Bolivia
es un país inserto en un proceso de cambio político de corte antiimperialista,
anticolonial y antineoliberal. O por lo menos, dicen los anarquistas, ese es el
discurso elaborado desde el gobierno de Evo Moral y el MAS
Un
proceso que comenzó a principios de siglo con los movimientos en defensa de la
soberanía popular en la famosa Guerra del Agua y Guerra del Gas. En ese
contexto resurgieron formas de organización política radicalmente democráticas
que impulsaron el empoderamiento del pueblo frente al poder de la derecha.
Nuevos experimentos organizativos que algún autor calificó como un cierto
resurgir del anarquismo boliviano.
Desde
AraInfo pudimos hablar sobre el anarquismo boliviano con Carlos Crespo,
profesor en la Universidad Mayor de San Simón, en Cochabamba, estudioso de los
movimientos sociales bolivianos y en particular de lo que supuso la Guerra del
Agua. Activista por los derechos de las personas y de la Madre Tierra.
Diego
Marín Roig (AraInfo).- ¿Nos puedes hacer un breve recorrido por la historia del
anarquismo en Bolivia?
Las ideas
anarquistas llegan a Bolivia a través de la emigración argentina. También por
los bolivianos que iban a trabajar a las salitreras de Chile a principios del
siglo XX, y es ahí donde hay contacto con los anarquistas. Entonces esas son
las dos fuentes del primer contacto con el anarquismo. Por un lado un argentino
va a llegar a Tupiza, que es un enclave anarquista. Ahí llega Liber Forti, un
anarquista argentino, que se queda en Tupiza, y ahí él organiza un grupo de
teatro que se llama Nuevos Horizontes, que en su momento tuvo gran esplendor.
Liber Forti después se incorpora a la FOL (Federación Obrera Local) en la
década del 40. Actualmente soy tutor de una tesis sobre la sublevación indígena
del año 47, antes de la Revolución del 52 en la zona del altiplano paceño
principalmente, y ahí la FOL tiene un rol protagónico porque ellos establecen
una suerte de alianza con el movimiento indígena. Liber Forti estuvo metido de
alguna manera en eso, esta investigación se está profundizando ahora. Aquí se
demuestran también esas aproximaciones con lo indígena. Este es un tema que en
el anarquismo hay una discusión, es decir, como se posiciona el anarquismo
frente al tema indígena, el tema de los países coloniales. Fue interesante
porque estos anarquistas entendieron bien, primero, el tema del racismo, y
segundo, el tema de la opresión y la dominación a partir de la hacienda que
estaba ligada en todo momento a una ideología racista. Hay un texto de la
década del 20 que escribe Luis Cusicanqui un anarquista de origen indígena,
donde hace esta vinculación muy interesante. El tema de la ligazón con lo
indígena de los anarcos es un tema que está aquí y se puede ver en esta
investigación que está abierta a seguir profundizando sobre la memoria
histórica de la experiencia anarquista.
El
momento de caída del anarquismo en Bolivia se produce con la revolución del 52
porque ahí es donde se establece el sindicalismo un poco paraestatal o muy
ligado al aparato estatal, que ya el MNR (Movimiento Nacionalista
Revolucionario), el mismo partido que toma el poder en el 52 y que ya fue
gobierno en el 46, momento en el que ya hicieron algunos avances y ahí ya se
avisó de este tipo de sindicalismo campesino principalmente muy conectado con
el estado. Lo único que quedará como símbolo es Liber Fortis como asesor de la
COB (Central Obrera Boliviana) durante los 70 y 80, pero como una figura más
simbólica. Digamos que todo este periodo de post-52 y las dictaduras, la
presencia anarquista es simbólica y está en la clandestinidad. Los viejos de la
FOL también son olvidados. A partir de los 80 hay una reemergencia de algunas
ideas anarquistas a nivel universitario. El trabajo de Silvia Ribera en los 80
fue importante sobre los artesanos libertarios, sobre los sindicatos de las
cholas, cocineras, etc. Visibilizó que había algo diferente a la ideología
marxista que era dominante entonces. En ese periodo también algunos estudiantes
participamos de un movimiento autónomo que era antipartido, pues como ahora la
universidad estaba muy dominada por los partidos políticos. Estas movidas que
comienzan a surgir en diferentes lugares son pequeños grupos de afinidad. Poco
a poco van surgiendo grupos como los de la Silvia. En ese periodo también hay
un compa argentino, Juan Perelman, que vive en La Paz y estaba ligado a grupos
anarquistas de allí, que es otro enclave. Desde hace unos años Perelman edita
un periódico que es llamado Combate. Entonces así va emergiendo de nuevo
el anarquismo principalmente en los jóvenes, como siempre la movida punkera es
la que ha introducido a estas nuevas generaciones al anarquismo. Yo también
como docente universitario y haciendo otras cosas me volví a interesar por esta
nueva generación de changos. De hecho hace cuatro años empezamos juntos a armar
un centro social. Fue interesante. El experimento terminó cuando el TIPNIS en
el 2008. La Guerra del Agua fue una catapulta, aquí en Cochabamba fue
importante para la impronta de esas nuevas generaciones. Con la Guerra del Agua
empezaron a surgir algunos colectivos específicos anarquistas después de los
conflictos del 2003 y del 2005. Desde el 2000 más o menos se empezaron a
organizar encuentros libertarios a nivel nacional, en La Paz, aquí en
Cochabamba, uno en Santa Cruz. Es de lo que más o menos ha estado viniendo,
articulando algunas cosas, pero en general el movimiento está bien fragmentado.
