sábado, 30 de noviembre de 2013

Exigen la retirada del estudio que vinculaba transgénicos con tumores

El director de la revista que lo publicó en 2012 amenaza con retirarlo si no lo hace el autor
El artículo apuntaba a que ratas alimentadas con maíz transgénico padecían cáncer

·        Elena G. Sevillano Madrid29 NOV 2013

Ratas alimentadas con maíz transgénico que desarrollaban en una proporción alarmante unos tumores del tamaño de una pelota de ping-pong. El estudio que el año pasado publicó la revista Food and Chemical Toxicology parecía mostrar el vínculo entre los alimentos modificados genéticamente y el cáncer. De hecho, se trataba, aparentemente, de la primera prueba científica de esta relación. El artículo, firmado por el biólogo molecular Gilles-Eric Séralini, fue recibido con escepticismo por la comunidad científica desde el primer día. Ahora, un año después, el director de la revista ha hecho pública una carta dirigida a Séralini en la que le pide que se retracte del artículo. Si no lo hace, le dice, será la publicación la que lo retire.

El editor jefe de la revista, A. Wallace Hayes, explica que un comité de expertos lleva meses revisando los datos proporcionados por los investigadores después de haber recibido cartas al editor posteriores a la publicación del artículo. "El comité expresó muchas dudas sobre la calidad de los datos y finalmente recomendó la retirada del artículo. He intentado contactar con usted para hablar de las razones de esta recomendación. Si no está de acuerdo con retractarse del artículo, este será retirado", le dice a Séralini.

El equipo de la Universidad de Caen, liderado por Séralini, investigó durante dos años a 200 ratas de laboratorio a las que dividió en tres grupos: las que alimentaron con el maíz transgénico NK603 (producido por Monsanto) en distintas proporciones (11%, 22% y 33% de su dieta); aquellas a las que además le suministraron Roundup, el herbicida al que la modificación genética las hace resistentes; y los roedores que crecieron tan solo con maíz no transgénico. Resultó que, pasados 17 meses desde el comienzo del estudio, habían muerto cinco veces más animales masculinos alimentados con el maíz modificado genéticamente.

“Por primera vez en el mundo, se ha evaluado un transgénico y un pesticida por su impacto en la salud de una forma más amplia que la realizada hasta ahora por los Gobiernos y la industria. Los resultados son alarmantes”, declaró entonces Séralini. Pero otros científicos enseguida pusieron en tela de juicio dos cuestiones: el reducido número de animales estudiados y la elección de un tipo de rata, llamado Dawley, que es muy sensible a las mutaciones y a los tumores.

"El estudio hacía aguas por todas partes", afirma José Antonio López Guerrero, investigador y director de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. "A muchos científicos nos sorprendió que pudiera publicarse. Estaba muy sesgado y era muy deficitario. La comunidad científica no tardó ni dos semanas en echarse encima. Los investigadores usaron una cepa de ratas muy sensible a los tumores espontáneos, además de muy pocas ratas". Y añade: "El problema es que un año después algunos grupos siguen usando este estudio como punta de lanza contra los transgénicos. El daño perdura".

El director de la revista manifiesta en la carta abierta que, en caso de que el autor no esté de acuerdo en retractarse del artículo, y lo tenga que retirar la propia publicación, la decisión irá acompañada de un texto explicativo. En él Wallace Hayes afirma que ya durante la revisión inicial hubo objeciones por el bajo número de animales estudiados. Los revisores decidieron que el trabajo era válido pese a esa limitación. "Un análisis en profundidad", señala el texto, ha mostrado posteriormente que no se pueden sacar conclusiones definitivas con un número tan limitado de ratas. Además, debido a "la gran incidencia de tumores en las ratas Sprague-Dawley", no se puede afirmar que la mortalidad no sea casual.

La revista médica The Lancet decidió en 2010 retirar de sus archivos un estudio sobre la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola y paperas) que la asociaba con el autismo. Más de una década después de publicar el polémico artículo, que se convirtió en argumento fundamental fundamental para la corriente antivacunas, la revista decidió retractarse de él después de que el Colegio General Médico Británico acusase a su autor, el médico británico Andrew Wakefield, de actuar "de forma deshonesta e irresponsable". The Lancet, además, pidió disculpas por haberlo publicado.


 
Entrevista a experto en transgénicos de la UE
Dr. Gilles-Eric Séralini, experto de la Comisión Europea en transgénicos.

“Los transgénicos son tóxicos para la salud humana”

LA VANGUARDIA – IMA SANCHÍS – 08/04/2009
Tengo 49 años. Nací en Argelia y vivo en Caen (Francia), donde soy catedrático de Biología Molecular. Estoy casado y tengo dos hijos. Me preocupan el medio ambiente y la salud a largo plazo, soy especialista en toxicidad de variedades transgénicas y herbicidas. Soy cristiano

Es usted un radical de lo natural?

En absoluto, pero mi profesión es la investigación en biología molecular, cómo se hacen los organismos genéticamente modificados (OGM) y qué efectos tienen en la salud cuando los ingerimos.

¿Y?

Sabemos que el cáncer, las enfermedades hormonales, metabólicas, inmunitarias, nerviosas y reproductivas están relacionadas con los agentes químicos que contienen.

¿Cuántos tipos de transgénicos hay?

