Me llamo
Virginia Aillón y aprovecho este espacio para referirme a varios comunicados,
algunos firmados por personas que están detenidas y la mayoría anónimos. En
ellos nos han acusado a Nina y a mí de pedir se entreguen a la policía quienes
han realizado los atentados en cajeros automáticos, es decir nos han tachado de
delatoras. En primer lugar, ni Nina ni yo hemos pedido tal cosa (para ello
remitirse a la carta de Nina y mi artículo).
Lo que yo he
pedido y mantengo es que estas personas asuman su responsabilidad, que sean
consecuentes consigo mismos y con nosotros. ¿Cuál es la delación? Tengo derecho
a pedirlo porque conozco a una de las personas con la que hemos construido
muchas cosas en muchos años. Por razones básicas respeto su decisión pero
deploro, por ello mismo, que no digan nada ante las acciones policiales de
inculpar a quienes no comparten esa decisión. Si ellos no quieren asumirlo, yo
tengo derecho a pedirlo porque creo en las relaciones personales de otro tipo.
A propósito, en uno de los comunicados alguien recuerda que las compañeras de
la FOL nunca pidieron que se entreguen aquellos por cuyas acciones fueron
asesinados Zacco y Vanzetti, ojalá el autor del comunicado hubiera tomado más
atención a la pelea de las de la FOL, con sus propios compañeros, por
relaciones más humanas y menos patriarcales.
Por otra
parte, no entiendo por qué se insiste en mentiras o manipulaciones, aunque
otorgo que puede tratarse de desconocimiento. Y, en tanto fui protagonista
aclaro: los plantones de 9, 19 y 29 de cada mes fueron planteados, desde un
inicio, como solidaridad con Heny y Nina ante las dudas que ambos, y
especialmente Henry, nos plantearon por la actuación de krudo, y a las
compañeras que exigían que estos actos incluyan a krudo les explicamos
repetidas veces la razón. Con todo, nunca hicimos nada contra krudo y al menos
una vez tomamos alguna medida de apoyo. Posteriormente, Henry nos manifestó su
malestar con Nina y pidió que no se hiciera nada que lo relacione con ella. Y
así lo hicimos. ¿Dónde se asienta la idea que “abandonamos a Henry”? Por eso
esta aclaración va para quienes vieron
que “repentinamente solo hacia plantones por Nina”, lo “repentino” tuvo como
base la voluntad de Henry. Y, por supuesto, cuando pudimos, aún “contra” la
opinión de Henry, apoyamos algunas acciones por su libertad. De eso sí Henry
puede reclamarme, de haberlo apoyado a pesar suyo.
El grupo de
apoyo a Henry y Nina, fundamentalmente se conformaba por familiares y amigos de
Nina, activistas de derechos humanos y también anarquistas. Yo asumo plenamente
la responsabilidad de haber incluido el nombre de Henry en estas acciones
porque aprendí a creer en él y su lucha,
en las jornadas de vigilia de la marcha del TIPNIS y creo en su inocencia.
Henry se molestó con el comunicado que redacté y la última vez que lo vi me
reclamó el párrafo en que yo pido que quienes participaron en los ataques a los
cajeros asuman su responsabilidad. Él dijo que en ese párrafo yo pedía que
ellos se entreguen a la policía. También me dijo que lo que yo había escrito
era execrable porque defendía la democracia que era un producto burgués. Releyendo
mi comunicado no encuentro ni la palabra democracia ni nada que lo asimile, la
palabra volvió a mí, sin embargo, leyendo el último comunicado del Sub
Comandante Marcos.
