El
fútbol es una tierra de pasiones.
Campo de emociones desenfrenadas y explosiones: gritos,
golpes al aire, abrazos emocionantes, lágrimas de tristeza y alegría, cantando,
vibración.
El fútbol se ha descrito como inteligencia en movimiento.
No se trata simplemente de un juego, pues mueve una serie
de fuerzas en el cuerpo y el planeta.
Se puede tomar también como un medio para la comprensión
de las cosas de la vida, sin hacer de ella una carrera competitiva hacia la
victoria.
Hay quien lo llama el deporte más democrático y popular
en el mundo, ya que requiere muy poco para ser practicado y entendido.
La incomprensión de esta declaración consiste en
centrarse únicamente en las exigencias de su práctica, porque se olvida que él
es también un campo incomprensible o, como diría un viejo cronista, terreno fértil
para "lo sobrenatural de Almeida".
El fútbol no es
democrático: es una práctica que puede ser realizada como experimentación de
reglas móviles.
Las 17 reglas oficiales no son seguidas por los niños que
juegan en la calle o en cualquier campo de fútbol.
En estos parajes pululan reglas no escritas y acuerdos transitorios establecidos por los involucrados en ese partido.
El número de miembros, el objeto a ser usado como pelota,
la hora de inicio, las dimensiones del arco, el número de goles que establecen
el final del juego, todo eso es definido rápidamente entre aquellos que están
dispuestos a jugar ese juego.
Hay mucho que aprender y experimentar jugando y viendo fútbol.
Entre los niños y los
jóvenes es una práctica que permite la convivencia sin suprimir las pasiones.
Es practicado con explosiones,
discusiones, peleas, abrazos y besos.
Pone los cuerpos en movimiento y en contacto: cada uno se
conoce a sí mismo en relación con los otros, sea de su equipo o de sus
adversarios.
No es una pacificación lúdica de una disputa guerrera: es
una guerra libre de pacificaciones y deseos de exterminios, practicada entre
iguales que poseen intimidades diferentes entre sí, con el balón y con
diferentes constituciones físicas.
Cualquiera que haya jugado al fútbol cuando era niño
inmediatamente entiende todo esto y que sólo pasó con los que jugaron ese partido.
Cualquier persona puede jugar al fútbol.
(Extracto del texto un artículo más extenso con el mismo título)
Fuente de traducción: hypomnémata 154. Boletín electrónico mensual. Nu-Sun - Centro de Sociabilidad Libertaria. Programa de Estudios de Posgrado en Ciencias Sociales de la PUC-SP
no. 154, marzo de 2013. http://www.nu-sol.org/
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