Soja, maíz, algodón y colza. Las semillas llevan incorporado el veneno para los insectos. Las de maíz y soja contienen Roundup, el mayor herbicida del mundo.

¿Hay muchos alimentos que contengan soja o maíz?

Sí, todos los que contienen por ejemplo azúcar de maíz (sodas, bebidas de cola, pastelería, salsas, bombones, caramelos, chocolate…). Y los animales que nos comemos que han sido alimentados con maíz transgénico (pollo, vaca, conejo, cerdo, leche, huevos…).

¿En qué dosis son peligrosos?

No lo sabemos, porque no se han hecho los test adecuados; sólo sabemos que nos hacen daño a largo plazo. En general, impiden que los órganos y las células funcionen bien.

Pero se han hecho test con ratas.

Sí, pero los resultados son confidenciales.

¡Pero qué dice!

Anormal, ¿verdad?… Hay que pedir a los gobiernos de Europa que hagan públicos estos análisis; y, cuando lo hagan, muchos debates ya no tendrán sentido porque serán evidentes los efectos de los OGM. Yo soy uno de los cuatro expertos que han trabajado para la Unión Europea en el conflicto que se debate en el marco de la Organización Mundial del Comercio entre Estados Unidos y Europa para etiquetar los OGM.

¿Europa es reticente a los OGM?

La UE ha pedido los resultados de las pruebas a las compañías para aceptar o no la comercialización de estos productos, pero las compañías dicen que son confidenciales, cuando según la ley de la UE deberían ser públicos. Ya hemos ganado algún juicio contra Monsanto demostrando los efectos nocivos de los OGM que pudimos analizar.

Cuénteme.

Para saber si los OGM son tóxicos, se hacen los mismos test en todo el planeta; se les da a las ratas dos dosis de maíz transgénico durante tres meses y se les hacen dos análisis de sangre, a las cinco semanas y a los tres meses. Los resultados fueron: aumento de grasa en sangre (del 20% al 40%), de azúcar (10%), desajustes urinarios, problemas de riñones y de hígado, precisamente los órganos de desintoxicación.

Suena fatal.

En España hay 100.000 hectáreas dedicadas al cultivo de maíz transgénico (casi todo en Catalunya), es la puerta de entrada de los OGM a Europa.

Usted también ha realizado investigaciones recientemente.

Sí, sobre los efectos del Roundup (el mayor pesticida del mundo, utilizado en tres cuartos de los transgénicos) en células humanas: directamente las mata.

Eso es grave.

Los expertos pedimos dos años de test sobre animales en laboratorio, tal como se hace con los medicamentos; pero entonces los OGM no son rentables. Hay un gran combate político y económico sobre este tema, y hay que decírselo a la gente: no nos permiten ver esos análisis de sangre ni conseguimos hacer el test más allá de tres meses. Esto es un escándalo escondido por las grandes compañías.

¿Tan poderosas son estas empresas que los gobiernos no puede detenerlas?

Es el mayor desafío financiero que jamás ha existido. Hay cuatro plantas que alimentan al mundo a nivel intensivo: soja, maíz, arroz y trigo. Las compañías registran patentes sobre las plantas de estos alimentos gracias a los OGM. Quien tenga las patentes y cobre royaltis cada vez que alguien las coma o cultive en el planeta será el rey del mundo; por eso las grandes empresas farmacéuticas han empezado a hacer OGM.

Qué miedo.

Las ocho mayores compañías farmacéuticas son las ocho mayores compañías de pesticidas y de OGM. Monsanto tiene el 80% de la biotecnología del mundo.

¿Y por qué lo permiten los gobiernos?

Hace quince años, todos los gobiernos de los países industrializados apostaron en el desarrollo de la industria de la biotecnología, donde se ha invertido mucho dinero público. Los gobiernos saben que hay problemas con los OGM, pero si consiguen y publican los resultados de los análisis, resultará que todo lo autorizado hasta el momento ha sido un error de graves consecuencias.

… Lo que hundiría cualquier gobierno.

Exacto. Aun así, jamás un OGM ha sido autorizado por los ministros de Medio Ambiente de Europa.

¿Por qué los científicos no presionan?
Ni siquiera uno de cada 10.000 tiene acceso a los datos. Yo hace nueve años que leo todos los informes europeos y americanos de controles sanitarios de OGM, y los únicos que hacen test son las propias compañías.

Usted los hace.
Pocos, son carísimos. Se debería exigir a las compañías que los análisis los realizaran universidades públicas en lugar de las empresas privadas a sueldo de las compañías.
PS.
http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/20090408/53676085632.html

Otra entrevista a Gilles Eric Seralini, en Mayo de 2010 por El Semanal:
GILLES-ÉRIC SÉRALINI, BIÓLOGO MOLECULAR.
«El cáncer y la infertilidad están relacionados con los productos químicos que ingerimos con la comida»

Es uno de los mayores expertos en transgénicos y asesor de la Unión Europea sobre el tema. Es también una pesadilla para la industria por exigir que se hagan con ellos las mismas pruebas que con los fármacos. En su laboratorio de Caen, Francia, nos explica por qué deberíamos prestar más atención a lo que comemos.

