martes, 7 de junio de 2016

Para salir de la crisis de la UMSS

Para salir de la crisis de la UMSS
Carlos Crespo Flores

En tres frases grafiteras se pueden sintetizar las salidas a la entrópica crisis de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), y que deseo desarrollar en las siguientes líneas: “Que se vayan todos”, “Tod@s somos rector@s” y “Autonomía: fuente del saber”.

“Que se vayan todos”. El sistema de gobierno universitario está corrompido, el co-gobierno docente estudiantil universalizado y elegido por voto, no dá más y solo crea más corrupción y deterioro educativo. Son las elites corporativas universitarias quienes deciden la agenda de San Simón, incluida la académica. Todos los grupos y partidos políticos operando en la UMSS son, al mismo tiempo, (re)productores y expresión de la crisis. Rojos, azules, blancos, masistas, troskos, maoistas, comunistas, son tonos de este paisaje universitario corrupto y autoritario. Es preciso reorganizar las relaciones entre los miembros de la comunidad universitaria, en un proceso de abajo hacia arriba, descentralizado y articulado al mismo tiempo. Pero, previamente deben irse del escenario público estos grupos, particularmente sus líderes y caudillos, causantes de la crisis, y hoy ofeciendo traer la solución.

“Tod@s somos rector@s”. La universidad cada vez más tiene un sistema de toma de decisiones centralista, inicialmente en las autoridades facultativas, convertidos en pequeños mandarines autoritarios que deciden sobre “visas y haciendas” en nombre de la comunidad universitaria, y culminando en el poder mayor, el Rector, verdadero monarca que organiza su corte, pajes, para garantizar su poder durante su mandato. Por ello, se trata de reivindicar la posibilidad de construir otro tipo de relaciones sociales dentro la universidad y en sus interacciones con la sociedad y el Estado, desde la autonomía. Se trata de pensar y actuar autónomamente, pues asumimos que cada uno es rector de su vida y pensamiento, tiene dominio de sí mismo, por tanto es la posibilidad de una universidad autónoma que se cohesiona desde el saber, entre sus miembros también autónomos. En la música, es la imagen de una orquesta sin director, sin un jefe que decida a nombre de los músicos, como sucede con la Orquesta Spira Mirabilis, por ejemplo. La Universidad no es el Estado, por tanto no puede organizarse como este “monstruo frio”, por el contrario, se estructura desde un tipo de relaciones sociales basadas en el conocimiento antes que la dominación, por tanto son relaciones no estatales, que requieren el mínimo de autoridades y poderes burocráticos separados del grupo y de los propósitos, fundamentalmente académicos, de la UMSS. La autonomía es una práctica social y un método organizativo, antes que un ideal escatológico como suponen los partidos e ideologías autoritarias, y es la que ha estructurado la universidad zombie, como acertadamente define Cesar Soto a la UMSS; “walking dead” que solo produce corrupción y entropía. Pero, el conocimiento, el saber, está ausente, o sumergido y silenciado, en algunas “islas de conocimiento”, dentro facultades y centros de investigación, gracias a la iniciativa de docentes, investigadores y estudiantes que aun creen en una universidad cohesionada desde el Saber antes que el Poder.

“Autonomía: fuente del saber”. Las interpretaciones dominantes de la autonomía coinciden en una visión platonista de la autonomía: la visualizan como un ideal, un fin al cual debemos llegar en algún momento de nuestras vidas –o después-, que no existe en la realidad, por tanto, mientras llega ese momento, seguiremos siendo esclavos, dependientes, o mantendremos una práctica individual e institucional autoritaria, centralista y jerárquica. Grave distorsión. La autonomía tiene por lo menos dos sentidos, por un lado es una práctica; somos o no autónomos, y es en la vida cotidiana donde se evidencia este carácter, no en la ideología teleológica. Por otro lado, la autonomía es un método de organización, para una institución o para uno mismo.

Hoy, la autonomía es el método para estructurar la universidad pública posible; y ese es el desafío, cómo organizamos el gobierno universitario desde la autonomía, como constituimos nuestras relaciones e interacciones, al interior, entre nosotros como comunidad universitaria, y con otros actores sociales e institucionales externos, incluyendo el Estado y el sector privado.


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