Es uno de los temas que ya hemos visualizado desde ese periodo y que ahora con
esto de la campaña de identificación del anarquismo con el terrorismo se ha
visualizado esa fragmentación. Recuerdo un encuentro en La Paz donde vinieron
grupos insurreccionalistas y vinieron directamente a sabotear el encuentro. Nos
ven como sus enemigos. Este tipo de confrontaciones ha sido muy frecuente
aunque como siempre cuando ha habido que hacer política en la calle, todos
estamos juntos. Ha sido un periodo en el que se fue creciendo paulatinamente,
centros sociales que se fueron armando en La Paz, aquí, en torno al 2000-2003
cuando empiezan a surgir estos experimentos diversos. Algunos jóvenes de
ideología más indigenistas, otros más punkeros, también diversos en eso, y
bueno en 2010 fue un punto de quiebra importante en todos lados. Con la VIII
marcha del TIPNIS, los primeros que entendieron muy bien el tema del TIPNIS
fueron los guates anarcos que se metieron directamente a la Marcha, cuando esta
era algo que a nadie le interesaba, pues no era un tema nacional. Algunos ya
colaboraban con organizaciones indígenas y bueno, fue una cosa interesante que
antes de la movida, se metieran a las marchas desde el inicio y marcharon con
los indígenas. Además en los grupos de apoyo que se estructuraron en
Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, la presencia de estos colectivos, de estas
individualidades era muy evidente, estaban impulsando estos grupos de
solidaridad, como el campamento en la iglesia de San Francisco por ejemplo, ahí
estaban también las Mujeres Creando, y ahí fue una coalición interesante. A la
llegada a La Paz de la VIII Marcha, el bloque anarquista que se juntó
acompañando a la Marcha era grande. Después de muchos años nunca había visto
tantos anarquistas juntos.
DMR(A).-
En la Guerra del Agua, ¿Por qué se da ese surgimiento de un movimientos social
tan heterogéneo y tan amplio de anarquistas?
CC.- Lo que pasa es que había un
colectivo de changos muy ligados a las movidas punkeras, aunque había también
de otras visiones que era una suerte de grupo de apoyo a la Federación de
Fabriles que trabajaban con el Oscar Oliver, uno de ellos era su chango. Hacían
desde grafitear a acciones directas, cosas así. Se van conectando ya desde ese
periodo, cuando la Federación de Fabriles se mete a la Coordinadora del Agua,
este grupo también se incorpora al Proceso, entonces esta fue una de las
entradas. Otra entrada fue con Marc Badal, que en ese periodo vivía aquí en
Cochabamba. Él ha escrito sobre la Repsol, era alumno de economía ecológica de
Martínez Savier, y vino aquí a Bolivia a hacer su tesis y estuvo aquí como
investigador, y el guate era de la movida de Barcelona donde vivía en una casa
okupada, y aquí impulsó también con los jóvenes y coincidió con la Guerra del
Agua. Entonces el Marc fue importante en formar e impulsar acciones en ese
periodo de la Guerra del Agua, del 2000 hasta el 2003 que dura ese proceso.
DMR (A).-
El anarquismo históricamente ha ido más allá del movimiento obrero, acogiendo
también a otras luchas como el feminismo o el ecologismo. ¿Crees que el anarquismo
ha tenido algo de influencia en el Proceso de Cambio y los actuales movimientos
sociales de Bolivia?
