbol es una tierra de pasiones.


Campo de emociones desenfrenadas y explosiones: gritos, golpes al aire, abrazos emocionantes, lágrimas de tristeza y alegría, cantando, vibración.

El fútbol se ha descrito como inteligencia en movimiento.

No se trata simplemente de un juego, pues mueve una serie de fuerzas en el cuerpo y el planeta.

Se puede tomar también como un medio para la comprensión de las cosas de la vida, sin hacer de ella una carrera competitiva hacia la victoria.

Hay quien lo llama el deporte más democrático y popular en el mundo, ya que requiere muy poco para ser practicado y entendido.

La incomprensión de esta declaración consiste en centrarse únicamente en las exigencias de su práctica, porque se olvida que él es también un campo incomprensible o, como diría un viejo cronista, terreno fértil para "lo sobrenatural de Almeida".

El fútbol no es democrático: es una práctica que puede ser realizada como experimentación de reglas móviles.

Las 17 reglas oficiales no son seguidas por los niños que juegan en la calle o en cualquier campo de fútbol.

En estos parajes pululan reglas no escritas y acuerdos transitorios establecidos por los involucrados en ese partido.

El número de miembros, el objeto a ser usado como pelota, la hora de inicio, las dimensiones del arco, el número de goles que establecen el final del juego, todo eso es definido rápidamente entre aquellos que están dispuestos a jugar ese juego.

Hay mucho que aprender y experimentar jugando y viendo fútbol.

Entre los niños y los jóvenes es una práctica que permite la convivencia sin suprimir las pasiones.

Es practicado con explosiones, discusiones, peleas, abrazos y besos.

Pone los cuerpos en movimiento y en contacto: cada uno se conoce a sí mismo en relación con los otros, sea de su equipo o de sus adversarios.

No es una pacificación lúdica de una disputa guerrera: es una guerra libre de pacificaciones y deseos de exterminios, practicada entre iguales que poseen intimidades diferentes entre sí, con el balón y con diferentes constituciones físicas.

Cualquiera que haya jugado al fútbol cuando era niño inmediatamente entiende todo esto y que sólo pasó con los que jugaron ese partido.

Cualquier persona puede jugar al fútbol.


(Extracto del texto un artículo más extenso con el mismo título)
 Fuente de traducción: hypomnémata 154. Boletín electrónico mensual. Nu-Sun - Centro de Sociabilidad Libertaria. Programa de Estudios de Posgrado en Ciencias Sociales de la PUC-SP
no. 154, marzo de 2013. http://www.nu-sol.org/


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