miércoles, 2 de febrero de 2022

UN POEMA SOBRE LA COCA DEL SIGLO XVII TRADUCIDO POR JORGE ZABALA Carlos Crespo Flores

Abraham Cowley (1618 – 1667). Poeta y ensayista inglés. Londinense, fue uno de los principales poetas del siglo XVII. Cowley es conocido por haber provisto la referencia más temprana sobre la coca, en la literatura inglesa. Se encuentra en el quinto libro de su trabajo postumo en latín Plantarum libri sex (1668; traducido como Seis libros de Plantas (Six Books of Plants), en 1689.

 Jorge Zabala realizó una traducción del poema de Cowley, en el libro “Hojas del Adivino”, y nos recuerda que es considerado “el poeta de la botánica”. El poema, precisa Jorge, “ha sido tomado cuando Baco ofrece una copa de vino a una deidad americana”.

 Pero, la fuente del poema extraído por el escritor cochabambino, es el libro de W. Golden Mortimer, Peru. History of coca, "the divine plant" of the Incas; with an introductory account of the Incas, and of the Andean Indians of today, de 1901. En esta publicación también encontramos la imagen original de la Mama Coca, que acompaña a la traducción, una acuarela de un tal Robida con el título de “Mama Coca presentando la “Divina Planta” al Viejo Mundo”.

 Se presenta la versión original, de Abraham Cowley, y luego la traducción de Zabala.

 

ÁÁÁÁÁÁÁ 

He, unaccustom'd to the acid Juice
Storm'd, and with blows had answer'd the Abuse,
But fear'd t'engage the European Guest,
Whose Strength and Courage had subdu'd the East;
He therefore chooses a less dang'rous fray,
And summons all his Country's Plants away:      
Forthwith in decent Order they appear,
And various Fruits on various Branches wear;
Like Amazons they stand in painted Arms,
Coca alone appear'd with little Charms,
Yet lead the Van, our scoffing Venus scorn'd
The shrub-like Tree, and with no Fruit adorn'd.
The Indian Plants, said she, are like to speed       
In this Dispute of the most fertil Breed,
Who choose a Dwarf and Eunuch for their Head.
Our Gods laugh'd out aloud at what she said.
Pachamama defends her darling Tree,
And said the wanton Goddess was too free,
You only know the fruitfulness of Lust,
And therefore here your Judgment is unjust,
Your skill in other off-springs we may trust.
With those Chast Tribes that no distinction know
Of Sex, your Province nothing has to do.
Of all the Plants that any Soil does bear,
This Tree in Fruits the richest does appear,
It bears the best, and bears 'em all the year.      
Ev'n now with Fruit 'tis stor'd -- why laugh you yet?
Behold how thick with Leaves it is beset,
Each Leaf is Fruit, and such substantial Fare
No Fruit beside to Rival it will dare.
Mov'd with his Countries coming Fate, (whose Soil
Must for her Treasures be expos'd to spoil)
Our Viracocha first this Coca sent,
Endow'd with Leaves of wondrous Nourishment,
Whose Juice suck'd in, and to the Stomach ta'n
Long Hunger and long Labour can sustain;      
From which our faint and weary Bodies find
More Succour, more they chear the drooping Mind,
Than can your Bacchus and your Ceres join'd.
Three Leaves supply for six days march afford,
The Quitoita with this Provision stor'd,
Can pass the vast and cloudy Andes o'r,
The dreadful Andes plac'd 'twixt Winters store
Of Winds, Rains, Snow, and that more humble Earth,
That gives the small but valiant Coca Birth;
This Champion that makes war-like Venus Mirth.
|       
Nor Coca only useful art at home,
A famous Merchandize thou art become;
A thousand Paci and Vicugni groan,
Yearly beneath thy Loads, and for thy sake alone
The spacious World's to us by Commerce known.
Thus spake the Goddess, (on her painted Skin
Were figures wrought) and next calls Hovia in.
That for its stony Fruit may be despis'd,
But for its Vertue next to Coca priz'd.
Her shade by wondrous Influence can compose,
And lock the Senses in such sweet Repose,      
That oft the Natives of a distant Soil
Long Journeys take of voluntary Toil,
Only to sleep beneath her Branches shade:
Where in transporting Dreams, entranc'd they lye,
And quite forget the Spaniards Tyranny.