CC.- Lo que pasa es que en la Guerra
del Agua hemos tenido nuestro movimiento de “indignados” como ustedes. Para
nosotros fue en el 2000, que por sus características es un movimiento no
partidario y hasta antipartido. Cuando venían militantes a la plaza los
botaban, había una condena de la ideología partidista. Más bien se reivindicaba
una democracia de base. La Guerra del Agua fue en cierta manera un experimento
anarquizante. Por eso es que hasta en esos momentos incluso se discutía cómo la
nueva empresa debería ser la empresa autogestionada, y ahí falló la cosa porque
el sindicato, del que se esperaba que iniciara un proyecto de autogestión de la
empresa, era parte de la estructura de corrupción de la compañía, eran parte
del problema más bien. Ese fue uno de los factores, entre otros, que hizo
fracasar la experiencia. En ese sentido veo que, por la práctica social misma,
había practicas y familias anarquistas o anarquizantes.
Posteriormente,
también se situó detrás la movida feminista más radical como la María Galindo o
las kamasas, un grupo de feministas libertarias un tanto indigenistas, y otro
grupo más musical que son las Barbi Pachakuti, entonces detrás hay también toda
una movida. Estas chicas están muy metidas en el tema libertario y también en
el ecologismo.
En los
grupos anarquistas es donde más se ha estado impulsando el debate del TIPNIS.
Por ejemplo hay toda una reivindicación de la autogestión con el TIPNIS, que es
una de las discusiones que tenemos con los dirigentes y sus liderazgos que
siempre tienen algo de burocráticos. Lo que pasa que aquí hay mucha influencia
de las ONG´s y de los intelectuales orgánicos sobre las organizaciones, entonces
cómo reducir esa influencia es un tema abierto en discusión. En el caso del
TIPNIS, cómo estructuramos unas formas de autogobierno ahora, porque lo que hay
que evitar es lo que el sociólogo llama la política de demanda, y es que el
discurso de los derechos, a lo que te encasilla es a una política de demanda,
donde estás recibiendo cosas del estado todo el tiempo, y entras en una lógica
clientelista. Es ahí donde te enchufan divisiones de los dirigentes etc.
Entonces el desafío es romper con todo eso, lo que pasa que eso es ir contra la
historia de todo el sindicalismo boliviano que está absolutamente conectado con
el estado, y todas sus luchas son orientadas a demandarle cosas al estado y a
los poderes, es una lucha muy disciplinada. Por eso en los momentos de crisis
son los momentos en que las cosas se zapan de ese horizonte.
Entonces
hoy para los del TIPNIS ese es su desafío, como estructuramos eso. La metida de
pata del año pasado, donde deciden apoyar una candidatura para la gobernación
en el Beni, se meten a una lucha electoral, y es un desastre además porque ni
siquiera votaron en el mismo TIPNIS por ellos, entonces gastaron toda una
energía y esfuerzo en una cosa que no tiene sentido, en vez de estar
fortaleciendo la autonomía indígena para hacerla realidad.
DMR (A).-
Y esa autonomía indígena, que en cierto modo tiene connatos de organización
libertaria ¿Existe en la realidad o se queda en el discurso?
CC.- La autonomía indígena ha sido
tradicionalmente una demanda asociada a la territorialidad. Es una lucha que
viene de los pueblos de las Tierras Bajas. En ese sentido es una lucha
antiestatal porque lo que están diciendo es como hacemos que el estado no se
meta en nuestras vidas, en la forma cómo nos manejamos y vivimos, como
reducimos la presencia del estado, pero el proceso de Evo Morales ha cooptado
ese proceso. Entonces ahora por ley esto ha sido incorporado a la política de
estado, donde la autonomía indígena es parte de la cadena de transmisión de la
organización del estado. Así como se ha formulado en la Constitución y este es
uno de esos problemas, cómo han articulado, en vez de plantear formas más
federadas, más descentralizadas de administrar el territorio. Cómo los que han
pensado esta Constitución vienen de una lógica estadocéntrica y estatalista, no
puedes esperar otra cosa, el Álvaro García Linera, toda esta gente,
intelectuales que han estado apoyando las comisiones de elaboración de la
Constitución, y lo han hecho con ese horizonte. Lo que se ha hecho es convertir
la autonomía indígena en una política de estado, de cooptación. Y Evo Morales
aprovecha esto para dividir a las organizaciones, por ejemplo hoy existen dos
CONAMAC, etc. Es una parte muy jodida de la pelea.