En 1980, la Corte Suprema de Estados Unidos aprobó por cinco votos contra cuatro el derecho a patentar «un microorganismo vivo hecho por el ser humano». La decisión respondía a una solicitud de General Electric para explotar comercialmente una bacteria y abrió la puerta a una de las mayores revoluciones alimentarias y económicas de todos los tiempos: la patente de semillas. De hecho, sentó las bases para que ocho corporaciones de la industria farmacéutica y química iniciasen la conquista del suministro mundial de alimentos. Al margen de las consideraciones éticas sobre la manipulación de la naturaleza, esta actividad plantea una cuestión de salud. Y aquí es donde ‘desembarca’ el biólogo molecular Gilles-Eric Séralini, 49 años y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). Nos recibe en la Universidad de Caen, Normandía, donde es profesor. Sus estudios sobre OMG (organismos modificados genéticamente) vienen avalados por las tres revistas científicas más prestigiosas de Estados Unidos que los han publicado y por ser uno de los cuatro consultores de la Unión Europea sobre transgénicos. Habla en un tono didáctico, de maestro, pero también con la vehemencia de quien está acostumbrado a las críticas. Empieza la clase.

XLSemanal. Por ubicarnos: si yo le digo que acabo de desayunar café con leche, tostadas, jamon de york y fruta, ¿he comido ya algún alimento transgénico?
Gilles Séralini.
No directamente. En Europa, hasta ahora, se han evitado los transgénicos en la comida humana. El OMG más extendido es la soja importada del continente americano (especialmente de Estados Unidos, Argentina y Brasil) para alimentar el ganado: terneros, cerdos y pollos. No es que el jamón o la leche sean transgénicos, sino que los animales de donde salen son alimentados con pienso transgénico. La soja representa el 65 por ciento de los cultivos transgénicos (y me gustaría aclarar que no tiene nada que ver con la soja de los restaurantes chinos) y, además de para pienso, se usa para hacer lecitina, un emulgente de las grasas que se encuentra en el 80 por ciento de la comida ‘industrial’, como la bollería, las salsas, las harinas… Luego está el maíz, que sirve para alimentar animales y para extraer un azúcar que puede ser utilizado como edulcorante en bebidas gaseosas. Es decir, estamos ingiriendo residuos de transgénicos.

XL. Visto así, parece que es un peligro menor, que nos afecta ‘relativamente’…
G.S.
Pues no es así. Todo lo contrario. Mire, es la primera vez en la historia de la humanidad que somos capaces de modificar el patrimonio hereditario, genético, de las especies vivas. Y esto se ha producido en un escenario industrial a una velocidad industrial. El problema con los transgénicos y la razón de que no sea un mal menor es que el salto que se ha dado del laboratorio al supermercado se ha hecho sin los plazos ni las pruebas adecuadas.

XL. ¿Pero se puede afirmar que los transgénicos son un riesgo para la salud?
G.S.
Yo creo que sí y voy a explicarle por qué, pero la pregunta no es si son un riesgo, sino ¿por qué se modifican las semillas? ¿Por qué hacemos soja transgénica? Y la respuesta es que se modifican para contener pesticidas.

XL. Querrá decir para resistir a los pesticidas.
G.S.
No. Digo «para contener pesticidas». Está probado que los pesticidas son malos para la salud porque inhiben la comunicación entre las células y pueden provocar enfermedades nerviosas y hormonales. Entonces, ¿por qué los transgénicos son diseñados para contenerlos? Porque lo que buscan es absorberlo sin morir o, incluso, fabricar ellas mismas el pesticida. El 80 por ciento de los transgénicos se hacen para absorber un herbicida en concreto, el Roundup, que fabrica Monsanto, que a su vez es el mayor productor mundial de OMG.

XL. ¿Qué riesgos para la salud derivados de los pesticidas están demostrados?
G.S.
Depende de la cantidad de pesticida que ingiera el organismo. No se trata de un infarto ni de un virus que te hace enfermar en 15 días. Es un riesgo a largo plazo. Nosotros hemos probado que los residuos de pesticidas pueden matar células embrionarias humanas y si sobreviven, disminuye la cantidad de hormonas sexuales que fabrican. Todos los países desarrollados están llenos de las llamadas `enfermedades crónicas´: nerviosas; de la sangre, como leucemias; reproductivas y sexuales, como el cáncer de próstata y de mama, esterilidad, descenso en la calidad y cantidad de esperma; enfermedades de carácter inmume, como las alergias… y no es porque ahora se detecten mejor. Esto no se explica por virus o bacterias, no se debe a problemas hereditarios (sólo un cinco por ciento del cáncer de mama tiene relación hereditaria). Se debe en su mayoría al medio ambiente. Y, ahí, los productos químicos son determinantes. Así que si los transgénicos están diseñados para absorber químicos, algo tendrán que ver con esas enfermedades.

XL. ¿Afirma usted que el aumento del cáncer de mama, de la infertilidad y de las alergias está relacionado con los productos químicos que ingerimos a través de la comida?
G.S.
Sí, por supuesto. En la comida, el agua y el aire… Hay muchos químicos en la atmósfera, pero, si además comemos algo que contiene un pesticida, aumentamos el efecto. No digo que los pesticidas sean la única explicación, pero estoy seguro de que los químicos están relacionados con el cáncer de pecho y la infertilidad. Ahora bien, es un efecto a largo plazo. Es importante entender esto. No estamos habituados a luchar contra los químicos. La Organización Mundial de la Salud y las autoridades esperan una epidemia y esto no funciona así.

