Carlos Crespo
El estado nación, tanto en el periodo colonial y postcolonial, ha significado para las sociedades indígenas en Bolivia el debilitamiento y hasta destrucción de identidades culturales y económicas, como señala Colin Ward para las sociedades campesinas del S XVI europeos, que fueron incorporadas a estados naciones (Ward, 1992:2).
Al mismo tiempo han desarrollado estrategias de resistencia para reducir la presencia del estado en sus territorios; en las regiones aymaras andinas una fue la estructuración de pactos o acuerdos con el estado; el pacto colonial o pacto de reciprocidad entre la sociedad aymara y el estado es un tema muy trabajado por la historiografia boliviana a partir del trabajo clásico de Tristan Platt sobre el norte de Potosí (Estado y Ayllu Andino, 1982).
La mayoría de los estudios sobre las sociedades andinas parten del estado como referente de análisis, horizonte a seguir, son estadocéntricas Hay quienes sostienen que el pacto colonial fue una estrategia de los indios para obtener derechos ciudadanos; el problema del discurso de la ciudadanía es que nos remite al estado, por tanto quiere entender con categoría estatolatras a sociedades sin/contra el estado como los ayllus nortepotosinos, por ejemplo; más grave aún, se tiende a reducir las luchas indígenas anticoloniales a disputas por derechos.
Volviendo al pacto colonial, desde una lectura anarquista de la historia andina, se podría afirmar que, el pacto colonial de la sociedad aymara con el estado colonial y luego republicano, no fue por obtener derechos de ciudadanía, sino para MANTENER Y REPRODUCIR LA AUTONOMIA DE LOS AYLLUS PARA MANTENER SU FORMA ORGANIZACION Y COHESION SOCIAL, REDUCIENDO LA INTROMISION DEL ESTADO Y SUS PRACTICAS DE DOMINACION Y EXPLOTACION, COMO LA MITA; formalmente, a cambio del tributo, los ayllus tenían acceso a sus tierras, pero no es solo eso, es también la posibilidad de auto organizar su vida como sociedad, tener un mayor control de sus vidas y su cultura, es decir ser autónomos.
De esta manera, los ayllus nortepotosinos lograron evitar la mita. No les interesaba tener más derechos sino mantener la autonomía que habían logrado con el estado inka.
El mismo reduccionismo se observa en los análisis de la guerra del agua de Cochabamba. Son quienes sostienen que la revuelta cochabambina del 2000 fue la lucha por derechos ciudadanos de consumidores, o por la aplicación del DDHH al agua. Tales comprensiones estatolatras ignoran o subestiman que la base material, organizativa y de movilización contra la privatización y mercantilización del agua y sus servicios, estaba en los diversos sistemas comunitarios de riego y agua potable urbanos, que se movilizaron por defender su autonomía en el manejo del agua y sus servicios. Comités, cooperativas, asociaciones de agua, sistemas comunitarios y asociativos de riego, que administran el agua con normas elaboradas por ellos mismos ("usos y costumbres"), y donde el estado ha estado ausente; este aparece para destruir la autonomía de estas formas de autogestión del agua.
La estrategia del MAS y Evo Morales está orientado a vulnerar y destruir las diversas formas y escalas de autonomías que operan en las sociedades indígenas, urbanas y rurales, fuera o contra el estado, por ello es un proyecto altamente peligroso. Está orientada a incorporar a los pueblos indígenas al horizonte estatal; por ejemplo, la llamada autonomía indígena en realidad es parte de la historia larga del estado boliviano por vulnerar y destruir la autonomía de las sociedades indígenas, e involucra un proceso de cooptación por parte del estado sobre las formas organizativas indígenas; se convierte a los gobiernos indígenas en parte de la correa de transmisión estatal y sus representantes en funcionarios de estado. Uno de los mecanismos para esta cooptación es la política de los "derechos": hoy se trata de otorgar derechos, fortaleciendo el rol del estado y sus dispositivos de control y vigilancia para “hacer cumplir los derechos”.
La autonomía es contradictoria con los derechos; los derechos son externos al individuo y nos remiten al estado, como señala Nestor el Negro, la autonomía nos remite a las capacidades de los sujetos de administrar sus vidas y sus interacciones.
Referencias
Platt Tristan (1982) Estado y Ayllu Andino; Lima: IEP.
Ward, Colin (1992) The anarchist Sociology of freedom; Freedom Junio-Julio; wwwnothingness.org; 9 pp
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