Para salir de la crisis de la UMSS
Carlos Crespo Flores
En tres
frases grafiteras se pueden sintetizar las salidas a la entrópica crisis de la
Universidad Mayor de San Simón (UMSS), y que deseo desarrollar en las
siguientes líneas: “Que se vayan todos”, “Tod@s somos rector@s” y “Autonomía: fuente del saber”.
“Que se vayan todos”. El sistema
de gobierno universitario está corrompido, el co-gobierno docente estudiantil
universalizado y elegido por voto, no dá más y solo crea más corrupción y
deterioro educativo. Son las elites corporativas universitarias quienes deciden
la agenda de San Simón, incluida la académica. Todos los grupos y partidos
políticos operando en la UMSS son, al mismo tiempo, (re)productores y expresión
de la crisis. Rojos, azules, blancos, masistas, troskos, maoistas, comunistas,
son tonos de este paisaje universitario corrupto y autoritario. Es preciso
reorganizar las relaciones entre los miembros de la comunidad universitaria, en
un proceso de abajo hacia arriba, descentralizado y articulado al mismo tiempo.
Pero, previamente deben irse del escenario público estos grupos,
particularmente sus líderes y caudillos, causantes de la crisis, y hoy
ofeciendo traer la solución.
“Tod@s somos rector@s”. La
universidad cada vez más tiene un sistema de toma de decisiones centralista,
inicialmente en las autoridades facultativas, convertidos en pequeños
mandarines autoritarios que deciden sobre “visas y haciendas” en nombre de la
comunidad universitaria, y culminando en el poder mayor, el Rector, verdadero
monarca que organiza su corte, pajes, para garantizar su poder durante su
mandato. Por ello, se trata de reivindicar la posibilidad de construir otro
tipo de relaciones sociales dentro la universidad y en sus interacciones con la
sociedad y el Estado, desde la autonomía. Se trata de pensar y actuar
autónomamente, pues asumimos que cada uno es rector de su vida y pensamiento, tiene dominio de sí
mismo, por tanto es la posibilidad de una universidad autónoma que se cohesiona
desde el saber, entre sus miembros también autónomos. En la música, es la
imagen de una orquesta sin director, sin un jefe que decida a nombre de los
músicos, como sucede con la Orquesta Spira Mirabilis, por ejemplo. La
Universidad no es el Estado, por tanto no puede organizarse como este “monstruo
frio”, por el contrario, se estructura desde un tipo de relaciones sociales
basadas en el conocimiento antes que la dominación, por tanto son relaciones no
estatales, que requieren el mínimo de autoridades y poderes burocráticos
separados del grupo y de los propósitos, fundamentalmente académicos, de la
UMSS. La autonomía es una práctica social y un método organizativo, antes que
un ideal escatológico como suponen los partidos e ideologías autoritarias, y es
la que ha estructurado la universidad zombie, como acertadamente define Cesar
Soto a la UMSS; “walking dead” que solo produce corrupción y entropía. Pero, el
conocimiento, el saber, está ausente, o sumergido y silenciado, en algunas
“islas de conocimiento”, dentro facultades y centros de investigación, gracias
a la iniciativa de docentes, investigadores y estudiantes que aun creen en una
universidad cohesionada desde el Saber antes que el Poder.
“Autonomía:
fuente del saber”. Las interpretaciones dominantes
de la autonomía coinciden en una visión platonista de la autonomía: la
visualizan como un ideal, un fin al cual debemos llegar en algún
momento de nuestras vidas –o después-, que no existe en la realidad, por tanto,
mientras llega ese momento, seguiremos siendo esclavos, dependientes, o
mantendremos una práctica individual e institucional autoritaria, centralista y
jerárquica. Grave distorsión. La autonomía tiene por lo menos dos sentidos, por
un lado es una práctica; somos o no autónomos, y es en la vida
cotidiana donde se evidencia este carácter, no en la ideología teleológica. Por
otro lado, la autonomía es un método de organización, para una
institución o para uno mismo.
Hoy, la autonomía
es el método para estructurar la universidad pública posible; y ese es el
desafío, cómo organizamos el gobierno universitario desde la autonomía, como constituimos
nuestras relaciones e interacciones, al interior, entre nosotros como comunidad
universitaria, y con otros actores sociales e institucionales externos,
incluyendo el Estado y el sector privado.
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