XL. Pero es comprensible que necesiten pruebas…
G.S.
Hay pruebas. Está probado que el Roundup es tóxico en células embrionarias, lo hemos demostrado en el laboratorio, y lo que decimos es que hay que seguir probando: primero, en animales de laboratorio; luego, en los de granja, y más tarde, en humanos, como con cualquier fármaco. La industria ha admitido que no se ha hecho ningún test sanguíneo de más de tres meses para comprobar cómo afectan los transgénicos a los animales. Esto es un crimen porque todas las enfermedades crónicas aparecen después de ese periodo. Cuando se prueba un fármaco, antes de dárselo a los pacientes, se exige que esa droga se administre a ratas en laboratorios durante dos años, lo que representa su ciclo vital total.

XL. ¿Nadie ha hecho en ningún país pruebas con los transgénicos similares a las de un fármaco?
G.S.
No sólo no se han hecho, sino que no quieren que se hagan. Sólo lo han hecho con ratas durante tres meses y los resultados se declararon secretos por todas las industrias y todos los gobiernos. Es un gran escándalo.

XL. Pero suena tan ‘escandaloso’ que resulta extraño, casi una de esas teorías de la conspiración. ¿Por qué `todos´ aceptan esa falta de análisis y ese secretismo?
G.S.
Pregúnteselo a los ministros de Agricultura y de Sanidad de su país. Pídales los análisis de sangre hechos en ratas con el MON-810, el maíz transgénico que ustedes cultivan y que produce un insecticida. Insisto, que lo produce, no que lo resiste. Yo no he visto esos resultados, pero sí los del MON-863 [el número varía según la toxina, son ligeramente diferentes], y no son muy positivos…

XL. ¿Qué decían esos análisis?
G.S.
Un aumento del 20 al 40 por ciento de triglicéridos, grasa, en la sangre de las hembras; un diez por ciento de aumento del azúcar; un siete por ciento de aumento de peso del hígado; del tres al cinco por ciento de aumento de peso corporal y disfunciones en los riñones. Y para los machos, alteraciones en los parámetros del hígado y del riñón, aunque ligeramente inferiores. Éstos son claros signos de toxicidad. Vale, la enfermedad todavía no está ahí. No podemos decir que es diabetes, pero es un perfil prediabético. Si alguien va a su médico con estos datos, le diría que ingresase en el hospital para hacerse más pruebas y saber exactamente qué tiene, porque apunta mal… Así que pedimos más tiempo. No se nos permitió.

XL. ¿Qué explicación da el fabricante?
G.S.
En primer lugar, se resistieron por todos los medios a que los estudios se hicieran públicos. Y cuando lo logramos, dijeron que ellos ya habían reparado en los efectos en las ratas, por supuesto, ya que ellos hicieron los estudios, pero pensaron que no era importante porque los efectos no son iguales en machos que en hembras. ¿Le parece eso una razón?

XL. ¿Por qué no hace usted, el Criigen, los test?
G.S.
Porque necesito dos millones de euros para empezar. Las pruebas científicas bien hechas son muy caras. Colocar un nuevo fármaco en el mercado pasa por unas pruebas que cuestan unos 150 millones de euros.

XL. Admitamos que hay un riesgo en los transgénicos, pero también en los teléfonos móviles, en la tecnología láser, en la cirugía estética…
G.S.
¡Pero por lo menos ves los beneficios! No hay beneficio en los transgénicos. ¿Cuál es?

XL. Parece evidente: cereales más fuertes y en mayor cantidad, con menos trabajo para los agricultores, que ganan más dinero y alimentarán a más gente.
G.S.
Ése es un argumento estúpido, créame. Las patentes de las semillas sólo llevarán hambre al mundo. En primer lugar, los transgénicos no alimentan a los pobres, sino el estómago de los cerdos. Segundo, las semillas patentadas pertenecen a compañías que ya, hoy, no dejan sus patentes para luchar contra la malaria o el sida en los países pobres. ¿Por qué iban a cederlas para alimentarlos si no las dejan para algo que los está matando? Son farmacéuticas reconvertidas en industria alimentaria. Y, en tercer lugar, nosotros comemos en todo el planeta sólo cuatro plantas: trigo, arroz, soja y maíz. Hay 30.000 plantas conocidas y comestibles en el planeta y sólo nos alimentamos de cuatro. ¿No le parece anormal?

XL. Sin duda es curioso, pero es posible que tenga que ver con que cada vez hay más bocas que alimentar y esas cuatro plantas son las más productivas.
G.S.
No. Es el resultado de haber industrializado la agricultura. Lo que deberíamos hacer es potenciar la agricultura local, comer 30 plantas en vez de cuatro. La cuestión no es hacer transgénicos con pesticidas porque no están hechos para hacer más plantas, sino para hacer más negocio con los pesticidas. La forma de alimentar a más gente es diversificar los cultivos y comer menos carne.
XL. Pero reconocerá que en los años 40 la introducción de técnicas de explotación modernas, el monocultivo y la selección genética, la llamada `Revolución Verde´ ayudaron al desarrollo y al Tercer Mundo.
G.S.
No. Hay mucha gente hambrienta en el mundo y ya hubo esa `revolución verde´, cuyo resultado fue que los países industrializados tuvieran más carne para comer. Lo cual, recién terminada la Segunda Guerra Mundial, estuvo bien, estoy de acuerdo. Pero ya no. Comer carne dos veces al día es malo. Hay estadísticas en 65 países que prueban que el cáncer de mama y el de intestino están relacionados con el consumo de grasa animal. Dentro de un animal hay más pesticidas que en un campo de maíz o de soja, porque se necesitan muchos campos para alimentar a una vaca; es una concentración de pesticidas.

