Cajón de alma angular y bulliciosa apuesta
que en su pupila de plomo y fondo, reside
el afán de la mano que a la moneda expide
en armónica parábola a la gravedad expuesta.
Aglomeras más creyentes que un casual redentor
pues en tu altar mayor, el grial de chicha o de cerveza
se consagra en el doble o en el hoyo que sin pereza
la mano vencedora exige el alcohólico óbolo al perdedor,
Dedo índice y pulgar, con el planimetal en el mayor
Perfecta trigonometría de la saeta y del impulso
Que conjuga en gerundio la mirada y el pulso
En la comética trayectoria del esférico actor.
Y el verbo se hizo plomo para redimir el hastío
promoviendo la alegría de la amistad hecha carne
en el absoluto sabor del charque de camélido descarne
que mezclado con la llajua es un eterno y fresco estío.
La rayuela de Cortázar no es tu hermana
ni la de los niños, que rayada la juegan en la calle
eres única, hija predilecta del sábado y del valle
coqueta y totalmente femenina, gran dama de fin de semana.
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