DMR (A).-
¿Entonces planteas que en Bolivia no se está dando un proceso de
autoorganización popular y empoderamiento social desde abajo, sino de
estatalización de la organización?
CC.- Así es. Veo que en Bolivia se
está viviendo un proceso de estatalización, de fortalecimiento del poder del
estado, inclusive de los poderes represivos. Hay un nivel de intolerancia
estatal cada vez peor, además de persecución y criminalización de la
disidencia, si hoy piensas diferente estas jodido. Mi alumna tiene su chaco en
el Chapare y tuvo la idea de cuestionar alguna decisión del compañero Evo y
casi le quitan su chaco, por decisión del sindicato. Hay esa criminalización en
general. Se supone que este debería ser un proceso de florecimiento, de
experiencias, de formas alternativas, de nuevos proyectos, pero lo que ves por
ejemplo son megaproyectos productivos manejados desde el estado, a imitación de
los modelos venezolano y cubano, y lo peor es que ni siquiera funcionan bien
porque están corruptos. No hay una empresa del estado boliviano que esté
funcionando más o menos bien, excepto Entel probablemente por la cantidad de
millones que ganan por las telecomunicaciones. No funcionan en absoluto. La
tendencia es al control, a cómo controlar. Yo laburo con organizaciones
económicas campesinas, un tipo de empresas basadas en el apoyo mutuo y el asociacionismo,
y que han surgido así para transformar sus productos, en algunos casos haciendo
productos ecológicos, participando de la feria ecológica que hay aquí, pero hay
una ley recién aprobada que en vez de promover su fortalecimiento como entidades
autónomas y descentralizadas, busca controlarlas. Te pongo como ejemplo el caso
de la miel. Hay muchos emprendimientos asociativos de miel, y en algunos casos
mieles muy buenas porque están en zonas donde no están fumigando. El gobierno
se le ha ocurrido hacer este proyecto que llaman el pro-miel, es una empresa
estatal que lo que va a hacer es recolectar a los productores de miel. Va a ser
un recolector, y esa miel la va a procesar industrialmente para vender. El tema
es que con eso están liquidando estos pequeños emprendimientos, que lo único
que van a hacer ahora es entregar la miel a la empresa estatal. Pero como
emprendimientos autónomos están en riesgo, entonces ese es el enfoque de la
política del gobierno respecto al tema. El gobierno en ningún caso te lleva a
propuestas de autogestión o autonomía, más bien hay un proceso de una especie
de estalinismo criollo.
DMR(A).-
¿Y no hay anarquistas dentro del Proceso de Cambio?
CC.- Sí es cierto que hay algunos
guates que se definen como anarquistas, que han decidido apoyar a Evo Morales,
como son Tinku juvenil. El Tinku juvenil además anda conectado con algunos
grupos anarquistas de otros países, por ejemplo con los de la Federación
Anarquista Uruguaya (FAU) que tenían a Tinku como grupo de contacto. Entonces
el Tinku aparece como un grupo anarquista, aunque los llamamos anarcomasistas.
Son parte de los grupos de choque en la Plaza, pues cuando vamos a hacer
acciones tenemos problemas con ellos. Hemos visto que en el caso venezolano
también hay gente que se autoproclama anarcochavistas. Es otro tema de
discusión interna, gente que ha decidido apoyar el Proceso, pero no al Evo
Morales. A estas alturas de la película no es coherente apoyar. Lo que pasa que
el Evo es muy popular internacionalmente, por el tema indígena, la simbología
etc., el hecho de que ha liderado el tema ambiental en lo de Copenhague, ha
aparecido como un abanderado de la lucha ambientalista, es alucinante, y esto
después del TIPNIS y de las políticas que está haciendo, pues se ha aprobado la
soya genéticamente modificada, están poniendo los pasos hacia la energía
nuclear… justamente lo contrario a su discurso ambientalista. A los lugares que
he ido fuera de Bolivia, por la universidad, todos quieren saber del Evo, y les
parece que el Evo es una buena persona y, claro, cuando comienzo a hablar de él
hasta he discutido con argentinos, uruguayos que son anarcomasistas y les
parece que el Evo está haciendo un gran cambio.