XL. Usted promueve lo ‘natural’, pero quizá la producción biológica es un lujo que no podemos permitirnos.
G.S.
La producción natural ha alimentado al mundo durante miles de años y sin ayuda del Gobierno. Porque, déjeme decirle una cosa, la agricultura industrializada no es rentable. Está sostenida por fondos públicos. Los agricultores no sobrevivirían sin las ayudas gubernamentales.

XL. Pero los transgénicos podrían beneficiar a la agricultura en África, en zonas donde los cultivos son difíciles.
G.S.
No usemos a los pobres como excusa. La ONU dijo hace 15 años que con 50 billones de dólares se acabaría con el hambre en el mundo y no encontraron el dinero. En tres meses, todos los países industrializados han encontrado el doble de esa cantidad para ‘alimentar’ a los bancos y las grandes compañías. Durante los últimos 30 años se ha puesto en el mercado una gran cantidad de productos químicos y transgénicos sin testar, convenientemente amparados en la confidencialidad de las empresas y sus negocios. Prima el beneficio económico sobre la salud a largo plazo de la gente.

XL. Algún tipo de control habrá, ¿no?
G.S.
¡No hay ningún control! ¿Por qué cree que hay esta crisis financiera? Porque no hay transparencia. Y si no la hay en las finanzas, ¿cree que la hay en la alimentación?

XL. ¿Vamos a tener un caso Madoff en la industria alimentaria?
G.S.
Y será mucho más importante porque la comida es vital, afecta a nuestra vida diaria.

XL. ¿Quien controle las semillas controlará el mundo?
G.S.
Por supuesto. Es el mayor objetivo financiero del mundo. Hay sólo ocho compañías haciendo patentes de semillas. O para ser más precisos, patentando genes artificiales en semillas. Es sutil. No se pueden patentar las semillas, se pueden patentar los genes introducidos en ellas. Y si usas la semilla, tienes que pagar a la compañía que tiene la patente. Y como sólo tienes cuatro plantas para alimentar el mundo… La soja y el maíz ya son transgénicos y quieren hacer lo mismo con el trigo y el arroz.

XL. Entiendo, además, que las semillas transgénicas se pueden expander sin que lo puedas evitar por el viento, los insectos… ¿Hay alguna forma de controlar esto?
G.S.
No, no la hay. Cuando en un territorio hay un diez por ciento de campo cultivado con transgénicos, ya no lo puedes detener. Una vez que sueltas algo en el medio ambiente, por definición no puedes confinarlo. No puedes poner puertas al campo. Y no son sólo los insectos. Es suficiente con que se mezclen las semillas en los silos, con la maquinaria… Por eso es muy importante no hacer farmacia en el campo. Es incontrolable.
XL. Suena pesimista…
G.S.
Pues no lo soy. Y le diré por qué. En 1996, todas las compañías nos decían a los científicos en los congresos que, hiciésemos lo que hiciésemos, en 2000 tendríamos la mitad de los campos en Europa cultivados con transgénicos. Estamos en 2009 y tenemos el 0,05 por ciento con OMG. Esto, de momento, ya lo llevan perdido.
XL. ¿Han intentado sobornarle alguna vez para que deje de criticar los transgénicos?
G.S.
¿Puedo pasar de esta pregunta?

XL. Después de lo que ha dicho, yo creo que no.
G.S.
Digamos que me iría mejor si respaldase los transgénicos, pero no podría dormir tranquilo. Cuando digo lo que digo, recibo llamadas de mi universidad o del Gobierno que me recuerdan lo que ya sé; que si quiero ir a los congresos y tener fondos para investigar, es mejor trabajar con la industria. Así que siempre hay presiones. Pero no quiero dar la impresión equivocada. No estoy en contra de la ingeniería genética. Se pueden hacer grandes cosas con ella. La mayoría de los científicos piensa en desarrollo, no en negocio. Pero me temo que lo que está sucediendo con las semillas es la conclusión natural del mundo liberal: patentar la vida. Al final, todo pertenece a alguien.
Fuente de las entrevistas: http://semillasysalud.wordpress.com/entrevista-dr-gilles-eric-seralini-experto-de-la-comision-europea-en-transgenicos/



sábado, 16 de noviembre de 2013

DE POLÍTICA

Rafael Barrett

Una ilusión común es la de las formas de gobierno. Se cree disminuir la tiranía suprimiendo al tirano, y establecer la libertad por un decreto. Se supone que la figura de la vasija cambia la naturaleza del líquido, y que una constitución y un parlamento sirven para algo. Se asombra la gente de que sea exactamente tan imposible ejercer los derechos cívicos ahora, que se reconocen y recomiendan por la ley, como en la época de un despotismo concentrado en un hombre y consagrado por el pueblo. Es que el sentimiento de la dignidad personal no es obra de políticos. No es en los convenios de los conspiradores con suerte donde nace la justicía, sino en los hogares. No es en las costumbres públicas donde empieza el progreso, sino en las privadas. Cuando los corazones siguen intactos, las reformas escritas se reducen a un detalle grotesco.