Las personas
que defienden a krudo, recordarán que les dije en algunas oportunidades que
había un “hueco negro” que no lograba comprender en todo esto: ¿quién delató a
los compañeros?, ¿quién ayudó a la policía en la conformación de la lista? Este
es un tema del que nunca se habló, se volvió un “punto aparte”. Sin embargo el
comunicado titulado “Cuando el silencio se vuelve el aliado del olvido: Reacción
al próximo Encuentro Libertario en Bolivia”, que en un momento dice “En tal
sentido, omitir de su programa el surgimiento innegable del insurreccionalismo
en Bolivia, es taparse los ojos frente a una nueva posición política frente al
poder y la autoridad”, me ha aclarado que, tal como lo expresan, hay algo en lo
que yo no estoy, algo que está sucediendo de lo que no formo parte. Tal vez por
eso alguien dijo que “no aceptamos en nuestras filas a Nina y Vicky” y claro
que no pueden aceptarme porque yo no lo pedí, no lo solicité. Y así como no
solicité esta adscripción, no pueden tampoco reclamarme el no haber cumplido
con las reglas y normas de ese lugar en el que no estoy. Se me ha dibujado con
claridad, entonces, que la rabia por mi proceder es por lo que supuestamente
debía hacer y no he hecho. ¿Qué hice? Pedir que quienes deciden hacer algo lo
asuman ante las personas (y no cualquier
persona, compañeros aunque sólo sea de hacer música) con quienes se compartían
espacios (y no cualquier espacio, aunque sólo sea de amistad femenina, que no
es poco) y se los ponía en peligro “por la causa”. Pucha! Al menos advertirles!
Que los que no comparten las decisiones de quienes hicieron lo que hicieron
deban pagar por “la causa”, es al menos autoritario. Nadie, nunca, pidió que se
entreguen a la policía. ¿Dónde dice eso? ¿Infiere Usted? Es su derecho. Y el
mío explicarme.
¿Qué nos daría
el derecho de actuar sobre la vida de otro en función de nuestros objetivos?
Este derecho sólo lo tiene el Dios autoritario, omnipresente e injusto. ¡Me
vale lo que pase con los otros si es en función de “la causa (¿?)”. El
argumento en contra dice que “nosotros” no comprendemos que es el Estado el que
detiene. Pero estos argumentos no completan la frase y por tanto se quedan en
la consigna, no dicen nada sobre la injusticia de “envolver” a quienes no
participaron en tales hechos. Entiendo que muchos no comprendan nuestro reclamo
de autoresponsabilidad porque no todos
los lectores ni lectoras conocen historias antiguas de amistad y acciones
libertarias que juntan a unos y otros.
Entonces, ¿debemos rendirnos ante lo que uno o una decidió como camino o
“causa” y poner nuestras vidas a su servicio? ¿Por qué? Por “la causa”, dirá el
izquierdismo. Sólo así se entiende que se banalice el reclamo de Nina de estar
con su hijo, recuerdo que alguien, en estos meses, a mi alusión a que Nina
tenía un hijo que lo mantenía sola, me respondió “y eso qué, varios tenemos
hijos”. De acuerdo, pero la percepción que Ud. tiene de la maternidad no puede
ser la regla. Habemos algunas que hemos optado por otro tipo de vida con y para
nuestros/as hijos/as. ¿Nos hace eso burguesas? Su opinión, a la que Ud. tiene
derecho. Mas yo tengo la mía. Hay un tono tremendamente agresivo de esos
comunicados en los que si algo se lee es un machismo recalcitrante, no es
casual que seamos dos compañeras las agredidas.
Pero tal vez
lo que más me llama la atención y provoca mi rechazo, por supuesto, es esa constante
de calificar, medir y decidir quién es
anarquista y quién no. Definitivamente hay diferentes formas de concebir y
vivir el anarquismo y hay quienes se instalan en la cúpula para mirar y
calificar a quienes “no llegamos” a su comprensión.
Todos estos
ataques me han afectado, claro, soy una persona que siente aunque haya quien lo
dude, pero no me han hecho olvidar de mi “pasado combativo” y aunque el mismo
comunicado alude a la jubilación, y mi edad ya da para eso, estos ataques no
han logrado alejarme de mis creencias. Duele, por supuesto, el alejamiento de
amigos y amigas, más que eso, compañeros y compañeras de rebeldía. No es la
soledad un miedo, en estas edades ya se ha entendido eso. Tal vez mi práctica
molesta a los/as más jóvenes, eso es una alerta para mí. Sola seguiré no más,
no queda otra cuando se ha hecho una forma de vida la rebeldía.
Tal vez me
“expulsen” del anarquismo tal cual alguna vez lo hicieron los de la izquierda,
tal vez me hagan un juicio o me agredan, ya no con comunicados. Pasa que soy
convencida de la autoresponsabilidad que es base de la autonomía y creo que la
imposición es autoritaria, siempre.
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