La juventud de las áreas rurales se halla en una
transición de la base material de su reproducción, de la agricultura a la
pluriactividad, en un contexto de digitalización de su vida cotidiana; ello
supone otras demandas de conocimiento, necesidades de aprendizaje, que el
sistema educativo debe responder, más allá de los discursos ideológicos a los
que nos tienen acostumbrados los gobernantes.
En el campo de la educación técnica-tecnológica,
donde el área rural anda rezagado, el ministro de Educación, Adrián Quelca, en el
acto de inauguración de un instituto tecnológico, señaló que “la formación
técnica-tecnológica es fundamental para reconstruir el país, para generar
fuentes de empleo…, generar desarrollo”.
¿Pero, como lograrlo? ¿Cual ha sido el rol del Estado en el apoyo a la
educación técnica, alternativa, dirigida a la juventud rural?
El tema se complica cuando nos enteramos que un
reciente estudio de la UNESCO (2020) estableció que más de la mitad de los
alumnos se encuentran en la parte inferior del conocimiento que deberían tener
respecto de su edad, en asignaturas fundamentales como matemáticas, lectura,
ciencias sociales y naturales. En lenguaje, uno de cada dos estudiantes no es
capaz de interpretar lenguaje figurado, reflexionar y emitir juicios y
reconocer tipos de textos de estructuras que no son de uso común.
Es un fracaso evidente de la ley Avelino Siñani, con efectos durísimos sobre la
calidad educativa y la formación de los jóvenes. ¿Que hacer al respecto?
Sobre estos, y otros temas conexos, platicaremos
en el conversatorio virtual EDUCACIÓN Y JUVENTUD RURAL, este jueves 4 de marzo,
a partir de horas 10:00. Los esperamos.
ccf
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