Hemos descubierto la conservación de la materia y la conservación de la energía, en las regiones de lo físico; añadamos, en el terreno social, la conservación del coeficiente bárbaro. Agitad con el viento vano de las revoluciones queridas la superficie del mar de la patria; no se alterará en un milímetro el nivel medio de los instintos y de las pasiones. Los seres viven y se transforman de adentro afuera. No hay decoración, por hábil y brillante que se pinte, capaz de producir un futuro duradero. Los gobiernos, y las costumbres administrativas, no son una causa, sino un resultado. Parecen reinar, porque están situados en la cumbre. Pero ni los pararrayos inventan la electricidad, aunque en ellos se desplome el rayo, ni los palacios burocráticos engendran un átomo de potencia colectiva. Equivocación suprema la de los que van a la política para salvar a su país.

Existe una política fecunda: no hacer política; una manera eficaz de conseguir el poder: huir del poder y trabajar en casa. Un grupo de personas que no han traído a la ciencia una verdad nueva ni al arte ni a la moral una modalidad nueva de nuestras emociones, es impotente; de la nada nada se saca. Gobernar es distribuir y redistribuir lo viejo por los viejos canales. Única labor útil: componerlos, construir otros, enriquecer y purificar el líquido circulante. ¿Es posible eso desde arriba? Nunca. El tabique del oficinismo y de la adulación oficial es imperforable: la savia viene de abajo, de las raíces. No nos ocupemos de política, sembremos nuestro campo y no llamemos a las puertas doradas. La vida nacional nacerá en nuestro cerebro y en nuestras manos, y no en las mesas polvorientas y los expedientes apelillados de los escritorios a presupuesto. Nos olvidaremos de la política; continuará tal vez visible, como una cascara flotante, mas sólo alcanzará la influencia de una asociación parcial y parsimoniosa: la política será un club extenso, una masonería semi-inofensiva, lo que es en los Estados Unidos, en Inglaterra, en Bélgica, en Suiza, en los países habitables. Al aislarla, al volverla la espalda, la politica se marchitará para siempre y recobraremos el timón de nuestros destinos. Somos dueños de desviar las corrientes vitales, de conseguir que rieguen y fructifiquen nuestra huerta, y no el vacío desierto de las ambiciones borgianas. Hagámoslo.

¿Democracia? Un fraccionamiento de la crueldad y de la intriga; eso es todo. He mirado estos días a nuestros jóvenes electores, revólver al cinto y pañuelo al cuello, contar las descargas que les hacían entre los árboles. Política. La buena fe de los que comienzan a pensar y a luchar es evidente; sin embargo, su error es un error fundamental. ¿Quieren corregir la política? Desprecíenla. Estudien en silencio, edifiquen su espíritu y su nido; forjen en su rincón el pedazo de armadura que les toque, y la nación, reunidas sus vértebras, será fuerte. Un buen médico, un buen ingeniero, un buen músico, he aquí algo mucho más importante que un buen presidente de la República.
 
Originalmente publicado en El Dolor Paraguayo; 1909.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Amaos más y no os multipliquéis tanto

Joan Martínez Alier*

Neomaltusianismo es una palabra que molesta al Vaticano y a la izquierda tradicional. Designa, según ellos, un complot para acabar con los pobres, una política de esterilización de mujeres sin aviso previo, una apoteosis del racismo. Tienen alguna razón. Recuerden la llamada ética del bote salvavidas propugnada en 1970 por el biólogo Garrett Hardin: a quienes quieran subirse a la barca de los países ricos hay que golpearles los dedos y que se ahoguen en el mar (o se mueran en el desierto de Arizona). Ellos tienen la culpa de sus males por sus excesos reproductivos.

Pero esa no es la única variedad de neomaltusianismo. En 1931 la feminista anarquista brasileña Maria Lacerda de Moura publicó un libro, Amai-vos e não vos multipliquéis. Lo que quería decir es: Amaos más y no os multipliquéis tanto. Eso no le gustaba ni le gusta al Vaticano.

Maria Lacerda de Moura escribió, pensando en una parte de la izquierda de su época: la mujer no es otra cosa que una máquina destinada a fabricar carne de cañón o de barricada. Para ellos, no existe el problema femenino. La mujer, para ellos, está al servicio de la procreación irreflexiva e inconsciente.

El neomaltusianismo de Mara Lacerda de Moura era radical, feminista, anarquista. Había llegado de Europa a Estados Unidos, Argentina y Uruguay a partir de 1890. Se oponía en un punto crucial a las doctrinas de T.R. Malthus, que en 1798 había publicado su influyente libro El principio de la población. Malthus aseguraba que mejorar la situación de los pobres era tarea inútil. La población crecería exponencialmente si había comida disponible. Pero la producción de alimentos estaba sujeta a rendimientos decrecientes. A menos que hubiera guerras o pestes, o a menos que la gente dejara de amarse y procrear, íbamos a lo que llamamos una crisis maltusiana de subsistencias. Malthus se equivocó. La producción de alimentos ha crecido mucho, entre otras razones por los insumos mayores de fertilizantes y por el agua de riego. Por tanto, el rendimiento energético de la agricultura industrial moderna ha disminuido. Pero no hay crisis de subsistencia. El hambre no es por falta de alimentos, sino por mala distribución.

