El concepto de autogestión es reclamado por multitud
de movimientos e ideologías, lo que vacía su contenido, como ocurre con la
palabra democracia y otras palabras recuperadas por la ideología dominante
ENDIKA ALABORT AMUNDARAIN
MIEMBRO DEL ICEA
Es
esa una de las razones de este artículo: centrar el debate desde premisas
transformadoras. Vamos a tratar de entender el significado del mismo. Tomando
la palabra en inglés, self-management o, más precisamente workers
self-management, la definición es más concisa desde el punto de vista de la
aclaración: centra la toma de decisiones en las personas afectadas. Es tan
sencillo como esto, y esta es la razón de que el concepto de autogestión sea
tan amplio, que abarque múltiples áreas haciendo que aún siendo la misma
palabra tenga diferente significado según la persona que la cite. Ocurre algo
similar con la palabra socialismo.
Entonces,
cuando hablamos de autogestión… ¿qué nos viene a la mente? ¿Qué imagen? Autogestión
y… salud. Cuerpo. Pueblo. Economía. Barrio. Clase. Enseñanza. Relaciones. Trabajo.
Política. Sociedad… En cada una de ellas nos viene una imagen diferente. Por
eso es importante cuando hablamos de autogestión, definir sobre qué estamos
hablando.
Si
tomamos el enfoque de herramienta de construcción de alternativas, debemos
definir ante qué queremos construir esa alternativa. Y aquí hablamos de
capitalismo.
1. Sobre capitalismo
No
es la intención de este artículo buscar una definición extensa del mismo;
utilizaremos una incompleta, pero útil para nuestro objetivo. En breves líneas,
si hablamos de la toma de decisiones, es la propiedad la que decide y manda. La
democracia queda limitada en el apartado político (si es que se puede
considerar que haya), pero no en la toma de empresas, no en la economía. Como decían
en los setenta, la democracia acaba a la puerta de las fábricas.
Es
la mercantilización de las relaciones la que marca las pautas de producción y
consumo, con su extensión al resto de ámbitos de la vida. Todo termina por
pasar por caja, y es el que tiene el que decide, se es demanda si se tiene
capacidad adquisitiva (gente dispuesta y con capacidad de pagar). Si no se
tiene, no existe.
En
el capitalismo, además de extraer plusvalía de la mano de obra, a la clase
obrera también se le priva de decidir sobre aquello que les afecta, estando obligado
a obedecer. Jerarquía, obedecer, no toma de decisiones, ejecutar… estamos
hablando de una de las claves del capitalismo. ¿En qué ámbitos se da también
este tipo de relaciones? Aparte de esto, este tipo de relaciones laborales ¿siempre
es así? ¿Qué ocurre con los círculos de calidad y los equipos departamentales
autogestionados? La clave está en la
motivación.
Al
sistema no le es suficiente, y para aumentar esa plusvalía se han utilizado
todas las vías posibles. Y una de ellas es la motivación, en la que uno de los
elementos clave es la toma de decisiones. En el fondo es una aceptación parcial
de un principio organizativo, sin asumir todas las consecuencias, con el
objetivo de disminuir la conflictividad y absentismo, pero no para reconocer el
derecho a controlar el trabajo por parte de las personas afectadas. Sólo
podemos ver esto como pequeñas conquistas en las que no se pueden discutir la
orientación general de la empresa. Concluyendo este apartado, la autogestión
tiene desarrollos amplios. Ya hemos visto cómo desde el mismo sistema se apropia
del concepto en su propio interés.
2. Las bases
Hay
mucha literatura al respecto, por lo que en las siguientes líneas se van a
esbozar unas directrices simplificadas de lo que podemos definir como
autogestión. Podríamos incluir más elementos, pero estos ya son una
simplificación bastante centrada.
La
autogestión es un medio. Es una forma organizativa que facilita desarrollar
plenamente las capacidades, y ser protagonistas y dueños de nuestra propia vida.
Implica
someter a discusión no solamente cómo (se produce), sino también el qué. Poner sobre
la mesa las necesidades individuales y las colectivas, someter a discusión
cuáles son las necesidades. Esto implica conflicto.
El
principio organizativo básico es la participación efectiva y constante de las
personas implicadas. Ha de ser real y exige mecanismos de transparencia y toma
de decisiones, evitando la discusión/división entre técnicos y el resto de la
gente.
Se
puede empezar a aplicar desde lo pequeño. Es complejo, pero hay formas de
organizar la
economía
(y sociedad) de forma autogestionaria: modelos federales y confederales,
reforzando lo local como parte clave a la hora de tomar decisiones.
En
un sistema funcionando bajo estos principios, las personas delegadas son más
mandatarias que representantes, con una capacidad de decisión mínima, a no ser
que la asamblea (o el foro donde se toman las decisiones) diga otra cosa, existiendo
la obligatoriedad de rendir cuentas en público.