También
hemos estado discutiendo el tema del Suma Qamaña, sobre esta ideología del
Vivir Bien, que es un discurso así que es un engaño, porque el discurso del
Vivir Bien no existe en la realidad. Te quieren hacer creer que el Suma Qamaña
es parte del mundo andino, indígena, y no hay tal, no existe, no hay evidencia
empírica del Suma Qamaña. Para lo que sí sirve es para utilizar el discurso del
Suma Qamaña para intervenir en el TIPNIS, pues el plan de intervención en el
TIPNIS se llama Plan para Vivir Bien. Aquí se ve la instrumentalización, cómo
opera en el mundo real el discurso del Vivir Bien, eso habría q investigar,
para qué y cómo utiliza el gobierno este discurso en el mundo real, hacer
carreteras para vivir bien.
Esta
lógica se ha visto aquí hace poco, en Sebastián Pagador (distrito de
Cochabamba) están haciendo el estadio y han puesto ya las graderías. En la
parte sur, que está cerrada, no hay nada. Hace un mes fue el Evo Morales ahí a
la altura más grande de preferencia y dijo, compañeros qué ha pasado, no han
cercado la parte de la curva sur, y le dijeron, compañero presidente, es que
ahí ya empiezan las casas del barrio, afectaría a tres manzanas por eso no se
ha hecho la curva sur, y dijo textual, cincuenta personas llorarán pero miles
aplaudirán. Esa es un poco la filosofía. Ahí en el TIPNIS por dos mil indígenas
el país está necesitado de la carretera. O aquí en la pelea que tenemos en la
Seis de Agosto con los espacios a desnivel. Igual, el alcalde dice, por veinte
vecinos que van a perder sus negocios, que tienen plata, les acusa de todo,
cuando la ciudad necesita, se hace. Es esta idea de cómo se instrumentaliza al
final la idea del bien común.
DMR (A).-
En el sindicalismo boliviano no se concibe que exista una central sindical
ajena a la COB, que es la que aglutina a toda la clase obrera del país con sus
tendencias y corrientes. ¿Existe algún proceso de anarcosindicalización en el
interior de la COB?
CC.- Lamentablemente no. Ellos (se
refiere a los partidos de izquierda estatal, MAS y PCB entre otros) llaman
anarcosindicalización a diferentes tendencias organizadas que existen al
interior de la COB. Lo que pasa es que la COB ha decidido, o algunos liderazgos
de la COB han decidido hacer su propio partido, el PT (Partido de los
Trabajadores). Esa puede ser una veta de lo que consideran
anarcosindicalización. En realidad los comunistas siempre han hablado de que
existiría una anarcosindicalización en la COB. Es la línea que defendía mucho
Filemón Escobar, que en su momento éramos parte del mismo grupo a principios de
los 80. Escobar viene del trotskismo, pero digamos empezó en ese periodo a
acercarse a una visión, entre comillas, anarcosindicalista. Uno de los rasgos
de la COB es que no está conectada con ningún partido político, no es como los
comunistas españoles, que tienen su sindicato allí que es CCOO. Aquí la COB no
puede decir que era o es de los comunistas, pues los partidos políticos tienen
que hacer política dentro de la COB para tener hegemonía. Entonces este rasgo
del sindicalismo boliviano, Escobar decía que convierte al sindicato en un
órgano de poder, y de hecho la COB lideraba las luchas por la recuperación de
la democracia, por ejemplo en el periodo de Banzer o García Meza. La capacidad
de la COB en su momento articulaba a la sociedad boliviana para luchar contra
las dictaduras, o también por demandas especificas. Lo que había que buscar es
que sean los sindicatos los que tomen el poder, que era la idea que defendía
Filemón en ese momento, de que la COB liderara un proceso de transformación
social. Y en ese sentido los comunistas hablaban de estas ideologías anarcosindicalistas,
y que bueno, hasta ahora hay algunos que todavía defienden estas ideas, lo que
pasa que el sindicalismo está tan debilitado hoy, su base social se ha
debilitado tanto que es complicado. El sindicalismo hoy es estatal, los mineros
hoy están debatiendo también como sobrevivir y negociando con el gobierno
también sus propias demandas. Entonces la cosa está fragmentada.
DMR (A).-
En ese sentido, ¿ha existido en Bolivia alguna relación coyuntural entre el
anarquismo y el trotskismo?
