Colectivx Ch'ixi·Martes, 16 de febrero de 2016
Silvia Rivera Cusicanqui
Qhananchiri (“el que ilumina”) fue la chapa del hoy Vicepresidente
García Linera, cuando jugaba a las guerrillas, y junto a su hermano
Raúl, mandaba a riesgosas operaciones a militantes aymaras del EGTK, que
costaron la vida a más de uno. No podía haber ironía más cruel para
calificar a este tenebroso personaje. Su persona, palabra y mente son
laberínticas y llenas de penumbras y
dobleces. Extrae los papeles que actúa de su vasto archivo de estudios
del poder, para aprender las estrategias que, según cree, le permitirán
seducir audiencias y arrear rebaños de votantes. Un discurso
paternalista ridículo y patético, le llena la boca al mirar con
condescendencia y asco a sus conmilitantes indios de las comunidades;
otro, de fascinación birlocha, al mirar las piernas de las modelos en
las pasarelas. Y cuando ofrece a los terratenientes de Santa Cruz
cambiar cualquier ley o decreto para favorecerlos, le sale el q’ara
aspirante a oligarca, encaramado en el estado y dispensando favores de
perdonavidas. A este oscuro personaje le debemos los cambios en la
Constitución que se hicieron a puerta cerrada el 2008, y él es el
principal estratega de esta nueva re-elección, que cuenta con la
complicidad engolosinada del propio Evo Morales. No soy quién para decir
si éste es un “falso” o “verdadero” indio, pero conociendo la sociedad
dominante, tanto como a sus aspirantes – pues fui criada allí y deserté
justo a tiempo – reconozco en él a uno más de los arribistas que han
llenado nuestro trayecto de oprobios, indignidades y derrotas. El
tenebroso ex qhananchiri no se saldrá con la suya en este referéndum, si
somos capaces de invocar la energía de nuestra conciencia rebelde y la
luz de las enseñanzas indias y plebeyas de nuestra historia.
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