Además, en contra de Malthus, sabemos que la población mundial se acerca ya a su pico, unos 9 mil millones hacia el año 2050. Los humanos decidieron colectivamente dejar de crecer. La población humana probablemente baje algo después de 2050.

Hubo en la Europa mediterránea, pero también en Suecia, también en América, grupos anarquistas que defendieron el control de la natalidad hacia 1900. Este movimiento neomaltusiano reinterpretó las teorías de Malthus.

Mientras Malthus decía que el crecimiento de la población tenía lugar en progresión geométrica, ellas y ellos concluyeron que era necesaria una reducción de las tasas de natalidad para frenar el excesivo aumento de la población mundial. Malthus propugnaba la abstinencia sexual, sin llegar a preconizar los métodos anticonceptivos. La ruptura del neomaltusianismo de 1900 con las ideas de Malthus estriba en la divulgación de la anticoncepción como forma de control de la natalidad.

Quienes se llamaron neomaltusianos fueron perseguidos y encarcelados como enemigos de la Iglesia y del Estado (Paul Robin, Madaleine Pelletier, Marie Huot, en Francia; Luis Bulffi –apoyado por Francisco Ferrer y Guardia– en España; Emma Goldman y su discípula Margaret Sanger, en Estados Unidos…). Sostenían con razón que el reverendo Malthus era un reaccionario incapaz de entender que las mujeres podían escoger el número de hijos que querían tener. Para eso hacía falta que tuvieran libertad. Hacía falta que hubiera una procreación consciente. En España, la mayor parte de las y los neomaltusianos eran anarquistas, aunque no todos los anarquistas fueran neomalthusianos. (El mejor estudio histórico sobre el neomaltusianismo anarquista es de Eduard Masjuan.) Me pregunto qué decían los Flores Magón sobre este tema de la población.

Neomaltusianos como Sebastian Faure hablaban y escribían sobre el problema de la población. Una conferencia con este título, celebrada en París el 16 de noviembre de 1903, fue presidida por Nelly Roussel y traducida inmediatamente en Barcelona como volumen 1 de la Biblioteca de Amor y Maternidad Libres. Tiempos aquellos. Al contrario de Malthus, los neo-maltusianos pensaban que no había fatalidad alguna en el destino demográfico de la humanidad. Era posible regular la natalidad y eso iba unido a la libertad de las mujeres. Madaleine Pelletier en Francia fue recluida por defender la libertad de aborto. Los neomaltusianos italianos tuvieron que exiliarse cuando Mussolini llegó al poder. En la década de 1930 todavía el Estado francés quiso prohibir los primeros ensayos de vasectomías.

* Investigador, pionero en el campo de la economía ecológica


Maria Lacerda de Moura

lunes, 4 de noviembre de 2013

Rafael Uzcátegui de El Libertario responde a una entrevista desde Francia sobre la Venezuela actual



Un periodista francés ha remitido para un trabajo de investigación algunas preguntas al miembro de El Libertario Rafael Uzcátegui sobre la situación actual en el país y el escenario electoral. Compartimos sus respuestas.

1. ¿Maduro es la continuación de Chávez o hay una fractura?
R: Maduro intenta basar su legitimidad como presidente en ser la continuación del proyecto bolivariano construido por Hugo Chávez (HCF), tanto en lo político como en lo simbólico. Ha asumido el programa de gobierno “Plan Patria 2013-2019” con el que HCF ganó las elecciones el pasado mes de octubre y repite cada vez que puede que representa su legado. Se ha hecho llamar a sí mismo “El hijo de Chávez” e intenta imitar su estilo y maneras de gobierno, lo que a corto plazo ha podido capitalizar políticamente, pero que, debido a una ausencia de personalidad propia,  resentirá a mediano plazo. No obstante, hay diferencias porque el escenario político es otro. La presencia física de HCF fue determinante para la actuación de los diferentes actores políticos y sociales en el país entre los años 1998 y 2012, por lo que su ausencia modifica cualitativamente la política y lo político en Venezuela. Nicolás Maduro sufre las consecuencias de un movimiento basado en el culto a la personalidad y su autoridad sobre todas las partes del universo bolivariano está cuestionada, dimensión estimulada por la pérdida de un número importante de votos en las elecciones del pasado mes de abril, que han sido los peores resultados electorales para el movimiento bolivariano en toda su trayectoria. La debilidad del liderazgo de Maduro ha estimulado a su vez la lucha de los diferentes sectores del chavismo, cada uno intentando hegemonizar el legado político de Hugo Chávez. A diferencia de con un HCF vivo, cuando la actuación del gobierno era monolítica y arrasadora, las decisiones actuales lucen erráticas y sus partes actúan, en ocasiones, de manera contradictoria. A la crisis política se le suma la crisis económica, debido a la alta inflación, la especulación en el mercado negro de dólares y el desabastecimiento de alimentos. Si bien antes habían diferentes niveles de acuerdo con el sector privado, Nicolás Maduro ha acudido abiertamente a los sectores económicos no estatales para el aumento de la producción de alimentos. Una tercera diferencia es que antes HCF controlaba al sector de las Fuerzas Armadas. Actualmente, son evidentes las presiones militares y el protagonismo que poseen para el mantenimiento de la gobernabilidad.

