Puede que los medios de comunicación estén perplejos ante el surgimiento de anarquistas en Tahrir, pero la verdad es que el anarquismo estuvo tras el impulso insurreccional desde el comienzo.
Traducción de un texto escrito por Jerome Roos en http://roarmag.org
Cuando decenas de miles de egipcios abarrotaron la Plaza Tahrir el viernes para conmemorar y continuar la revolución que había dado comienzo dos años antes, un destacable e inesperado espectáculo tuvo lugar allí. Tras dos años de promesas rotas y de continua violencia estatal , un grupo de activistas – prometiendo protestar junto al resto de sus compañeros – se posicionaron en las barricadas vistiendo de negro desde la cabeza a los pies, armados con improvisados lanzallamas y protegidos con uniformes de seguridad hechos por ellos mismos.
Cuando fueron preguntados por los periodistas, los activistas enmascarados dijeron que rechazaban hablar con los medios, pero misteriosamente “mencionaban el anarquismo” como fuente de inspiración para sus tácticas. Un día antes, la agencia Associated Press ya había informado sobre el surgimiento de un “grupo previamente conocido que se hacía llamar Black Bloc (Bloque Negro)”, que había advertido a los Hermanos Musulmanes de que no usaran su “brazo militar” para endurecer sus métodos contra los manifestantes y reclamaban la autoría de los recientes ataques incendiarios contra las oficinas de la hermandad islamista.
¿Qué es el Bloque Negro y por qué está surgiendo de pronto en las calles de El Cairo? Habitualmente denigrado por los medios conservadores y liberales como un núcleo duro de matones violentos, el Bloque Negro realmente es más una táctica de acción directa que un grupo claramente definido, mediante la cual (a veces actuando de forma violenta y otras de manera pacífica) activistas vestidos de una forma similar se presentan como un frente unificado y para no ser reconocidos por las fuerzas de seguridad. Mientras que la mayoría de participantes en las acciones de Bloque Negro se oponen explícitamente a los actos violentos contra las personas, los ataques contra la propiedad son una forma de acción directa más dentro del arsenal de su diversidad táctica.
En este sentido, los anarquistas de Egipto están claramente inspirados por algunas de las tácticas de Bloque Negro que hemos visto en otros lugares: desde la izquierda autónoma de la Alemania de los 70, pasando por los movimientos antiglobalización y la Batalla de Seattle de 1999, hasta la más reciente revuelta juvenil de 2008 en Grecia en respuesta al asesinato por parte de la Policía de Alexis Grigoropoulos, un adolescente de 15 años. Pero aunque la inspiración de los movimientos externos jugó un papel innegable en la reciente aparición del Bloque Negro en El Cairo, la realidad es que el anarquismo no es algo nuevo en Tahrir. Más bien, los activistas, las prácticas y las ideas anarquistas han estado en el corazón del levantamiento sin líderes de Egipto desde el mismo comienzo.
Muchos de los seguidores de fútbol – los llamados “Ultras” que aportaron el ímpetu militante para la caída de Mubarak – se han identificado desde hace tiempo con las ideas anarquistas, mientras que el anarquismo fue una de las principales fuentes de inspiración tras el Movimiento Juvenil 6 de abril, cuyas acciones solidarias con una huelga en una fábrica de El-Mahalla El-Kubra en 2008 suelen ser consideradas como un importante antecedente del levantamiento de 2011. Las filas de estos movimientos están viéndose reforzadas recientemente por jóvenes desilusionados que lucharon en la primera línea contra los aparatos de seguridad de Mubarak, para encontrar sólo las mismas fuerzas estatales bajo el mando de los islamistas. Como dijo un activista : “Sólo nos gobiernan bastardos”.
Ahora que los Hermanos Musulmanes han detenido de forma efectiva el “largo camino hacia las instituciones” de la revolución, y ahora que los partidos de la oposición han demostrado ampliamente su lamentable incapacidad para ofrecer un contrapeso creíble a las fuerzas fundamentalistas, muchos jóvenes egipcios simplemente han perdido la fe en la capacidad de las instituciones representativas de llevar a cabo las demandas revolucionarias de pan, libertad y justicia social. En esta época de ilusiones desbaratadas, muchos de estos jóvenes revolucionarios encuentran que el anarquismo – que hace un énfasis radical en la democracia directa, la auto-organización horizontal y el apoyo mutuo – les proporciona la única alternativa esperanzadora contra la tiranía.
Es aquí donde la lucha de los egipcios comienza a conectar visiblemente con las luchas que están en marcha en Occidente. Mientras los anarquistas egipcios están ocupando un espacio activo para acabar con el poder fundamentalista y el estado de violencia, sus compañeros del otro lado del Mediterráneo se presentan como el último baluarte contra la ascensión de la violencia contra los inmigrantes en las calles de Atenas. Miembros del partido neonazi Amanecer Dorado se han visto implicados en ataques racistas contra no-griegos, incluyendo un pescador egipcio. Pero mientras el Estado se sienta y permite a Amanecer Dorado infiltrarse en las fuerzas policiales, lo anarquistas han decidido luchar. Asaltando las sedes de Amanecer Dorado y vigilando los barrios pobres mediante patrullas antifascistas motorizadas compuestas por cientos de militantes, los anarquistas griegos son vistos como héroes por la aterrorizada minoría inmigrante de la ciudad.
¿Y qué hay de las inequívocas raíces anarquistas del movimiento social más espectacular que ha emergido en Occidente en las últimas décadas? Como muchos observadores y activistas han señalado, el rechazo del movimiento Occupy Wall Street a llevar sus demandas a la clase política y su compromiso con la organización horizontal basada en las decisiones tomadas por consenso le dio a Occupy no sólo su carácter innovador, sino que también hizo que sirviera de altavoz de las frustraciones sobre la crisis del sistema representativo en cualquier lugar, permitiendo que se extendiera por el mundo como una oleada de indignación popular.
Desgraciadamente, sigue habiendo quienes de algún modo siguen apostando por los anticuados modelos de activismo político basados en los partidos y orientados por el Estado. Depositando sus esperanzas en la representación elegida o en teorías abstractas sobre algún inevitable cataclismo futuro, estos “revolucionarios” continúan delegando en otros para que hagan la revolución por nosotros. Pero igual que Tahrir se vuelve a situar una vez más en la primera línea del frente mundial de la resistencia popular, nos envía un mensaje importante a nosotros: en las luchas globales del siglo XXI, son los anarquistas los que empujan la revolución.
Fuente: http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/23396
2013
Militantes, ondean la bandera anarquista en el interior de una sede asaltada de los Hermanos Musulmanes / Fuente: Arab Anarchists
Bloque Negro en la revuelta egipcia