La
clave está en la toma de decisiones en asamblea, entendida ésta como
herramienta, sin confundir con el asamblearismo, posibilitando un espacio donde
la gente pueda tomar sus propias decisiones.
La
socialización de los conocimientos de los expertos e ir minorando el control de
estos últimos es otro de los puntos fuertes, ya que la idea es que nadie sea
imprescindible en un proyecto.
Para
finalizar, la autogestión debe afectar a todos los ámbitos de la vida humana,
logrando la configuración democrática de la vida social, y no solo económica. Esto
nos lleva a plantear cuestiones como si cabe autogestión dentro del
patriarcado, por ejemplo.
3. Resistencias y miedos
No
existe nada perfecto, en todo hay dificultades. Las críticas son variadas, pero
eso no quita la validez de las propuestas autogestionarias. Las más habituales
suelen ser las siguientes:
Es
poco eficaz y muy lento. La cuestión es si es negativo per se ser “lento” en la
toma de decisiones; esa supuesta lentitud no tiene por qué ser así, dependiendo
de cómo se organice la toma de decisiones.
Es
irrealizable. La práctica dice que no. Aquí tenemos el ejemplo del
cooperativismo, que no es perfecto, pero funciona. Si hablamos de presupuestos participativos,
municipios autogestionados…, siempre han existido, hasta en épocas previas al
capitalismo.
No
hay interés en participar. En el caso de los movimientos sociales y políticos,
sindicalismo, asociacionismo… ¿de dónde procede el absentismo? No es por la
autogestión, sino que ejercer la libertad en el contexto actual es algo a lo que
no estamos habituados: no se nace ni participando ni obedeciendo, eso se
aprende.
No
es un modelo organizativo rentable. Si atendemos al mundo económico, está en boga
aplicar varios principios de la autogestión precisamente por eso, porque les
puede aumentar los beneficios. Si nos centramos en la estructura de toma de
decisiones, lo que falla no es el modelo, sino cómo lo ponemos en marcha.
Es
frágil y complejo. Sí, como todo modelo, solo se puede fortalecer trabajándolo,
es una apuesta.
Concluyendo
este punto, se puede observar la potencialidad de la autogestión como
herramienta trasformadora. ¿Qué puede aportar a los movimientos sociopolíticos
que buscan una alternativa al sistema económico y social vigente? Esto es algo
que debemos responder entre todos y todas.
4. Prácticas
Las
prácticas son incontables, y se pueden estructurar por niveles: proyectos más
micro y proyectos transformadores.
En
los casos del segundo tipo, situaríamos las prácticas de la Comuna de París,
los Soviets, los Consejos Obreros del Bienio Rojo, la Revolución de 1936-1939,
la autogestión en Yugoslavia, Mayo del ’68 y la ocupación y recuperación de empresas…
En este artículo nos vamos a centrar en los primeros, analizando el auzolana, ocupación
y cooperativismo de manera breve.
El
auzolana en Euskal Herria, l’andecha en Asturias, es un reflejo de la
autoorganización popular. Es una puesta en común de cosas que hacer y llevarlas
a cabo mediante apoyo mutuo, institución que a día de hoy sigue manteniéndose
en los medios rurales. Tiene un fuerte componente autogestionario ya que
organiza múltiples facetas del ámbito municipal sin la participación de la
administración, satisfaciendo necesidades básicas de las personas a través del
desarrollo comunitario.
La
ocupación es otro término como la autogestión, tiene múltiples lecturas; aquí
estaríamos hablando de la recuperación del espacio público sacándolo del
mercado, cediendo ese espacio a proyectos que pueden tener base
autoorganizativa, etc. Lo que realmente realza su potencialidad trasformadora es
el jaque que puede hacer al sistema de propiedad capitalista, siendo esto una
de las bases del capitalismo. En el fondo, si es trasformador o no, depende del
objetivo que tenga y de los medios que se utilicen.
El
cooperativismo es otro de los grandes en discordia. Estando su origen ligado al
movimiento obrero y el sindicalismo, las críticas que se le han hecho desde el
mismo movimiento han sido innumerables. Lo que no hay que perder de vista es
que solo es un medio para recuperar la economía, ni más ni menos. Las grandes cuestiones
vienen dadas por la relación con el mercado que ha de tener una cooperativa, donde el ejemplo más claro lo
tenemos con el Grupo Mondragón, en el que varias de sus cooperativas están
actualmente en crisis.
5. Breves conclusiones
Una
labor interesante se encuentra en analizar diferentes casos y ver la
potencialidad autogestionaria, para extraer lecturas y tenerlas en cuenta en la
mejora de los proyectos actuales y futuros. Ya que como decían, el camino solo
se hace andando y errando…, y cuando hablamos de alternativas, más aún.
Fuente:
Periódico CNT. No 406. Diciembre 2013. Pp 10-11
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