2. Con la nueva ley habilitante, la lucha contra los sindicatos, ¿Podemos decir que hay un viraje, un cambio autoritario?
- R: Nicolás Maduro intenta disimular sus debilidades políticas con gestos autoritarios. Mientras flexibliza en materia económica, dialogando con el sector privado de la economía y facilitándole el acceso a las divisas extranjeras y las condiciones para el aumento de sus inversiones, se muestra discursivamente como radical e intransigente en lo político. Maduro intenta apoyarse en el sector militar, al cual le ha dado un mayor protagonismo en la toma de decisiones políticas en el país. Por estas razones el gobierno militarizará todos los conflictos sociales que amenacen la producción, como parte de los convenios suscritos con el sector privado, y que amenacen con mostrar las debilidades internas del gobierno. El gobierno de Nicolás Maduro es la fase terminal de la hegemonía política del bolivarianismo, por lo que pueden ocurrir muchas cosas en aras del mantenimiento del poder.

3. ¿Las medidas contra la inseguridad están satisfactorias?
- R: No lo fueron durante el gobierno de HCF y tampoco lo son en el gobierno de Maduro. La única novedad ha sido la militarización de los operativos callejeros para la lucha contra la inseguridad, el llamado “Plan Patria”. Sin embargo, todos sabemos que lo represivo no disminuye, sino que aumentan los problemas estructurales que originan la violencia urbana y la inseguridad. Además de la injusta distribución de la riqueza en un país petrolero, se encuentra la actuación del sistema de justicia que asegura la impunidad para los funcionarios y condena a personas de los sectores populares a cárceles que son depósitos humanos en las peores condiciones imaginables. Por otro lado la inseguridad ha sido desplazada de las preocupaciones de la gente por la insuficiencia de los salarios y el desabastecimiento.

4. ¿Podemos pensar que las penurias y inflación favorece la oposición por el 8 de diciembre?
- R: El resultado de las próximas elecciones dará un dato cuantitativo acerca de la fortaleza del movimiento bolivariano sin la presencia física de su líder. Es por eso que estadísticamente son importantes y cualtitativamente diferente a las que ocurrieron entre 1998 y 2012. Las elecciones han sido convertidas en una suerte de plebiscito sobre la popularidad del gobierno, por lo que la pelea definitiva será por la cantidad de votos totales que acumule cada sector. Los resultados catalizaran o ralentizarán el proceso de fragmentación del movimiento bolivariano. En el peor de los resultados para Maduro, ser superado holgadamente en votos totales por la oposición, se abrirá el escenario para la convocatoria a un referendo presidencial en tres años. Institucionalmente no hay posibilidad de un cambio de presidente en el corto plazo. Sin embargo, la oposición también sufre una crisis de liderazgo. Construyeron su propuesta política en base a sacar a HCF del poder, y ahora que no está, es evidente que no cuentan con una propuesta de país –salvo su antichavismo- bajo la cual puedan construirse y mantenerse como una nueva mayoría. Sigue siendo una interrogante cuál será el comportamiento electoral de las diferentes partes del chavismo en las próximas elecciones (¿votarán?, ¿aplicarán el voto castigo?, ¿se abstendrán?), pero teóricamente la crisis económica profundiza la crisis política y podría mantener alejados a los bolivarianos de los votos oficialistas el próximo mes de diciembre.

5. Hay nueva divisiones al dentro del PSUV?. Desde Francia yo veo un pais que va de peor a peor... La izquierda (por fin) empieza a preguntarse si es el bueno camino

- R: Ahora mismo comienzan a ser visibles las pugnas internas dentro del chavismo, y como sugeríamos anteriormente, estas peleas pueden ser aumentadas si los resultados de diciembre reflejan que Maduro continúa perdiendo significativamente apoyo popular. Comienzan a difundirse denuncias sobre corrupción en funcionarios gubernamentales, casi todas referidas al acceso a los llamados dólares preferenciales y su especulación en el mercado paralelo, y es evidente que estas denuncias forman parte de las peleas sectoriales dentro del bolivarianismo. Algunos analistas del propio chavismo han comenzado a mostrar distancias del estilo de gobierno de Nicolás Maduro, y hay una discusión muy intensa de cómo enfrentarse a la crisis económica. Hay que tener claro que independientemente de lo que pase en los próximos meses, el chavismo seguirá siendo un actor político dentro del escenario venezolano. Sin embargo, la eclosión de su hegemonía actual depende de su fragmentación. Dentro del PSUV existen divisiones entre los sectores más pragmáticos y entre los más ideológicos, estos últimos los promotores radicales del control del Estado comunal y el llamado poder popular sobre el resto de la sociedad. También hay niveles de conflicto entre el PSUV y los llamados “partidos aliados”, como el PCV, La Causa R y Redes. La ausencia de Chávez y la crisis económica, no obstante, ha alejado al chavismo popular de las organizaciones partidarias del bolivarianismo. El comportamiento del chavismo “popular”, que no milita en ninguna organización formal y tenía una relación de afinidad sólo con HCF, es electoralmente la clave para el triunfo en las urnas del chavismo el próximo mes de diciembre. Este sector es el cuantitativamente más grande, y según mi hipótesis, el que no votó por Nicolás Maduro el pasado mes de abril.