"Este texto", nos dice el autor, "debía ser leído a la presentación de la novela Muerta ciudad viva ( editorial 3600 La Paz) de Claudio, en la FIL de Cochabamba, presentación que no se llevó a cabo...aquí va para la lectura y su difusión".
Gracias hermano
Aquí hay una flor
“Todo lo
interesante ocurre en la sombra, no cabe duda. No se sabe nada de la historia
autentica de los hombres” - Louis-Ferdinand Céline -
Mientras el amigo escritor viaja hacia un
invierno napoleónico, para meterse en
camisa de once varas - sostiene él mismo - en su Llajta todo lo imaginario,
todo lo fantástico y todo lo real que plasmó en letras en su Muerta ciudad viva, se ha ido
metamorfoseando brutalmente. Masacrado por la tempestad del progreso. Hoy su
novela reaparece. Se fue de parranda no más…un voy y vuelvo a la Nicanor Parra. Y está aquí más viva que nunca.
La novela de Claudio se parece a La Piedad de Miguel Ángel, más por su
ejecución que por su esencia, el escritor ha eliminado solamente lo que no
servía, lo que no era útil, lo demás todo ya estaba, todo ya existía en este
infierno de los vivos, en este paraíso de muertos…y él lo extrae…de una ciudad
invisible e invivible, adonde amor y odio se cortejan a plena luz del día, para
que luego baje la noche, la noche de Céline en el lenguaje, la noche de Miller en su filosofía, la noche de Bukowski en su moral…
Claudio está persuadido que el amor y el odio
se cortejan y van deslizándose sobre el hilo de una navaja, a veces se juntan,
se revuelcan y se sacuden, y aunque no se reconozcan, van armando la trama…pluma
acida como la del Chueco Céspedes…en este valle fértil, de campiñas que
bordeaban la desordenada ciudad, lo conservador se mezcla con lo pícaro, lo
tradicional se enfrenta a todo cambio, manteniendo solidas muchas estructuras
coloniales, muchos vicios burgueses y muchas leyendas urbanas, Claudio se
adueña de un lenguaje puro y sincero, quechuismos y contaminaciones importadas
o de paso - de la época que vive - sin conformismo y con pocas gracias da a luz
a una visceral joya literaria, que el tiempo - sabio conservador y madurador -
nos devolverá mañana con aún más luz y más poesía. Dejémosla madurar, a cada
cosa su tiempo, a cada uno su trabajo…y al lobo el rebaño.
La flor nació gracias al estiércol, a una tierra
fértil y al cuidado del jardinero, ahora muchas mariposas vuelan a su
alrededor, embriagadas por el perfume, alucinadas por el color, hipnotizadas
por su belleza.
Esta es
la magia del texto, esta es la grandeza de una penetración - ya lo dije varias
veces - que a su tiempo logró el Juan de La Rosa de Nataniel Aguirre.
Hasta
la vanidad de la escritura literaria, de aquella mirada larga y profunda que va
recogiendo, inventando y mintiendo, parecía ya una calidad desaparecida, que ya
no frecuentaba este valle ya no tan fértil, ya no tan cuidado…pero esta novela
devuelve la imagen a una tierra, devuelve la palabra a su gente, en este
esquizofrénico andar diario, cuando la aun joven democracia ya demuestra sus
debilidades, sus mentiras y sus vulgaridades, ahí toda ilusión se va evaporando
entre sexo y alcoholes, en un rider on
the storm criollo, que no es nada más que un conflicto de identidad juvenil como forma de pensar lo nacional. Es
una manera de mirar los conflictos relacionados con lo generacional, lo
económico, el género, lo étnico, la sexualidad, las relaciones interétnicas…
Ahí estuvo Claudio, mientras hoy va viajando,
imaginándose ser un Mateo Alemán el cual bien sabía que todos vivimos en asechanza los unos de los otros, como el gato para el
ratón y la araña para la culebra…
Maurizio
Bagatin, octubre 2018
Imagen: "A Voyage to the Moon”. Gustav Dore