 

ÁÁÁÁÁÁÁ 

La Venus del Sol  

El, desacostumbrado al ácido jugo,

tormentoso, y con golpes respondió al abuso,

mas temió comprometer al huésped europeo,

toda la fuerza y el coraje habían sometido al Oriente;

por ello elige un Combate menos peligroso,

y llama todas las plantas del país lejanas;

en el acto en decente orden aparecen,

y varios frutos sobre varias ramas llevan.

Como amazonas se erigen con brazos pintados,

la coca sola aparece con pocos encantos,

aunque conduce el carro, la burlesca Venus desprecia.

 

El árbol como arbusto, y sin frutos adornado,

las plantas Indias, dijo ella tienden apresurarse

en esta contienda de la más fértil raza,

quienes eligen a un enano y  eunuco por mando;

nuestros dioses rieron con fuerza a lo que ella dijo.

Pachamama defiende su querido árbol

y dijo que la diosa lasciva era demasiado libre;

sólo conoces la fecundidad del deseo,

y por ello aquí tu juicio es injusto,

tu habilidad en otras ramas podemos confiar,

Con esas virtuosas tribus que no conocen distinción

de sexo, tu provincia nada tiene que hacer.

 

De todas las plantas que da cualquier suelo,

este árbol en frutos el más rico parece,

los da mejores y los da todo el año.

Aún ahora con frutos almacenado - ¿porque ríes todavía?

mira cuán lleno de hojas se halla;

cada hoja es fruto, y tan sustancial pasaje,

no fruto a su lado se atreverá a rivalizaría.

Conmovido por el destino de su país (la tierra toda

mitiga que sus tesoros se echen a perder)

nuestro Viracocha primero envió esta coca,

dotada con hojas de maravilloso alimento,

cuyo jugo succionado, y al estómago llevado

larga hambre y largo trabajo puede sostener;

del cuál nuestros cuerpos sin aliento y abrumados hallan

más socorro, más coraje la mente desanimada,

que puedan tu Baco y Ceres juntos.

Tres hojas provistas dan para seis días de marcha;

el quiteño con esta provisión dotado

puede atravesar el vasto y nublado Andes,

el terrible Andes ubicado entre la provisión invernal

de vientos, lluvias, nieve, y en esa más humilde tierra,

que da vida a la pequeña, mas valiente, Coca;

este Campeón que hace guerra cual risa de Venus.

Ni eres Coca sólo arte útil del hogar,

una famosa mercancía te has vuelto;

mil alpacas y vicuñas gimen

al año bajo tus fardos, y por tu sola causa

por el comercio conocemos el espacioso mundo.

 

Así habló la diosa (sobre su piel pintada

estaban figuras labradas) y después llamó a Fermento,

el que por su fruto pétreo puede ser despreciado,

mas por su virtud junto a la coca apreciado.

Su sombra por maravillosas influencias puede componer

y encerrar los sentidos en tan dulce reposo

que a veces nativos de un suelo distante

largos viajes hacen de faena voluntaria,

sólo para dormir bajo la sombra de sus ramas;

donde en transportadores sueños en trance yacen

y del todo olvidan la tiranía de los españoles.

 

en “Libro de Plantas”. Abraham Cowley, 1662

De la versión inglesa, Jorge Agrícola

 

FUENTES:

Texto inglés

https://cowley.lib.virginia.edu/CowPlan/CowPlan.part_5.div1.html

imagen

“Mama coca apparaissant aux Espagnols”

Ilustración de Robida para la edición francesa del libro W.G. Mortimer: L’historie de la coca (1901)