CC.- Algunas coordinaciones en la
calle, para hacer acciones y actividades concretas en momentos de crisis
principalmente, pero después las relaciones no son muy buenas. Justamente por
el autoritarismo. Entre los jóvenes hay una movida trotskista medio punk (se
refiere a los skins de la CRAF (Cabezas Rapadas Antifascistas), militantes del
trotskista POR (Partido Obrero Revolucionario) y siempre se están dando.
Cuando teníamos el centro social y hacíamos conciertos las riñas eran muy
frecuentes. Pero hay ese nivel de coordinación en determinados momentos.
DMR (A).-
Durante la conversación has hablado algo del punk. ¿Existe realmente una movida
anarcopunk en Bolivia?
CC.- En su momento había. Lo que ha
pasado es que desde el 2004 con la persecución del anarquismo, como con el caso
de las bombas y el terrorismo, ese momento de esplendor que tuvo la movida
libertaria en Bolivia con la VIII Marcha, ha caído con la acusación de los
anarcoterroristas. Nosotros decimos que se ha armado el caso para joder a la
movida, y cumplió su objetivo porque los centros sociales que había en la Paz o
en Cochabamba se cerraron. La cosa era muy pública y ha pasado a ser ahora de
perfil bajo, está en las catacumbas. Entonces la movida está de perfil bajo,
había ese síndrome de persecución. Aquí también la gente desapareció porque
había el temor de que persiguieran, porque además alguno de los guates que vive
acá estuvo relacionado con una de las ñatas que está involucrada en el caso, y
es amigo nuestro, entonces él también tuvo que pasar a la clandestinidad. Esto
ha pasado.
El mayor
esfuerzo ha sido para hacer actividades para recolectar fondos para los presos
y hacer campaña en defensa de los guates presos o perseguidos. La gente que
estaba en la VIII marcha ya no han aparecido o están haciendo cosas de perfil
bajo. Yo diría que ha habido en el último año o año y medio de esta crisis, una
desaparición, o están ahí pero no visibles. Había algunos jóvenes que han
empezado a reemerger pues se ha inaugurado el centro social del Tambo que hay
en La Paz y que eso normalmente no iba a pasar el año pasado a principios de
año. Entonces hay algunos grupos que están empezando a organizarse nuevamente.
DMR (A).-
¿Existen entonces centros sociales autogestionados en Bolivia?
CC.- Hay este del Tambo, hay otro en
La Paz, y que están autogestionados. Haciendo actividades. Con algunos guates
aquí nos gustaría volver a armar un centro. Tuvo su efecto mientras duró este
experimento. Tenemos todavía una pequeña biblioteca que estamos armando que es
otra cosa que funciona también. Es una buena bibliotequita, pero claro, ahora
no estamos en ningún lugar.
DMR(A).-
¿Consideras que hay algún futuro hacia la organización o reorganización del
anarquismo y/o los movimientos antiestatalistas en Bolivia?
CC.- Sí, yo veo que va a haber una
impronta de la movida anarquista en la medida en que se profundice la crisis y
también en la medida en que la gente se empiece a cansar del Evo Morales, otra
vez seguramente aparecerá esta tendencia. Lo que intuyo es lo que está saliendo
en otros lados, y es esta radicalización de la sociedad que está cada vez más
confrontaciones, y la aparición de esas ideologías ultraderechistas que están
empezando a aparecer aquí también. La lucha contra estas ideologías
totalitarias, y ahí los anarquistas siempre están dando. Es en este escenario
donde otra vez van a aparecer seguramente. En estas luchas concretas,
feministas, ecologistas, temas indígenas, donde siempre hay asociaciones de
cumpas que están haciendo cosas, pero al mismo tiempo está la visión más
proactiva porque hay esta imagen bien prejuiciosa aquí de asociar el anarquismo
al caos, a la violencia, ignorando la esencia del anarquismo. Hace dos años, un
grupo de guates se fueron a hacer una comunidad, estos experimentos de construir
otros estilos y formas de vida, eso también es otra cosa que hay que destacar,
porque lo que integra al anarquismo es que es una ideología básicamente
práctica, eso es lo que contrasta con los marxistas, que están hablando y
haciendo política, mientras los guates están haciendo cosas, es un poco las
discusiones que tenemos con los guates, que hay mucha alpaquería mucho hablar,
se trata de hacer cosas, y es ahí, a partir del hacer cosas, de las prácticas
sociales, es ahí de donde van a salir las cosas, no de la teoría.
FUENTE: http://arainfo.org/2015/11/el-anarquismo-en-bolivia-una-conversacion-con-carlos-crespo/