Carlos Crespo Flores
La caída del desnivel de la Av. Independencia
y 6 de Agosto sintetiza de manera diáfana la forma como se administra el país,
con el "proceso de cambio". Veamos sus rasgos.
El tipo de contratos. El sistema de
contrato por invitación directa y "llave en mano" constituyen
verdaderas "licencias para matar", pues permite a las empresas
realizar lo que sea favorable a sus intereses, con escaso control estatal o
social. Manipulando la norma, no hubo estudio de impacto ambiental menos consulta
pública; hubo modificaciones en el diseño, materiales, para reducir
costos.
Obras en función a criterios políticos
no necesidades de la gente. El desnivel
de la Independencia es parte de una batería de "obras estrella" que
el alcalde "Cholango" implementó para complacer al "Gran
Jefe", antes que resultado de algún plan. De hecho, recién se está
elaborando el pan de vialidad y transporte de la ciudad, del cual debería salir
la pertinencia, o no, de tales obras. Pero acá se procedió al revés.
La prepotencia del poder. Las
autoridades municipales no escucharon el pedido de vecinos, investigadores de
la UMSS, ecologistas, que demandaban suspender la obra mientras no se
demostrara que tales desniveles solucionaban el problema del tráfico y contaminación
vehicular, que se hicieran estudio de impacto ambiental, consulta pública.
Nada. Es la lógica del "sí o sí", del "le damos nomas como
sea" el que se impuso, con los resultados trágicos
La cooptación. Como en el TIPNIS, Takovo
Mora, los vecinos fueron divididos, criminalizados, perseguidos. Uno de ellos,
Armando Vargas, terminó siendo alcalde interino del partido de gobierno, quien legitimó
los desniveles. Los dirigentes de la OTB y el distrito, funcionales al
"Cholango" también firmaron la construcción de las obras, a cambio de
dádivas políticas.
Pero el drama viene en combo, en serie. Qué
seguridad existe que no sucederá lo mismo en los otros desniveles, que tienen
similar diseño? Los desplomes de muros en el desnivel de la Av. República no
anuncian nada bueno. Pero lo que han hecho en este barrio es peor aún: para construir
un ala del desnivel han destruido la plazuela José Cuadros Quiroga, uno de las pocas
áreas verdes en la zona. Quien asumirá los costos de este crimen ecológico?
Lo último que interesa a los gobernantes
es la gente. La zona es comercial, las pérdidas son incalculables, peor aún si
calculamos los problemas de tráfico y circulación que está ocasionando a una de
las zonas más densamente pobladas y populares de la ciudad, como es La Cancha/San
Antonio, la terminal de buses. “Sabe Dios” cuanto tiempo estará este monumento
al fracaso y la corrupción de los poderes municipales, mientras deciden su futuro.
Los vecinos quieren su demolición, pues no hay certeza que la base estructural
no haya sido dañada. Pero, es la política lo que definirá, como siempre.
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